-Laura, ¿Puedes....? Siento que me dará un ataque de asma o algo- Dice Tyler con una mano en su pecho y la pelinegra asiente.
-Se que va a sonar muy difícil de creer o que pensaran que estamos locos -Empieza a decir captando la atención de todos- Ha...
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●●●¿UNA PIEDRA EN EL CAMINO?...MÁS BIEN UNA MONTAÑA.●●●
Liam.
Baje de la camioneta azotando la puerta con fuerza, mis puños se apretaron sosteniendo con fuerza mi mochila mientras caminaba a zancadas hasta la puerta de la casa.
—¿Qué carajos pasa contigo?—Espeta Theo molesto siguiéndome los pasos— Juro que si vuelves a golpear mi auto así....
Lo ignoro mientras abro la puerta de mi casa. No tengo ganas de hablar con él.
—Liam—envuelve su mano alrededor de mis brazo deteniendo mi andar—¿Qué rayos te pasa?
—A mi no me pasa nada—Exclamó tratando de soltarme de su agarre pero ejerce mas fuerza—¿Siempre soy yo al que le tiene que pasar algo?
Theo solo rueda los ojos con fastidio y suelta mi brazo para cruzar los suyos sobre su pecho. Esperando una explicación.
—Eres tu el que esta destilando enojo desde que te fui a buscar—dice obvio.
—Pues me parece que no es asunto tuyo lo que me pase o no me pase—Suelto adoptando la misma postura desinteresada— Al final, tu y yo no somos nada, no te debo explicaciones.
Su expresión cambia de confusión a frialdad total y caigo en cuenta de lo que hice.
—Tienes razón, tu y yo no somos absolutamente nada—afirma, su tono es frío y cortante— No tiene porque importarme lo que te pase y no me importa.
—Oh que sorpresa, Theo no se preocupa por alguien que no sea él mismo— digo irónico.
Se que debería callarme, una voz en mi cabeza me grita que me calle pero no puedo.
—No, la sorpresa esta en Liam explotando contra todos y todo—Exclama sin perder la indiferencia en su rostro.— Mi pregunta es ¿Cuánto tardarás en tratar de golpearme esta vez? ¿O en destrozar tu habitación?
Mis puños se aprietan clavando mis uñas en la palma de mis manos, mi respiración se agita y la gana de golpearlo tal y como dice son inmensa, pero no pienso darle el gusto.
—Eres un imbécil—murmuró pasando por su lado.
—Y tu un estúpido niño incapaz de saber lo que quiere—suelta y voz se oye empapada de rabia.
Me detengo en seco, sus palabras son como golpe en el estómago que solo sirven para avivar mi ira.
—¿¡Yo soy él que no sabe lo que quiere!?—Grito acercándome a él y lo señaló—¿¡Soy yo, cuando tu eres el que anda besándome y luego vas con la rubia esa como si no hubiera pasado nada!?
