Capítulo 11

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Summer

Sentada al lado de Max, con mi barriga llena de su exquisita comida,tomo mi teléfono y me fijo en la hora. ¡Mierda, la quedada con Sarah!

Me levanto, sobresaltada, y despierto a Max, que se hallaba en mi regazo.

-Max, por favor.- digo desesperada- Llévame con Sarah.

-¿No-no te quedas? -alzo una ceja.

-Te dije que había quedado con ella.- sonrío y le beso la mejilla- ¿Quieres qué vuelva luego?

Pone un puchero y asiente repetidamente.

Coge las llaves y me hace una señal con la cabeza para indicarme que nos vamos.

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-¡Sarah, bebé mio, ven aquí pequeña! - río por todos los motes que le he puesto y me acerco a ella. - Tengo demasiadas cosas que contarte, gorda.

-¿Ah si? - me pasa un brazo por los hombros- ¡Pues ya tardas!

Me fijo en ella, y algo ha cambiado. Parece distinta.

Siento que no estoy dedicando demasiado tiempo a mis amigos. Aunque, ¿desde cuándo me ha importado a mi eso? Me rio mentalmente, y hago un pequeño recordatorio de consultarlo con la almohada.

-¿Sarah? Estás extraña. -le sonrio incómoda. Como siempre, mi capacidad de ir al grano me sorprende.

Ella se queda quieta, vacilando lo que me va a decir; por su postura, intuyo que me quiere mentir, pero lo está cavilando demasiado. Yo, que soy de todo menos ingenua, alzo una ceja y me planto delante suyo; A mi no me miente ni mi hermano, joder:

-Si me vas a mentir, ahórratelo; a ambas nos quitará tiempo que no tenemos. ¿Y bien? -la miro fijamente, intentando encontrar a mi mejor amiga, pero en lugar de eso encuentro un sentimiento muy común en mi: odio.

-¿Soy yo la que miente? Hija de puta -me grita y me empuja- Max siempre fue mío -me mira con rabia y se va, marcando con sus ¿tacones? ¿Quién coño es esta tía y dónde está mi mejor amiga?

La observo marcharse, y cabe decir que no se gira, y por su pose petulante, intuyo que no va a volverse.

Se me cristalizan los ojos, y voy al gimnasio, a ver a la única persona que me ha visto llorar. Mi entrenador.

En cuanto me ve entrar, Frank corre hacia mi, y me envuelve en sus brazos. Señalo su oficina y ambos entramos.

-Summer, ¿necesitas hablar de eso?-hace aspavientos con las manos, para expresar mi estado de ánimo. Asiento repetidas veces, pero no digo nada, y él respeta mi silencio.

Miro hacia todos los lados, encontrando este sitio tan familiar. Aquí es donde encontré mi lugar, y donde siempre tendré mi lugar. Quiero trabajar y morir aqui.

Observo por la ventana que hay al gimnasio, y no es otra mi sorpresa que encontrar a Abbigail con Will aquí. Él le está enseñando como golpear al saco.
Me río levemente por ello, porque lo hace de forma algo neandertal, ya que su deporte es el fútbol, ni de coña este.

Me limpio las lágrimas y dirigo mi mirada por fin a Frank.

-He peleado con Sarah, por un chico que pensaba que ella ni conocía, y resulta que cr-creo -tartamudeo al decirlo- que creo que me gusta -susurro. Frank me da la mano y la aprieta parentalmente.

-Summ, es normal, muy normal -recalca el muy- que a esta edad comiences a tener sentimientos por los chicos. Y respecto a Sarah. ¿Qué decir de esa chica? Sabes que siento decirte esto, y que pese a que te lo haya dicho tantas veces, no lo reconoces. No es la que parece. A mi, personalmente, no me cae bien. Siempre me ha parecido que este no es su lugar. -alzo una ceja, como pidiendo una explicación. - Proviene de una familia acomodada, e intenta ser como nosotros.

Creo que desde que conozco a Frank, y eso es mucho decir, ya que hace muchísimo, es la vez que más ha hablado conmigo en toda su vida. Y ha logrado dejarme sin palabras, algo extraño en mi.

-Y, ¿qué me dices de ellos? -señalo divertida a Abby y a mi hermano.

-¿Qué quieres que te diga? -ríe - Son muy buenos juntos, y se ve que se quieren. -se levanta y me tiende una mano- Vamos, no los mires más que sé que me pedirás entrenar, y hasta el fin de semana, debes de dar por hecho que no te dejaré. -ambos reimos y me despido de él.

Salgo a la calle, y tras aspirar el comienzo de lo que será un caluroso verano, le envio un mensaje a Max avisándole que voy hacia su casa.




Del sarcasmo al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora