Algo más que hermanastros

¿Grima?

-¿Qué te ha dicho el medico?- Preguntó Hugo cuando salí de la consulta.
-¿Y mi helado?-
-En la heladería, no cambies de tema, ¿Qué te ha dicho?
-Esta todo bien.- Le sonreí.
-¿Segura?
-Sí.- Mentí.
Lo que de verdad me dijo el me dc fue que tenía que llevar las muletas y hacer mucho reposo. También. Me dio hora para un par de semanas después, tenía que hacerme un par de pruebas. Por su cara intuí que algo no iba bien, mas no quería preocupar a Hugo. Tenía la esperanza de que cuando le contara la verdad a mi tía, no ,e dijera nada, aunque probablemente intentaría convencerme para que le dijera la verdad.
-¿En qué piensas?-
-En que ya no quiero helado, me apetece ir directamente a casa.
-¿Estas segura de que todo está bien?
-Si, no hay de qué preocuparse.- Subí al coche-. Si me presento a las audiciones de baile, ¿Vendrías conmigo?
-¿Como compañero de baile o espectador?
-Las dos cosas.
-No me lo perdería.- Sonrío y puso una mano en mi pierna.
-¿Que sabes sobre la familia Brown?
-No mucho. Que son unos extranjeros ricos, los gemelos son unos mujeriegos y tienen una hermana pequeña de cinco años.
-¿Y los padres?
-Su madre murió, su padre está en paradero desconocido desde hace un par de años.
-¿Y con quien están viviendo?
-Con su tío paterno.
-Eres un chismoso, suerte que no sabias mucho.
-Me lo ha contado mi padre, ahora baja del coche que Chus tiene que hablar con nosotros.
-Miedo me da.- murmuré-. ¿Donde estas, Chus?- la llamé al entrar por la puerta.
-¡En el jardín!
-¿De qué querías hablarnos? ¿Estamos en problemas?
-No, tranquilo, Hugo.
-Ser sinceros conmigo, ¿Qué hay entre vosotros?
-No te entiendo, tía.
-No soy tonta, entre vosotros hay algo más que cariño de hermanastros, no me engañéis.
-Haber, Chus.- comenzó a hablar Hugo-. No sé qué habrás notado, pero no hay ni habrá absolutamente nada entre nosotros. Nunca tendría nada con ella, la quiero mucho, pero como mi hermanita pequeña, sin ofender a Aroa, me daría grima darle ni siquiera un simple beso, como he dicho, es como mi hermana, a parte, me van más las rubias altas.
-Entonces, entre vosotros dos no hay nada, ¿Verdad, Aroa?
-Por supuesto que no, no sé cómo has podido pensar eso.
Me levanté y salí hacia mi habitación molesta. Yo era la primera en no querer decirle nada ni a Chus ni a Jesus, pero no los diría que me daba grima darle un beso a Hugo, ni que nunca en la vida estaría con él y menos si Hugo hubiera estado a mi lado. Al principio pensé que lo decía para que Chus no supiera lo nuestro, aunque tampoco éramos nada; mas lo decía tan serio y convencido que dudaba que no pensara eso de verdad. Me estaba comiendo mucho la cabeza, no tenía motivo para hacerlo, no éramos nada.
Siempre pasaba lo mismo: me ilusionaba con algo, pero de alguna u otra forma me acababa fallando, luego volvía a perdonarle y el circulo volvía a empezar. Así sucesivamente. Llevaba unos tres años con la misma historia y ya estaba cansada.
-Aroa, ¿Estas bien?
-Sí , Chus.
-¿Que haces?
-Pensar en que me pondré esta noche.- Mentí.
-¿Te ayudo?
-Por favor.
Necesitaba consejo, no tenía ni remota idea de que ponerme, necesitaba ayuda.
-Vamos a ver que tienes aquí.- Dijo rebuscando en mi armario-. Pruébate esto.
-¿Es necesario que me pruebe cinco conjuntos?
-Sí y cuando te los pruebes me avisas.
-Vale.- Bufé.
Me probé todos los conjuntos, me gustaban todos, pero el que me encantaba y parecía hecho especialmente para mi fue el primero que me probé y el que más me llamó la atención. Era una falda azul eléctrico más larga por detrás, con un top blanco que dejaba ver un poco de mi abdomen, un collar dorado y unos tacones negros.
-Estás preciosa, sobrina, ¿Te maquillo?- Dijo asomándose por la puerta.
-No, gracias.- le sonreí-. Ves a arreglarte que sino llegaremos muy tarde.
Dejé el conjunto en la cama y fui a ducharme. El pelo me lo planché, no me apetecía hacerme ningún peinado. No me esforcé tampoco en maquillarme, solo pinté mis labios de un rosa un poco discreto, me puse mascare de pestañas y repasé el contorno de mis ojos.
Al ver que me sobraba tiempo, pinté mis uñas del color de la falda y me hice un par de flores plateadas.
