Capítulo 1

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- Siiii - Jadeaba una voz femenina en la cima del placer, su cuerpo vibraba con los últimos espasmos del fuerte orgasmo regalado, definitivamente la mujer a su lado sabía a la perfección lo que hacía

- Momo, te amo - Susurró atrayéndola y depositando besos cortos en sus labios

Hirai Momo se retiró incómoda.

Cuando la nube de placer se disipa, la realidad te golpea.

- Dahyun, me dejé llevar... - Musitó tapándose sus expuestos pechos - Esto no cambia los planes de divorcio - Terminó de decir

Se levantó rápidamente y envolvió su cuerpo desnudo con la sábana.

- Claro, me lo dices después del tercer orgasmo - Gritó al verla encerrarse en el baño - Y yo... ni siquiera me tocó - Pensó amargamente

Tomó la almohada de su mujer e inhaló su agradable aroma, no quería perderla, pero Momo ya no era feliz a su lado, y eso le dolía como el infierno.

Pasaba sus días pensando en qué momento su matrimonio se vino abajo.

Quizás fue cuando le reprochó por embarazarse, aquello afectó mucho a su mujer.

Le pidió que la comprenda, tenían 22 años y recién llevaban un mes de casadas, la llegada de un bebé era tan inesperado.

Sus pensamientos descansaban sobre disfrutar como pareja esos primeros años de matrimonio, luego los niños, sin embargo, su esposa quería las cosas diferentes.

Recordaba esa noche durante la cena "Estoy embarazada, me hice la inseminación".

La noticia le cayó como balde de agua fría, estúpidamente se enojó y la lastimó.

Se odió cuando la vio llorar.

Con el pasar de los días digirió mejor la noticia, se dio cuenta que sería madre y que su pequeña familia empezaría a crecer.

Lo primero que hizo fue buscar el perdón de la nipona y prometerle que intentaría ser la mejor madre para ese bebé.

Tal vez la herida que le causó a su esposa no sanó.

- Mamá - Oyó la tierna vocecita al otro lado de la puerta, rápidamente se vistió con su bóxer y la bata de dormir que yacía en el piso

- ¿Cómo está la niña más hermosa del planeta? - La cargó en sus brazos y la llevó hasta la cocina

- Tengo hambre - Bostezó perezosa la pequeña, restregó sus ojitos y sonrió hacia su madre

Dahyun acarició la carita de su angelito de cuatro años.

Su llegada fue inesperada, pero era feliz con su existencia, sus ojos se aguaron al caer en cuenta de que, si se divorciaban, no vería a esa hermosa niña a diario, pese a lo extenuante de su trabajo, procuraba llegar un tiempo para acostarla y cantarle su canción de dormir.

Con cuidado la sentó en su silla y empezó a preparar una de sus especialidades panqueques, mientras los preparaba volvió a sentirse abatida, la palabra divorcio solo le pinchaba el corazón.

Momo se quedó observándolas tras la pared.

Su esposa y su hija jugaban mientras la primera cocinaba y la menor la veía con felicidad.

Le iba a partir el corazón a Yeri cuando ellas se separarán.

- Mami, ven - La llamó la pequeña ojimarrón al descubrirla

Se sentó junto a su hija y agradeció por el desayuno que le puso en frente - ¿Tú no comes?

- No tengo hambre - Respondió sentándose junto a las mujeres más importantes de su vida

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