Molly
Es casi una súplica lo que sale de mi garganta. Tohbías se me viene encima con gran ímpetu. Viene a por mis labios, debora con intensidad mi boca, chupa y juega con mi lengua y yo le sigo el ritmo. Su boca baja a mi cuello, me eriza toda la piel, mi cabeza da vueltas disfrutando del placer que siento.
Comienza a quitar con impaciencia mi vestido de pijama. Me quedo solamente en bragas ante sus ojos. Estos me devoran con la mirada, mis pezones están duros y siento la creciente humedad entre mis piernas.
—Recuestate en el borde de la cama y abrete de piernas —indica Tohbías.
Hago lo que me pide sin rodeos, me excita ver cómo me observa, como me hace sentir. Me recuesto y abro las piernas con suavidad, mi corazón no para de vibrar en mi pecho.
Tohbías se para entre mis piernas y me mira a los ojos.
—Eres preciosa nena —habla con voz entrecortada y se inclina a quitarme las bragas.
Al quedar expuesta ante él, se agacha entre mis piernas poniéndolas sobre sus hombros. Comienza a chuparme la parte interior de mis muslos, yo me retuerzo de placer y gimo en consecuencia a lo que siento.
Sus manos sostienen mis caderas y su nariz roza mi intimidad con lentitud. Suspiro retorciéndome y él de un impulso se lanza en mi sexo.
Chupa, desliza su lengua de arriba a abajo y se prende en mi punto mas sensible de ese lugar. Su lengua hace magia, traza círculos, va de dentro a fuera, me penetra suavemente y me vuelve loca de la forma más deliciosa que exista. Yo jalo vez tras vez su cabello alborotado.
Una de sus manos agarra fuertemente mi cadera y la otra me manosea una teta. Yo soy gelatina bajo su boca que hace maravillas, gimo mientras siento como un calor abrasador crece en mi vagina y de pronto Tohbías frena lo que estaba haciéndome y lo veo ponerse de pie. Mi sexo reclama la interrumpida atención.
Me inclino en la cama y veo como Tohbías comienza a quitarse su bóxer mostrándome su cuerpo definido y musculoso. Veo su erección como me apunta y yo la miro embobada y loca por probarla. Él ve mis intenciones y sus labios tuercen una sonrisa
—Nena no creo que aguante si me la chupas ahora, quiero correrme dentro de ti —dice él con la voz ronca mirándome a los ojos y tocándose su polla.
Me dejo caer otra vez en la cama y él se lanza sobre mí
, clavándome de una estocada.¡Dios! ¡Delicioso!
Tohbías se comienza a mover lentamente y yo estoy volviéndome loca, horita no me dejó terminar y sé que lo hizo para que fuese mucho más fuerte el orgasmo. Su velocidad va acelerando y acelerando cada vez más.
Siento nuevamente mi sexo apretarse y crecer un fuego gigante en ese pequeño lugar. Me besa los labios con pasión pero no se queda ahí, baja a mi cuello y se queda en mi oreja, me vuelve loca. Son un conjunto de sensaciones juntas, puntos sensibles que hacen que no tarde en estallar.
Me rompo en pedazos y él lo hace junto conmigo. Sudados y satisfechos nos quedamos dormidos casi al instante de terminar.
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Al abrir mis ojos observo como la luz del día entra a duras penas por las cortinas de la habitación. Estoy acurrucada sobre Tohbías, debe ser temprano para que él no se haya levantado aún. Y sonrío al recordar lo que sucedió anoche, hicimos el amor, Tohbías me hizo el amor, sin demonios o sombras atormentándome.
Veo que abre lentamente los ojos y yo le doy un suave beso en los labios, él me lo devuelve y me llena la cara de tiernos besos. Se sube encima de mí y esa mañana volvemos a hacer el amor, de forma lenta y suave.
Al Tohbías irse al trabajo y yo dirigirme al centro comercial para comenzar a comprar las cosas para el bebé, me adentro a varias tiendas. Compro juguetes y varias ropitas de colores que no definieran sexo. Hoy es lunes y el viernes iríamos a saber el sexo.
Al salir de la última tienda con Malcom cargando todas las compras, nos dirigimos al café del centro. Pido uno para mi y para Malcom que debe estar cansado, el pobre, tener que andar todo el tiempo tras de mí en tiendas y mercados.
