CAPÍTULO TRECE
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"Más preguntas que respuestas"
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Unos golpes me sacan de las manos del sueño. Son sordos y persistentes. Pongo la almohada sobre mi cabeza para tratar de amortiguarlos pero no sirve de nada. Me siento de un tirón en la cama con la intención de gritarle a quien esté haciendo ese molesto ruido... hasta que paso mis ojos por la ventana.
— ¿Vas a mirarme toda la noche o vas a dejarme pasar?
Sacudo la cabeza para despejarme y, tomando las muletas recostadas a un lado de mi cama, me dirijo hacia la ventana y la abro.
Aunque ahora que lo pienso: ¿Yo no abrí esa ventana hace unas horas?
De un salto, Esteban entra en mi habitación.
— Te dije que no te durmieras.
A pesar de su queja me sonríe gratamente. Miro el reloj.
— ¿Crees que me iba a quedar despierta hasta las dos de la madrugada esperando a que aparecieras?
Se rió.
— No, supongo que no. Nunca lo has hecho.
¿Qué quiere decir con que nunca le he hecho? Ni que él y yo... ¿O si?
— Acaso tú... yo... ¿Nos conocíamos?
Él no me lo confirma pero tampoco lo niega. En su lugar sigue sonriendo y empieza a pasearse por la habitación, observando todo con detalle.
Pasa su mano por las sábanas de la cama, la mesa de noche, observa la estantería, hasta que se detiene en el escritorio.
— Oye. — se voltea ante mi llamado — Me dijiste que me dirías lo que quería saber.
— Ay, que impaciente. ¿Qué quieres saber?
— ¿Qué hacías en el hospital?
Vi como contenía una risita.
— Quería verte.
— ¿Por qué?
— Eso es asunto mío. Siguiente pregunta.
Hice una mueca y pasé a mi siguiente duda.
— ¿Cómo es que no estás herido?
Él se fue acercando a mí lentamente.
— Esa caída no podría haberme hecho nada. No soy tan frágil como tú.
— ¿Eso es un insulto? — más que una pregunta, sonó más como una acusación —
— Para nada. Es una pista.
— ¿Una pista? ¿No me dirás directamente el porqué?
— Digamos, — Se inclinó hacia delante para quedar a mi altura, a lo que yo me separé un poco — que no me dejan.
— ¿Cómo?
Lo miré confundida. Esteban se enderezo, manteniendo su sonrisa relajada.
— Tengo estrictamente prohibido revelarte cualquier información mientras aún estés en estado delicado.
— ¿En estado delicado? — me enfadé — ¿Ahora uno pierde la memoria y queda temporalmente inválido y lo catalogan de "estado delicado"? No tengo una enfermedad terminal.

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Amnesia
Werewolf- ¿No vas a decir nada? - Yo... yo no... - intento hablar pero mi lengua parece de trapo - No te conozco. Ella me mira con los ojos muy abiertos, sin dar crédito a lo que digo. - ¿Qué? Vuelvo a repetir - No sé... quién eres. Pero aunque tu mente n...