-Aroa, ¿Estas lista?-Preguntó Chus entrando por la puerta-. Estas preciosa, los gemelos seguro que se pelean por ti, me han dicho que son muy guapos.
-Los conocí el otro día, te han informado bien son bastante guapos, pero no me he puesto así para agradarles. Por cierto, tu tampoco estas nada mal, tía.
-¿Estarás contenta, no?
-Por lo que te ha dicho el medico.
-¿Te lo a contado Hugo?
-Sí, ¿Por?
-Es que le mentí, el medico me ha dado cita para dentro de un par de semanas para hacerme unas pruebas y que haga repaso.
-¿Por qué le has mentido?
-No quería preocuparle, aunque no lo admita, se que lo de su revisión le preocupa, además, lo mío es una tontería.
-¡Chicas, bajad, que llegaremos tarde!- Avisó Jesus.
-¡Ya vamos, cariño!- me miró- ¿Estás lista?
-Claro, ¿Por qué no tendría que estarlo?
-Por Hugo.
-Todo está bien con él.
-Si tu lo dices.- rió.
-Que guapas estáis, ¿A que si, Hugo?
No contestó, estaba embobado mirándome. Sabia que estaba guapa, pero no tanto para que se me quedara mirando.
-¿Te pasa algo?- pregunté pasando varias veces mi mano delante de su cara.
-No, es que estás...- dijo cuando salió de su trance.
-¿Mal?
-Todo lo contrario.
-Vamos al coche, que al final llegaremos tarde.
-Enana, ¿Vienes conmigo o con mi padre y Chus?
-Mejor voy con ellos.
-Mejor vete con él, la parte de atrás esta muy sucia y podrías ensuciarte.
-Si no hay más remedio...- Suspiré.
-¿Estas enfadada?- Preguntó arrancando el coche.
-No.
-Dime que te pasa, enana.
-No me pasa nada y no me llames enana, joder.
Su cara cambió por completo. Pasó de parecer estar preocupado, pero con una sonrisa en la cara a estar furioso, tanto que giró bruscamente y aparcó en un descampado cercano a la carretera en la que estábamos.
-¿Que haces?-Le pregunté antipática-. Llegaremos tarde.
-Me importa una mierda llegar tarde, ¿Qué coño te pasa? Estábamos bien hasta hace unas horas y ahora no me hablas.
-No me pasa nada joder, arranca el jodido coche y vamos al restaurante.
-No hasta que me digas lo que pasa.
-Como digas.
Abrí la puerta y me dirigí hacia la carretera para ver si pasaba algún taxi, pero estaba desierta aquella noche, así que la opción que tenía era llamar a un taxi para que viniese a por mi, pero Hugo lo impidió quitándome el móvil.
-¿Qué haces? No te acerques tanto a la carretera que puede pasarte algo ¿Es que no eres consciente?
-¿Acaso te importa que me pase algo? Si según tú te doy grima y solo te gustan las rubias altas.- Al decir eso estalló a carcajadas- ¿De que te ríes?
-¿Estas enfadada por lo que le dije a Chus? No me lo puedo creer.-Rió.
Sin darme cuenta me dio un beso que yo no tardé en corresponderle. En ese momento me di cuenta de una cosa, que si él la descubría podría utilizarla en mi contra: podría estar enfadada con él, pero con un beso o pocas palabras se me pasaba todo. Eso no era nada bueno.
-¿Crees que si me dieras grima te besaría, enana?
-Que no me llames enana.- sonreí como una tonta-. Pensaba que lo decías en serio, cuando dijiste eso parecías muy convencido y sincero.
-No sabia que decirle para que pensara que no hay nada entre tu y yo, lo siento, sé que no quieres que se enteren ni ella ni mi padre, por eso se lo dije, pero si llego a saber que ibas a reaccionar así no lo hubiera dicho.
-¿Y como querías que reaccionara?
-No lo sé, pensaba que no te lo creerías.
-¿Entonces no te doy grima?
-Claro que no, enana-. Besó mi frente.
-¿Como sabes que no quiero que se enteren de... Bueno...?
No sabia definir lo que había entre nosotros dos. No éramos novios, ni amigos, ni amigos con derechos; éramos... Algo más que hermanastros.
-A veces hablas cuando duermes, la otra noche no parabas de repetir cosas como: "Chus no puede enterarse", "me matará si se entera" y cosas por el estilo.
-¿Y como sabes que me refería a eso y no a otra cosa?
-Por que entre medio decías que soy tu dios griego personalizado, que te encanto, que estoy buenísimo, ya sabes,malas verdades que ambos sabemos.
-¿De verdad dije eso?- pregunté sonrojándome muerta de la vergüenza.
-No.- rió-. Solo dijiste mi nombre un par de veces.
-Vámonos al restaurante que ya deberíamos estar ahí y aun nos queda la mitad del camino.

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