Algo más que hermanastros

Eres una...

-Aroa, ¿Estás escuchándome?-Me preguntó Chad.
Dejé de jugar con mi postre y asentí. Él comenzó a hablar de nuevo. Desde que llegué al gran restaurante no paró de hablarme, aborrecí su voz antes de que acabara de comerme el segundo plato. Si lo hubiera sabido me habría metido en el coche de Jesus de cualquier forma y así haber llegado antes al restaurante para poder elegir donde sentarme, porque cuando llegué con Hugo solo quedaban dos sitios libres: entre Paula (la hermana menor de los gemelos) y Chus, en el que se sentó Hugo, por petición de la pequeña que parecía que se hubo enamorado al verle. Y el otro sitio que quedaba era entre los gemelos. Me senté sin rechistar ya que los dos me parecieron muy majos en el skatepark. Mark era un encanto, muy simpático e intentaba callar a su hermano cuando notaba que me estaba saturando, pero sus intentos fueron en vano ya que Chad no le hizo caso.
-Ayúdame.- le susurré a Mark.
-Lo intentaré, pero no creo que funcione.- miró a su hermano y luego su vista volvió a mi-. Déjale, ni siquiera se da cuenta de que estas hablando conmigo.
-Es verdad.-reí- ¿Y qué tal te va todo?
-Muy bien, hermosa, pero al que no le va tan bien es a Hugo.
-¿Porqué lo dices?
-Por que esta molesto al estar tan cerca de su chica.
No me había percatado de lo cerca que estábamos, apestar susurrando nos acercamos inconscientemente, quedando MUY cerca el uno del otro.
-No soy su chica.
-Eso díselo a otro que se lo crea, a mi no me engañáis, entre vosotros dos se nota que hay algo.
-Aroa.-Me llamó Hugo-. Tengo que hablar contigo, ¿Vamos a fuera?
-Hermano, está hablando conmigo, habláis luego.
-No soy tu hermano, Mark.
-No empieces otra vez, Hugo.- Le pedí ya cansada.
-¿Qué?
-Que no montes un numerito otra vez, ya cansa. Tienes 18 años, no cinco, compórtate como tal.
-Compórtate tu también entonces como tal, no te beses con uno si vas a tontear con otro.
-¿Que dices?
-Que vas de tío en tío. Te besas con uno y como Sergio no está vas con Mark. Pareces una...
-¿Una que? Dilo si tienes cojones.- le reté-. Además, tú no eres el más indicado para reprocharme nada.
-Cambiando de tema, ¿A que parte de Londres se han ido Sergio y Alicia, Aroa?
-No lo sé, creo que a las afueras, pero no estoy muy segura.
-Hugo, ¿Tu sabes donde han ido?
-No, ¿Porque tendría que saberlo?
-Mo lo sé, puede que se lo hayas preguntado en el aeropuerto esta mañana.
-No fui.
-Pensaba que irías a acompañar a Aroa.
-No, al final fui con María y Sofy.
--¿A que te refieres con "al final"?
-Pues que al principio iba a llevarme Hugo.
-¿Y como que no la acompañaste?- preguntó dirigiéndose a mi hermanastro-.
-No es de tu incumbencia, Brown.
-¿Así que al principio te dijo que iba a ir y luego no fue?
-Exacto, pero bueno, él siempre ha sido así de bipolar.
-Aroa, no me llames bipolar por lo de esta mañana si sabes porque no te he acompañado.
-No te llamo bipolar solamente por eso, simplemente lo eres.
-Pues parece que me lo estés reprochando.
-Pues lo has malinterpretado.
-Puede que te hayas expresado mal.
-¿Siempre tienes que tener la razón? ¿Sabes que no eres perfecto?
-Aplícate el cuento.
-Yo ya sé que no soy perfecta, no soy rubia ni alta.
-¿Ya estas otra vez con eso? Creo que antes te lo he dejado claro.
-Crees, tu lo has dicho.
-¿Puede saberse que no ha quedado claro?
-Algunas cosas.
-¿Como cuales?
-No voy a hablar de eso ahora.
-¿Pasa algo, chicos?- Preguntó Michael, el tío de los gemelos cuando él y mis tíos volvieron a la mesa.
-Que Hugo y Aroa están peleando de tal forma, que si no supiera que son hermanastros, pensaría que están teniendo una pelea de pareja.- Dijo Chad.
La mesa quedó en silencio, todas las miradas estaban fijas en Hugo y en mi, esperando que dijéramos algo, cosa que no ocurrió. Especialmente captaron mi atención las miradas de Jesus y Chus, era la mirada de:" Tendremos una charla en casa".
-No digas idioteces, Chad.-Dije.
-Nosotros nos vamos, que paula está cansada y mañana tiene que madrugar. Ha sido un gusto cenar con vosotros, espero que se repita-. se despidió Michael.

