Capítulo VIII

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Las palabras de las que nos arrepentimos, pueden salvarnos en otro universo.

18098m. A.L.

La brisa fría se arrojaba contra Kim Yoongi, quien seguía caminando sin rumbo en el bosque, adentrándose cada vez más entre la oscuridad.

Se desoriento, no recordaba la razón por la que se encontraba allí. Su cuerpo se sintió extraño igual que el aire que respiraba, algo andaba mal.

Trato de ubicarse para volver a la ciudad, pero era una parte del bosque que jamás había explorado. Corrió hacia el sur esperando no haberse equivocado, la linterna en su mano era su única iluminación entre la abundante maleza y las rocas gigantes. Comenzaba a ver algunas luces a la lejanía cuando de pronto, un fuerte dolor de cabeza lo ataco hasta el punto de ponerlo de rodillas.

Y recordó.

Recordó el porqué se encontraba caminando en medio de la noche por el bosque: estaba buscando a su hermano.

—¡Taehyung! —se despertó gritando, necesitaba encontrarlo. Quito las cobijas de su cuerpo y sin siquiera ponerse las pantuflas salió de la habitación hacia la de su hermano. Abrió la puerta tan fuerte que esta se estrello contra la pared blanca, el estruendo despierto de golpe al joven.

—¿Qué te pasa Yoongi? Es sábado.

No contesto, solo lo contemplo con una gran sonrisa. Él estaba bien, a salvo con él. Tras no contenerse se abalanza sobre su hermano, abrazándolo como si este se fuera a esfumar en cualquier momento.

—¿Estás bien? —pregunta Taehyung, era muy temprano y una situación muy extraña. Yoongi era el tipo de persona que evita el contacto físico a toda costa.

—Si, no pasa nada. Simplemente estoy feliz —responde calmado pero con una dulzura, la cual no había presenciado en ese universo—. Disculpa por despertarte, sigue durmiendo.

Así es como se levanta de la cama y se retira dejando a Taehyung con otro misterio al cual darle vueltas.

El desayuno transcurrió en silencio por parte de los dos chicos, mientras su madre no dejaba de contar historias comprometedoras sobre su trabajo.

—En un vuelo hacia malta. El segundo piloto dejo su puesto para irse a la primera clase con una de mis compañeras. Claro, nadie se dio cuenta hasta que aterrizamos, según ambos se estaban sintiendo mal, se tomaron dos botellas de champagne y otras cosas que mejor no les cuento.

Ambos asintieron y se miraron entre sí antes de apartar la mirada incómodos.

—¿La pasaron bien anoche? —pregunta curiosa su madre.

Taehyung esperaba que su salida quedara en secreto.

—¿Saliste anoche Tae? —pregunta Yoongi.

Si, y te vi besándote con mi mejor amigo —piensa Taehyung. 

—¿No fueron al mismo lugar? —inquiere su madre curiosa. 

—Eh —su oración se queda en el aire mientras la expresión de su hermano cambia radicalmente.

—Imposible... —reacciona Yoongi hasta que un nombre llega a su mente—. ¿Jungkook te llevo?

—Ese no es el chico inteligente que se viste siempre de negro.

—Si —contestan al mismo tiempo. 

—Me alegra que ya tengas amigos en la ciudad Taehyun —felicita Nayeon. 

La palabra "amigo" se grabó en su mente, ni en sus sueños más locos los pensó si quiera en la posibilidad de besarse con un amigo.

Desecho aquel recuerdo. Y se enfoco en lo importante, aquel par de homo sapiens que eran todo menos amigos. Cuestión que seguía sin digerir por completo. 

Singularity | kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora