No sabia nada de el ,solo que era el heredero al trono ,el futuro rey.
El en cambio en cuanto miro mi sonrisa supo todos mi secretos mas ocultos.
Mara se a pasado toda su vida viendo como las chicas de su edad intentan ser perfectas. Ella nunca a en...
- Esto tendría que bastar-me dije a mi misma mirando la cuerda que sobresalía del muro para poder escapar, no sé porque había tardado tanto en hacerlo.
Porque el príncipe te tenía en la luna
Cállate
Miré una última vez el palacio, y sin esperar más comencé a escalar, estaba a punto de llegar arriba del muro, cuando unas manos empezaron a estirar de la cuerda hasta dejarme otra vez en el suelo.
- ¡Déjame irme! -grite
- ¡No! -respondió- no puedo dejarte ir.
- ¡Te doy asco!¡Y no me quieres aquí! -note como las lágrimas amenazaban con salir-solo...solo déjame irme...-me sujeto la cara con las dos manos y me hizo mirarlo.
-Aunque pudiera dejarte ir..., dudo que tuviera el valor para hacerlo-apoyo su frente contra la mía .
Se a drogado con yerbas, es la única explicación
- Yo doy asco -asegure.
- Nunca dudes de eso-me miro.
- No lo hare, puedes estar tranquilo-dije mientras volvía a palacio, buscaría otra forma de escapar.
- ¡Mara! -me gire ante su llamado con un poco de esperanza- dentro de unos días es mi coronación, vendrán doncellas a arreglarte.
¿Esperanzas? ¿Qué es eso?
No espere mucho más y comencé a avanzar rápido hasta llegar a mi habitación, para dejar caer las lágrimas que estaba reteniendo.
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Tal como dijo, unos días después tocaron la puerta y por ella entraron miles de doncellas con vestidos y joyas, cuando supuse que habían acabado me di cuenta de que me miraban con cara de sorpresa.
- ¿Ocurre algo? -pregunte.
-Señorita usted esta...
-Preciosa...-termino la oración otra doncella.
-¿Seguras?
-Parece una...
- una reina..., parece una reina señorita mara-comento Diago mientras entraba a la habitación, me mire en uno de los espejos, no parecía yo, pero no me desagradaba, me veía preciosa.
- El príncipe no se equivocó con el vestido -susurro una de las doncellas.
- ¿Qué ha dicho? -pregunte.
-Que el príncipe....
-Que el príncipe debe estar nervioso-interrumpió Diago a la doncella-eso ha dicho, si no falta nada más deberíamos irnos ya.
- ¿No esperamos a hunter?
- El ya partió hace unos minutos-respondió a medida que subíamos al carruaje y comenzábamos a movernos.