A la mañana siguiente...

-Aroa, despierta que llegaras tarde.- me avisó Chus.
-Ya voy.
Me vestí con lo primero que encontré, me lavé los dientes y ni siquiera me tomé la molestia de peinarme. Bajé a la cocina, cogí una pieza de fruta y me dirigí al instituto.
Estaba súper cansada, apenas había pegado ojo, pasé la noche pensando en lo que me dijo Hugo. Me pareció demasiado que insinuara que era una zorra y que encima se argumentara diciendo que le besaba a él y que luego iba a tontear con otro, cosa que era mentir? También me molestó que lo dijera en público, las cosas que pasen entre nosotros no les incumbe a nadie.
Decidí no pensar más en ese individuo, no merecía la pena y estaba convencida de que él no le estaría dando vueltas como hacia yo.
"Hazme un muñeco de nieve
Venga, vamos a jugar
Ahora ya no te puedo ver
Lo sé muy bien, ¿qué ha podido pasar?
Éramos inseparables y ahora ya no
No lo logro comprender
Hazme un muñeco de nieve
O lo que sea, me da igual"
Eso fue lo que escuché al llegar a la clase de cultura clásica. La persona que estaba cantando, o por lo menos lo intentaba, era mi peculiar compañero Atila. No me sorprendió en absoluto entrar a clase y encontrarme con tal espectáculo, era algo bastante normal. Al menos consiguió sacarme una sonrisa. Una sonrisa un tanto forzada, pero seguía siendo una sonrisa. Me acerqué a él con mi mejor cámara posible en esos momentos para ver si podía distraerme un poco, pero entro el desesperante profesor.
-Todos a sus sitios.- ordenó-. Coger el iPad, ir a la página web del instituto, luego a materias clásicas y clicar en el documento de Alejandro Magno.
Hice lo que pidió y empecé a leer. Era la misma rutina de todas las clases. Me gustaba bastante el temario, pero no el profesor. Escupía más que hablaba, su voz era grabe y molesta y lo peor era que no sabias a que ojo mirarle. Además, Daniel, el profesor, estaba mal de la cabeza; siempre me mandaba a callar cuando no estaba hablando, tenía alucinaciones. Era exasperante y me irritaba.
-Aroa, ¿Has hecho los ejercicios?- me preguntó Daniel.
-No.
-¿Se puede saber porque?
-No quería hacerlos, punto.
-No me hables así, niña insolente.
-¿Y quien te crees tú para llamarme niña insolente?
-Tu profesor y por eso tienes que respetarme.
-Tú también tienes que respetarme, no eres mejor que yo ni tampoco eres superior a mi solo por ser un profesor.
-Vete a la sala de expulsados y reza para que no te expulsen unos días.
-Ok.
Recogí mis cosas y me dirigí a la maldita sala, donde se encontraba, como de costumbre, Sofy.
-Que raro verte por aquí, Aroa, ¿Qué has hecho?
-Nada, Sofy, solo que no he hecho los ejercicios de cultura clásica y se a cabreado.
-Deja al pobre profesor, lleva tiempo sin follar.
-Tienes razón.- reí- ¿Y tú que has hecho esta vez?
-Comer pipas en clase.
-Me esperaba algo peor viniendo de ti, la verdad.
-Si yo soy una niña buena.
-Una niña buena que se aburría antes de que yo viniera, ¿Como que sólo estás tú? Suele haber más gente.
-Se han ido al baño.
-¿Quién?
-Tu hermanastro y Dani.
-¿Ya estáis hablando de nosotros, preciosas?- preguntó Dani coqueto.
-No.- le contesté.
-¿Que haces aquí, enana?-No le respondí-. Contéstame.
-Mientras me llames enana no voy a hablarte.
-Pues tenemos que hablar, Aroa.
-¿Que has hecho esta vez, Hugo?- preguntó Sofy- ¿No te cansas de cagarla siempre? Se nota que te gusta, que os gustáis, ¿Porque no intentas estar bien con ella? Siempre que avanzáis lo fastidias.
-¿Crees que yo quiero estar mal con ella? