Dahyun yacía sentada a un lado de la cama esperando a que Sana saliera del baño.
Suspiró rememorando en lo intenso que había sido el día, por un lado, el convertir a Sana en su esposa la tenía feliz y ansiosa, quería casarse ya, y, por otro lado, el reencuentro con su familia.
No supo de ellos hasta ahora, y debía reconocer que no estaba en sus planes volver a verlos, pero el susto de perder a su madre la hicieron aceptar que, pese a todo, eran eso, su familia.
Probablemente la rechazarían otra vez, y dolía mucho, sin embargo, la compañía de Sana en el viaje sería su pilar.
- Hey - Llamó la japonesa, sacándola de sus pensamientos, ni siquiera se percató cuando cerró la puerta del baño - ¿En qué piensas?
- En que decidiste estar conmigo para siempre - Sonrió juguetona, extendió su mano, invitándola a sentarse sobre su regazo, en el fondo de su corazón deseaba con todas sus fuerzas que esta vez su matrimonio no fracase.
Sana rió juntando sus frentes, estaba feliz.
Compartieron en silencio por minutos, disfrutando el momento tan acogedor e íntimo que se estaba creando.
La armonía de sus respiraciones, el calor de estar en los brazos de la otra, hacían que quieran congelar el tiempo.
Sintió los tibios labios de Dahyun posarse sobre los suyos, su corazón dio un vuelvo como cada vez que la besaba, era la única persona a lo largo de su vida, que logró y lograba estremecerla con un simple toque.
La coreana movía su boca en un beso calmado, dulce, dándole ligeros mordiscos, procuraba transmitirle todo el amor que sentía.
La atrajo más posando su mano en la nuca y la sorprendió gratamente la intervención de la lengua traviesa de su novia.
Aquellos besos amorosos comenzaban a despertar el hambre que cargaban desde hace tiempo en su interior, la necesidad de la otra era traducida en carias demandantes, bocas voraces y alientos calientes entre mezclándose.
Repentinamente, la mayor se alejó.
- ¿Qué... sucede? - Sana preguntó agitada, su sonrojo, en juego con sus labios hinchados, reflejaban la sensualidad personificada al parecer de Dahyun - ¿Dahyun?
- Lo siento, yo... no sé si es el momento adecuado... y... - De pronto se sintió culpable, anhelaba hacer el amor con Sana, sin embargo, su madre estaba en el hospital, además de la auto imposición de esperar hasta la boda - Quizás exagero, pero...
- No lo haces, pronto volaremos a ver a tu madre, así estarás más tranquila - Irrumpió anticipando su preocupación.
- También es por... - Dahyun hizo un mohín gracioso a los ojos de la japonesa - ¡No te burles! - Regañó avergonzada, no sabía cómo explicarse.
- Es por tu rostro - Se excusó aguantándose la risa, envolvió sus brazos alrededor del blanco cuello incitándola a continuar - Cariño...
- Creo que puedo esperar... hasta la boda - Confesó apenada.
Sana se quedó muda por unos largos segundos.
Escudriñó los orbes negros frente a ella antes de hablar.
- Quiero hacer el amor contigo esta noche - Articuló seria presionándose contra la dura intimidad debajo suyo, vislumbró de primera mano el desea atravesando nuevamente los ojos de Dahyun - Pero... podemos esperar hasta la boda - Susurró contra la boca entreabierta de la mayor.
Dahyun tragó en seco reflexionando para sí misma.
Ambas se amaban, ¿Por qué privarse al anhelo que tenían?
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Renacer
RomanceTienes esa parte de tu vida donde por amor fuiste salvajemente lastimada. Pero luego pese a que corre el riesgo de que vuelva a ocurrir, te atreverás a amar de nuevo.