15

7.3K 393 9
                                    

Molly
Dos Años Atrás

Ya eran habituales sus golpizas, tantas que ni siquiera podía ir a la universidad, tantas que no podía presentarme ante papá y pedir su ayuda. Él lo había dejado bien claro, si iba mi familia iba a caer en la bancarrota.

Y sabía perfectamente que mis padres sin dinero no podían vivir. En sus mentes eso siempre fue lo principal, tanto así que nunca estaban para mí en momentos importantes de mi vida.

Empezando por mi madre, que siempre estaban con sus amigas en salones de belleza o haciendo reuniones de sociedad por alguna parte de la casa. Yo las evitaba a toda costa, odiaba pasar tres horas hablando de una jodida marca de ropa o de no se que joya nueva.

En fin, ella cuando no estaba trabajando en el hospital, estaba ocupada en esas supuestas "cosas importantes". La cosa es que nunca estaba. Y mi padre, como ya había dicho llegaba a las tantas o se pasaba semanas en viajes de negocios. Casi nunca lo veía.

Ese era el centro de su vida, las cosas materiales. Y si yo ponía en juego eso, sabía que nunca me lo perdonarían, sabía que me odiarían de por vida. Si esas fotos llegaban a la presa nuestra familia y su reputación se iba a la mierda.

Así que me mantuve callada, en silencio, aguantado todos los días a ese Dereck que tanto odiaba. A veces me escondía antes de que llegara, pero siempre me encontraba. Y me daba más golpes.

No solo era el maltrato físico sino que la violación en sí , le tenía tanto asco que cuando terminaba, así de rota iba y me duchaba con el agua más caliente que pudiera soportar. Necesitaba ducharme, sentirme al menos por un rato limpia, de sus manos, de sus besos. Lo odiaba, lo odiaba con todo mi ser.

Pero ese día todo cambió. Ese día me levante y noté que hacía más de una semana que tenía de atraso en el período. Y me asusté, obvio cuando él abusaba de mi ni siquiera usaba un condón y yo no tenía cabeza para tomarme la píldora del día después. Mucho menos para ir a por los anticonceptivos que antes tomaba.

Las pastillas se me acabaron hacía dos meses y yo no salía de casa, tenía la cara demacrada por los golpes. No quería que me vieran así.

Tomé la muestra y la lanzé a la basura. Y comencé a idear un plan para escapar lejos de él. Con un bebé en mi vientre creciendo no podía seguir permitiendo los golpes. Antes pensaba que quizá me los merecía y por eso lo hacía, pero desde ese día me propuse pensar en mi bebé, en mi pequeño, que no se merecía ser criado en esta mierda.

Jamás le diría a Dereck, no sabría cual sería su reacción. Dereck el último año juntos, todas las mañanas se levantaba bastante cuerdo, yo ni siquiera lo miraba. Él no cruzaba palabras conmigo, ni siquiera una mirada de arrepentimiento por lo que hacía todas las noches anteriores. Solo se arreglaba y se iba al trabajo. Regresaba ebrio a torturarme todas las malditas noches. Y así fue por bastante tiempo.

Revisé mis cuentas bancarias y veo el dinero que mi padre me regaló el día de mi boda. Eran como dos millones de dólares, suficiente para irme bien lejos. Preparé todo, una pequeña maleta con mi ropa y una mochila con cosas necesarias que pensé que podría necesitar en el viaje. Pensaba por lo menos ir a Australia o a Reino Unido aún no lo tenía bien claro. Escaparía antes de que él regresara.

Me puse unos simples jean gastados, una chaqueta de mezclilla a juego y bajo esta un pulover negro, unas botas negras, un par de gafas y la gorra. Trataría de pasar desapercibida de las cámaras de los lugares.

Tomé las cosas y en el mismo momento que voy a salir de la casa llega él a toda prisa directo hacia mí. Dereck mira mis ojos con furia y luego desvía la vista a las maletas. Yo palidezco del miedo, del miedo a lo que sea capaz de hacerme. Dereck se me viene encima con una cachetada que hace girar mi mejilla.

AtándonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora