Capítulo 11

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Dahyun yacía acostada en la cama meditando de cuán buena estaba siendo su vida.

Se sentía útil, valorada, querida, pero sobre todo había recuperado la confianza en sí misma.

Sonrió emocionada por el proyecto, en estos meses habían hecho grandes avances, tenían listo el local y el lugar de fabricación, la mano de obra seleccionada se encontraba en entrenamiento, la materia prima y las negociaciones de ésta ya las habían conseguido.

Los bocetos de la primera colección, Sana los tenía hechos, y el grupo de diseñadores ya estaba escogido.

La sensación de plenitud la embargaba por completo.

Otra buena noticia en su vida fue reencontrarse con Jihyo, aquella pequeña mujer era toda una ayuda.

Su eficiencia como asistente y sus conocimientos en el campo contribuían a ir viento en popa, quien también seguía poniendo su grano de arena era Somi, su cuñada era una de las pocas mujeres que realmente apreciaba.

Su calidad de ser humano era escasa en estos tiempos, y el amor con el que empujaba a su hermana a cumplir sus sueños no tenía comparación.

Estaba agradecida con las dos, así como siempre agradecería a Mina y a Chaeyoung, y a su rayo de sol, su Minatozaki Sana.

Sana, dos consonantes y dos vocales, un nombre que representaba el nuevo comienzo, la nueva vida, así como el nuevo amor.

Nunca pensó que sería capaz de volver a enamorarse y que los sentimientos sean más intenso que la primera vez.

Quizás surgieron raudos por lo especial que la castaña era.

Nunca conoció a alguien tan joven llena de las ambiciones más nobles, lo mejor es que no solo era una idealista, sino que trabajaba duro por cumplir con cada meta que cruce por su mente, era una líder nata a nivel profesional, y un espléndido ser humano a nivel personal.

No era perfecta, poseía varios defectos sin embargo ninguno de ellos hacían que la ames menos.

Amarla.

Se dio cuenta que la amaba días posteriores al primer "Te quiero"

Cada minuto confirmaba lo que sentía, anhelaba pasar todo su tiempo con ella, pero sobre todo buscaba el bienestar y la felicidad de la menor, fue en ese instante que reconoció el sentimiento, amor.

Ella ya había amado, pero se sentía todo nuevo y más fuerte que la primera vez ¿Cómo era eso posible? Cual sea la respuesta no importaba, lo importante era ser feliz a lado de la mujer de quien se enamoraba cada día más y por quien su amor crecía.

Con la seguridad de sus sentimientos y las raíces de éstos, deseaba con todo su ser convertirla en su esposa y si todo marchaba conforme lo previsto, lo haría muy pronto.

- ¿Puedo acostarme contigo?... Tengo frío - La sorprendió Sana subiendo a su cuarto.

Verla vestida con esa sencilla blusa negra y un pequeño short que exponía sus largas piernas, cuestionaba seriamente si sería buena idea.

- Sí - La repuesta salió inmediatamente de sus labios, se hizo a un lado y abrió la cobija para invitarla a acostarse.

Apenas inhaló el olor a frutas de su cabello, el agradable perfume natural de su cuerpo junto con la calidez, se sintió perdida.

De por sí su novia le resultaba tentadora, peor en este momento.

Sana rápidamente buscó el calor corporal de su novia, el frío en esos meses era arrollante y ahora que tenía una pareja que mejor manera de protegerse en los brazos de ésta, eso y pese a que solo se separaban para dormir, ya la extrañaba.

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