Amnesia

Cap 5

CAPÍTULO CINCO:
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"Thomas Loyden"

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— Hola Azul...

Mi corazón late muy rápido en mi pecho.

Lleva una camisa azul marino debajo de su chaqueta roja abierta. Unos pantalones desgastados y unos tenis grices. Su aura desprende una tranquilidad increíble y, a pesar de verse más musculoso y maduro, ese despeinado y vivas pelo rojo se había quedado grabado en mi subconsciente.

— ¿Thomas?

— ¿Me extrañante?

Estoy segura que si no estuviera en silla de ruedas habría corrido para saltar sobre él. Pero solo pude estirar mis brazos en respuesta.

Thomas comprendió lo que quería y, sin esperar más, se acercó a mi a paso rápido, se agachó y me pasó sus brazos por debajo de las axilas. Pensé que nos quedaríamos así, pero me sorprendió cuando se enderezó conmigo encima y pasó un brazo por debajo de mi trasero para cargarme.

Sentí un dolor punzante en mis costillas al instante que se puso de pie y sus brazos hicieron presión en mis costados recordándome mis lesiones, más no me quejé. Cuándo me tuvo donde quería me sostuvo por los muslos colocando mis piernas alrededor de su cintura. Tuve que rodear su cuello con mis brazos cuando empezó a girar sobre si mismo.

— ¡Para! — le grité pero no me hizo caso — ¡Thomas para!

Mis ruegos fueron ignorados pero no me enfadé mientras seguía dando vueltas, de hecho, me estaba divirtiendo y riendo como nunca.

A pesar de sentirme mareada era una experiencia agradable. Se podía sentir la amistad y la hermandad entre nosotros y, a pesar que no recuerdo nada de él, esto, se sentía muy familiar.

Cuando se cansó de girar sobre su eje me dejó sobre la camilla del hospital. Agaché mi cabeza y puse mi índice y pulgar sobre el puente de mi nariz ante la repentina neblina en mi visión y el dolor de cabeza.

El pelirrojo se arrodilló rápidamente junto a mi.

— ¿Estás bien?

Asentí.

Estuve en la misma posición hasta que el dolor de cabeza desapareció. Levanté la cabeza hacia Thomas y le sonreí para tranquilizarlo.

Él suspiró con evidente alivio y se sentó a mi lado en la camilla.

— Perdón por no venir antes. Mi manager me tenía abarcado.

Ayer en la visita de mis padres me enteré que Thomas es modelo y actor.

— Cuando tus padres me llamaron avisándome que habías despertado, le solté todo el trabajo a Kiera y tomé el primer avión hacia Los Ángeles. — sonrió —

Su sonrisa era verdaderamente hermosa. Su dentadura blanca y perfecta se asomaba de entre sus labios color miel. Todo en él era simpatía y empatisidad.

Lo miré con curiosidad.

— ¿Kiera?

— Mi manager. — aclaró — Debiste haberla visto, parecía un dragón escupe fuego. Creo que hasta ví humo salir de sus orejas. — empezó a reír —

Su risa era contagiosa, así que en poco tiempo me encontré riendo con él, no solo por su historia, sino también por el sonido de su risa.

Estuvimos hablando toda la tarde. Nadie había venido a clamarnos que el horario de visita había terminado. No me dí cuenta cuando se hizo de noche, ni siquiera me importó que la enfermera rubia entrara para traerme la comida. Solo estaba concentrada en él. En Thomas.

Su suave voz al hablar, sus labios color miel, su entusiasmo al hablar de sus películas, su emoción porque acudiera al estreno de su trabajo más reciente.

Era tan lindo. Tan dulce. Tan simpático. Tan sensible. Tan confiable.

Su aura estaba llena de luz y colores. Ella te animaba a acercarte y empatizar con el dulce osito de felpa que era mi mejor amigo.

Tan afable y risueño... tan alegre.

Tan distinto a su aura.

Tan diferente de él.

Tan diferente de Rayan.

Continuará...