Capítulo 5

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Pov Dahyun

Mis ojos se abren de la nada, pestañeo un par de veces y caigo en cuenta de que es de madrugada.

Exactamente las cuatro de la mañana me confirma el reloj, quiero gritar de frustración al no poder dormir un poco más.

Alrededor del último año esto me viene sucediendo con frecuencia, ni siquiera los fines de semana puedo quedarme más tiempo en la cama.

Harta por la situación me levanto y cepillo mis dientes antes de dar inicio a mi rutina de ejercicios que se ha convertido en mi mejor desahogue.

Una vez que el sol ya alumbra la ciudad, me detengo y voy a ducharme, me pongo uno de mis trajes y salgo en mi automóvil directo a la oficina, no me despido ya que a las seis y media de la mañana nadie está despierto en casa.

Lo bueno de madrugar es que no me coge el tráfico infernal que habrá una hora después.

Llego en casi veinticinco minutos y estaciono en mi lugar, me percato del lujoso auto que se va retirando, no lo he visto antes, saco mi cartera y enciendo la alarma de mi carro, saludo a los guardias del edificio quienes ya no se sorprenden al verme tan temprano.

De mis tres semanas aquí en "The Kim's", solo un lunes llegué a las nueve y fue el día de mi reintegro.

Dejo mis cosas en mi oficina para luego bajar un nivel en el ascensor y llegar al comedor del personal, idea de mi madre.

Cosas como éstas amo de ella, siempre nos ha enseñado lo importante y fundamental que es tener empleados bien cuidados, y bien pagados, promueves que valoren trabajar contigo.

Al entrar percibo unas cuantas personas, pero una en especial.

Vestida con jeans ajustados a sus perfectas curvas, capta mi atención.

Desde el día en que la acompañé al ascensor, no he vuelto a hablar con ella, aunque eso no quita que la haya observado.

Cada que doy una vuelta por el estudio de modelaje, no paso de ella.

Su trabajo es formidable, derrocha elegancia y sensualidad, pero también dulzura e inocencia, lo que prácticamente le hace imposible a cualquier mortal, ignorarla.

- Te recomiendo los panques con un toque de jalea de fresa - La sorprendo mientras me acerco con mi charola para disponer de mi desayuno

Ella se gira y tan pronto hace contacto visual conmigo, se sonroja, ¡Demonios! No puedo negar que aquello me gusta, cada que nuestras miradas se topan, su sonrojo aparece.

- Hola - Su agradable voz sale acompañada de una pequeña sonrisa, sonrisa que desde que la conocí, he aceptado que es una de las más hermosas que he visto - ¿Tan temprano? - Pregunta curiosa

- Yo siempre llego a esta hora - Levanto los hombros restándole importancia - A ti es la que no he visto antes de las nueve de la mañana - Digo burlona

Ella se ríe levemente - Touché – Acepta, antes de que podamos decir algo más, la asistente de la cocina nos pregunta qué comeremos y la cantidad a servirnos

- Cinco tortitas - Pide como si nada, y evade mi ceja alzada en clara señal de asombro - Y un chocolate caliente - Una vez servida su comida, vuelve a verme y me guiña un ojo, acción que he notado la usa seguido

Se sienta en una de las mesas del final, y una vez obtenida mi porción de frutas con granola encima, mi café y mi vaso con jugo, voy tras ella

- ¿Puedo? - La interrogante sobra porque ya me he sentado, Sana rueda divertida sus lindos ojos y comenzamos a desayunar, de vez en vez nos robamos miradas

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