Sentada y disfrutando de mi café entra en el Ellie, luce un vestido super corto de color azul cielo , con un par de zapatillas de marca y un bolso a juego. Su cabello rubio largo hasta las nalgas y un par de gafas de diseñador, esta las baja y sus ojos azules me miran.
Veo que dirige sus pasos hasta mí y sonríe hipócritamente, mientras jala la silla frente a mí sin mi permiso y se sienta. La miro frunciendo el ceño, no es que la deteste, al contrario, sentí pena por ella y el plante que le dio Tohbías.
—Hola, ¿cómo estás? —saluda de forma dulce y sonriendo.
—Bien —concuerdo amable.
—Espero no interrumpirte, pero te vi y creí necesario acercarme y decirte que no te odio —comenta ella.
—Vaya, que bueno saberlo —expongo con leve sarcasmo, a veces puedo ser odiosa y en ella hay algo que no me transmite confianza.
—A pesar de que me haya engañado contigo no tengo nada en tu contra, hasta podríamos ser amigas —habla con su sonrisa plástica, pues se nota de lejos que sus labios no son naturales.
—Yo tampoco te odio y gracias por tu sinceridad —digo y me levanto, no tengo ganas de hablar sobre Tohbías con su ex.
Ella se pone de pie y observa alguna de las bolsas de compras y dice:
—Deberías saber que Tohbías odia la marca Nike, después de tener un problemita con el hijo del dueño de la compañía, nunca más ha usado nada de ellos —expresa ella de forma fanfarrona y yo la fulmino con la mirada, no debe meterse en mis asuntos, lo suyos no me interesan a mí.
—Esa bolsa de compra es para mí y gracias por la información, pero le compro a mi esposo lo que se me venga en gana —bufo sin levantar la voz, con una sonrisa tan hipócrita como la de ella.
—Luces muy... ¿Confiada? llamándolo esposo, pero cuidado, quizá te haga como a mí —dice bajo y ni siquiera me giro, salgo del lugar.
¿Qué querrá decir?
Algo en mi pecho se aprieta y es verdad que contra esas cosas no puedo competir, ella sabe mucho más que yo sobre él, compartieron años juntos. Pero cuando la tengo cerca algo dentro de mí se desata, me da rabia y celos todo eso.
Llego al apartamento y ya Tohbías está aquí. Malcom deja las bolsas en la sala y yo entro directo a la habitación con un humor de perros, Pelusas me hace caricias en las piernas mientras me pongo una ropa más cómoda.
Tohbías entra y en su cara veo que algo anda mal. Tomo el mando y cuando voy a prender la tele, Tohbías me lo arrebata y dice:
—Amor me dejas explicarte primero —pide suplicando con la voz rota.
¿Qué? ¿De qué rayos habla?
—Te juro que no es lo que crees, no sucedió nada ....
—¿De que mierda hablas Tohbías? —mascullo y lo interrumpo.
Tomo bruscamente el mando y prendo la tele.
"Tohbías MacAdams, tendrá un segundo hijo y nada más y nada menos que de la bellísima Ellie Bhenet, así lo confirmó ella en la entrevista ayer..."
Veo fotos de él con ella besándolo, su cara no se le ve pero sé que es él, pues ella esta a horcajadas sentada sobre él y lo único que se ven son sus manos sobre el sofá.
"Momento íntimo que captaron juntos hace solo tres días atrás..."
Por mis mejillas comienzan a caer lágrimas mientras miro fijamente las imágenes en la tele.
Tohbías se me pone enfrente y dice:
—¡Déjame explicarte Molly, no es lo que crees... —suplica y le voy una fuerte cachetada.
Mi corazón estalla en mil pedazos dentro de mi pecho, siento su sangre correr y cómo se detiene su palpitar ahogándome en un profundo dolor en segundos.
¡Nunca debí abrir mi corazón otra vez!
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Atándonos
RomanceMolly decide hacerse la inseminación artificial para lograr su sueño, su sueño sin necesidad de un hombre. Debido a todo lo que le sucedió en el pasado ella quiere comenzar de cero con una criatura que la ame como nadie ha hecho. Tohbías McAdams un...