Capítulo II

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Sin importar cuánto alcohol consumas, está comprobado científicamente que no puedes terminar en un mundo completamente distinto por ello... ¿Cierto?

Los setenta habían significado una revolución en todos los sentidos. Además de la música icónica, el mundo se estaba alejando de la tragedia, y se respiraba la esperanza de un futuro prometedor.

Los padres de Taehyung, Nayeon y Seungmin. Eran solo un par de jóvenes en un país que renacía de las cenizas. Él trabajaba como carpintero, mientras ella tenía trabajos de medio tiempo, se enamoraron y tuvieron a su primer hijo. 

Eran tan jóvenes, pero muy felices con Yoongi. Los problemas vinieron cuando en poco más de dos años nació Taehyung, criar a otro niño era demasiado costoso. Por lo que tomaron la alternativa más conveniente y rápida, robaron las joyas de una casa en la que estaba trabajando Seungmin.

Con el dinero escaparon de Daegu y se establecieron en Seúl. Allí iniciaron un restaurante, que pronto se volvió en uno de los más visitados de la ciudad. Aquellos años fueron los mejores para la familia, Seungmin y Nayeon se amaban y amaban a sus hijos.

Pero la felicidad no es perpetua, si fuera así la vida no estuviera cumpliendo con su cometido.

Las personas a las que estafaron volvieron por ellos. Su madre no era ingenua, y por más que amaba a la vida en su país, sabía que no durarían mucho tiempo allí. Por lo que cuando llegó el día de volver a escapar, ya contaba con un plan. Yang Nayeon siempre fue una mujer ingeniosa y decidida pero también caprichosa.

Cuando Taehyung tenía seis y Yoongi ocho, tomaron una maleta cada uno y dejaron su hogar. Para empezar en una pequeña y remota ciudad de Australia. Los lujos y la reputación de la familia Kim no existían en esa ciudad, iniciaron desde cero y vaya que fue difícil.

Ojalá los problemas económicos hayan sido la causa para la destrucción de la familia, pero no fue así. La codicia de Kim Seungmin y el egoismo de Nayeon, resulto en dos niños que tuvieron que aprender a sobrevivir solos.

Contaban el uno con el otro para enfrentarse a un hogar roto, lleno de maltrato, mentiras y odio en vez de amor.

—¡Yoongi! Necesito ir al baño —Taehyung de siete años se escondía en la habitación de su hermano mientras los gritos en el pasillo se intensificaban con cada segundo trascurrido.

—Espera un poco más —el baño quedaba justo pasando la pelea.

No era la primera, pero si la que determino que no sería la última. Desde hace meses habían notado como la relación afectuosa entre sus padres, se marchitaba con cada grito. Pensaba que se estaban adaptando a la nueva cultura, al nuevo idioma; y como ellos se sentían agobiados por tantos cambios.

Ese par de niños pensaban que era una época dura que se acabaría pronto.

—Es una emergencia, por favor —Yoongi quería protegerlo de lo que estaba al otro lado, era consciente de que le haría daño a Taehyung, pero aun así cedió.

Años después, Yoongi seguía pensando en que las cosas hubieran sido distintas si la puerta hubiera quedado cerrada.

Tomados de la mano, dejaron la habitación y en silencio caminaron por el pasillo.

—¡Eres una maldita perra! —le grito su padre en su idioma natal—. Te cogiste a tu jefe y tienes el descaro de exigirme algo.

—Deja el drama Seungmin, tú fuiste en primer en ser infiel. Y solo te estoy pidiendo que cubras los gastos de la casa.

—Síguete vendiendo, ¿o es que lo haces gratis? —Se burló Seungmin, y esa vez estaba completamente sobrio.

Ni siquiera podían culpar al alcohol de sus posteriores acciones.

Singularity | kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora