Singularity | kookv

Capítulo V

Puedes romper las reglas del universo con tan solo un balón de baloncesto

¿Cuántas veces se debe fallar antes de lograr encestar una maldita pelota?

Una excelente pregunta que Yoongi se hacía a diario.

Su madre preocupada por su salud, ya que a él solo le gustaba pasar las tardes viendo telenovelas. Lo inscribió en un centro deportivo. Yoongi asistió en contra de su voluntad, y tras una tarde practicando atletismo, sabía que nunca más pasaría por esa tortura.

Por lo que, en vez de unirse al grupo de atletismo, termino como suplente en el de baloncesto. La mitad del tiempo repartía agua y se relajaba en la banca, y la otra mitad del tiempo le tocaba practicar técnica.

Cada posición y lanzamiento lo aprendió en un par de semanas. Pero su puntería era fatal, un total caso perdido.

O por lo menos eso le dijo su entrenador.

El chico de doce años no dejaría que un tipo de cincuenta años y calvo, le dijera de que era capaz. Por consecuencia, comenzó a dedicarse al deporte, su madre se enteró de casualidad y en vez de regañarlo, lo apoyo comprándole una camiseta con el extraño apodo que eligió: Suga.

Representaba su renacer como jugador de baloncesto, le costó un año aprender a encestar correctamente. El entrenador lo notó y lo tomo como Pivot estrella. Participó en algunos torneos, gano un par de medallas y el sueño se esfumo.

Al comenzar la secundaria Yoongi dio un giro radical. Hasta la fecha, no puede decir cuál fue el momento exacto en que pasó. Solo puede describirlo como si todo a su alrededor hubiera perdido color y sentido. Luego de amarlo, detesto el deporte.

Sus amistades se alejaron luego de los rumores, y él solo encontró un refugio en su piano.

El baloncesto había quedado como un brillante recuerdo antes de que todo se oscureciera.

Eso... antes de que la versión hormonal e irracional de su hermano apareciera.

20500 m A.L.

—Yoongi, por favor.

—Para comenzar ni siquiera debiste ir a la fiesta de Jungkook, y mucho menos involucrarme en una apuesta.

—Si no cumplo, quedaré como un payaso frente a él.

—¿Por qué te importa ello? Ni siquiera eres de este universo —Yoongi tenía toda la razón.

Taehyung debería estar concentrado en volver al primer universo, pero en vez de eso quiere cumplir con una tonta apuesta.

—A este paso, es muy posible que tenga que quedarme más tiempo del esperado. Y no voy a sepultar mi orgullo en este universo también.

—Taehyung —deja salir un suspiro—. Son las ocho y dieciocho de la mañana, y ya tengo ganas de echarte de la casa.

—Piénsalo de esta forma, si juegas estarías ayudando a la escuela.

—¿Cómo sabes que puedo jugar? —pregunto y pronto se estrelló contra el hecho de que Taehyung venía de un universo, donde si siguió su carrera como basquetbolista.

—Eres Yoongi, en algún punto tuviste que amar el deporte. Es parte de ti, el Yoongi que conozco era el mejor.

—En este universo ha pasado mucho desde que lo dejé. Y no me convence volver a ello.

—Pero...

—Necesito ir a clases. Has lo que tengas que hacer, nos vemos luego.

Taehyung se quedó en medio del pasillo desolado, sin norte alguno.