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005. Perseus va a ver al Oráculo y sorpresa, sorpresa, ¡me acoplo a la misión para recuperar el rayo de Zeus! ¡Yuju!

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Mary

Intenté por todos los medios que Percy no se sintiera fuera de lugar. Cuando creía que empezaba a acostumbrarse a su nueva situación, todo se desmoronó. Si ya antes la gente le hacía el vacío por ser nuevo, entonces era mucho peor. Los campistas se apartaban de él, no querían tener nada que ver con el nuevo hijo de Poseidón que había atraído dos monstruos en una semana. Quirón trasladó a Percy a la cabaña 3 a la mañana siguiente de ser reclamado. En las cenas y comidas se sentaba solo en su mesa, y se le veía deprimido. Yo quería ir con él y acompañarlo, porque era su amiga, pero me era imposible, pues estaba prohibido comer en una mesa que no fuera la tuya.

Nadie mencionaba al perro del infierno que casi me mató frente a Percy, pero todos murmuraban a sus espaldas que él era el culpable. Desde lo que le había hecho a la cabaña de Ares, los hijos de Hermes se ponían nerviosos en su presencia, y a pesar de que las lecciones de espada las hacían juntos, Luke comenzó a darle clases particulares solo a él.

Annabeth se había vuelto loca. No dejaba de contarme que Percy era una señal y que pronto habría una misión. Cuando la visitaba, era lo único de lo que hablábamos.

-Mar, él es el elegido. Oh, por los dioses, voy a ir a una misión, estoy segura. Tengo que planear algo- decía, y yo suspiraba.

Mientras tanto, yo seguía teniendo sueños sobre el rayo de Zeus. Estaba segura de que eso iba a acabar mal si no lo resolvían los dioses. Intenté no pensar mucho en ello. Quizá si no le daba importancia, desaparecería de mi cabeza. Intenté distraerme tirando al arco con Lee Fletcher, pero nada funcionaba.  

Yo creía que alguien le tenía manía a Percy. Un día, cuando íbamos juntos a su cabaña, nos encontramos un periódico del New York Daily News abierto por la página dedicada a la ciudad. Como título ponía:

"UN CHICO Y SU MADRE SIGUEN DESAPARECIDOS 

TRAS EXTRAÑO ACCIDENTE DE COCHE

POR EILEEN SMYTHE"

Percy apretaba los nudillos con cada palabra que leía. En él contaba que Sally y él habían desaparecido mientras estaban de vacaciones en Montauk y que se había encontrado el Camaro que llevaban destrozado. Gabe, el padrastro de Percy, aseguraba que su hijastro era problemático y tenían una hipótesis de que Percy era sospechoso de la desaparición de su madre. Y como bien idiotas que eran algunos periodistas, se lo habían creído todo. ¿Cómo podía un niño secuestrar a su madre? Era algo imposible.

𝑫𝑨𝑵𝑫𝑬𝑳𝑰𝑶𝑵𝑺 || 𝐏𝐞𝐫𝐜𝐲 𝐉𝐚𝐜𝐤𝐬𝐨𝐧 (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora