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Pues no había sido una pesadilla, ¿y ahora que se supone que tenía que hacer? Bajar y decir ¿Buenos días?, si es que conseguía bajar sin perderme.

-Señorita maya, la vengo a acompañar al comedor- hablo Diago a través de la puerta con el tono amable.

-Enseguida voy- respondí mientras intentaba ponerme algo ¿Decente?, Porque ahora mismo creo que hasta el jardinero podría utilizarme de espantapájaros, una vez que salí de mi habitación, Diago me guío hasta lo que suponía que sería el comedor, si mi habitación era grande, no os podéis imaginar lo grande que era esto.

- ¿Por qué la has traído aquí? - Dijo él con ese tono autoritario y frío.

-A partir de hoy nunca más comerá solo- le respondió Diago, noté un brillo extraño en los ojos del príncipe, que no supe identificar, pero enseguida lo cambió por otro soplido como el de ayer por la noche, aunque no reprochó el comentario de Diago.

-¿Quiere algo en especial, señorita?- preguntó una de las personas que estaba sirviendo la comida.

- ¿Tenéis tarta de cereza? - pregunté, si mi madre estuviera aquí seguramente me estaría mirando con cara de reproche, tengo una obsesión poco sana con la tarta de cereza, vi cómo se alejaba y empezaba a cortar un Cacho de lo que enseguida identifiqué como esa exquisita tarta, escuché otro soplido, y levanté mi cara para mirarlo.

-Encima de molesta tiene malos gustos- escuché que decía en tono bajo mientras bufaba

- ¿Perdón? - ¿Quién se creía que era él?

-Diría que estás perdonada, pero yo no perdono- me respondió, a la vez que escuche una risa, gire un poco la cabeza para ver quién era al que le hacía tanta gracia esta situación, y pude apreciar cómo Diago intentaba disimular su risa agachando la cabeza.

-La tarta de cereza es lo mejor que hay- comenté con orgullo.

-Dirás lo peor, la tarta de frambuesa es lo mejor que hay, no hay punto de comparación, y fin de la discusión- ¿Si era tan mala porque la tenía el su mesa?

Preferí no comentar nada más, pero estaba claro que esta discusión no había acabado, ¿Preferir la tarta de frambuesa antes que la tarta de cereza?, si no estaba justificado como pecado debían añadirlo.

Una vez que el príncipe acabo de comer se levantó y se fue sin despedirse, qué mal educado, yo preferí irme a la biblioteca, y no sé cuándo para tiempo pasé ahí, pero tampoco me avisaron para comer, estaba tan centrada en el libro que ni siquiera ...

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Una vez que el príncipe acabo de comer se levantó y se fue sin despedirse, qué mal educado, yo preferí irme a la biblioteca, y no sé cuándo para tiempo pasé ahí, pero tampoco me avisaron para comer, estaba tan centrada en el libro que ni siquiera me di cuenta de que alguien más había entrado a la biblioteca, vi cómo escogió un libro con su postura elegante, y se sento en una silla no muy lejos, pero Tampoco muy cerca, vi como de vez en cuando levantaba la mirada, y hacía un intento de querer hablar, pero siempre volvía a agachar la cabeza y seguía leyendo

-Es que... ¿En serio? - Dijo levantando la vista y mirándome- ¿De todos los libros que hay tenías que escoger?

- ¿Qué tiene de malo? - Pregunté.

- ¿Qué tiene de malo? - hizo una pausa dramática- es una novela de romance.

-Sé leer- no era estupida, sabía que era una novela de romance, lo ponía en la portada

- ¿Quieres que te aplauda o algo así?- Me contestó, ¿por qué siempre ponía mis palabras en mi contra?

Volví a agachar la cabeza para seguir leyendo, no me apetecía volver a escucharlo, y sin darme cuenta me salió 1 de sus soplidos que siempre hace, lo miré de reojo y parecía divertido con esa situación, pero no sé si se reía de lo que estaba pasando o si se reía de mí.

- ¿De qué te ríes? - Pregunte, y enseguida cambió su expresión a una fría como la de siempre.

-No digas bobadas, yo no estoy haciendo tal cosa- Dijo ofendido.

-Si tú lo dices- balbuceé sonriendo y volví a agachar la cabeza para seguir con la lectura, Noté que se me quedó mirando unos segundos para después agachar la cabeza igual que yo y seguir leyendo, después de un rato noté que no podía concentrarme y que no estaba disfrutando verdaderamente la lectura, así que dejé el libro en una mesita que estaba al lado y me levanté para irme al jardín, iba a salir justo cuando Noté que tiraban mi mano.

- ¿A dónde vas? - Preguntó con curiosidad.

-Al jardín- le respondí secamente.

-Voy contigo- dejo el libro en la mesita que tenía al lado y se levantó, ni siquiera dudó en esperarme y comenzó a avanzar hacia las puertas que salían al jardín, Estuvimos un rato en silencio hasta que me preguntó.

- ¿De dónde has sacado esa pulsera?-comento mirando mi muñeca.

-Me la regaló un amigo de la infancia- respondí sin saber muy bien por qué me lo había preguntado.

-¿Cómo se llamaba su amigo? - ¿Y a él que le importaba?

-No lo recuerdo. - conteste.

-Entiendo- respondió pensativo.

-Ahora si me disculpas, estoy muy cansada- dije para después dar media vuelta y comenzar el camino hacia mi habitación.

- ¡Pero todavía no han servido la comida! - me gritó para que lo escuchara pero lo ignore.

Cuando desperté, me di cuenta de que era tarde, pensé en seguir dormida, pero mi estómago necesitaba comida, así que me levanté e intenté encontrar el camino a la cocina, Todo iba bien hasta que en medio de la oscuridad volví a chocar contra algo, y enseguida pude reconocer ese algo.

- ¿Otra vez viene de la biblioteca? - Me preguntó.

-Tengo hambre, no pensaba que me quedaría dormida- le respondí.

-Usted es imposible- escuché que murmuraba, para después pedirme que lo siguiera, llegamos a las puertas de las que suponía que serían la cocina, encendió una de las luces pequeñas, y...

Él no llevaba camiseta.
No llevaba camiseta.

- ¿Quieres algo en especial? - me pregunto más amable de lo que es normalmente, antes de que pudiese responderle vi que ya estaba cortando un pedazo de tarta de cereza.

-Gracias- respondí.

Se quedó un rato ahí parado mirándome, mientras terminaba de comerme el pedazo de pastel.

- Bueno, yo creo que me voy.

-claro- respondió sin ni siquiera apartar la mirada de mí.

UNA ULTIMA NOCHE (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora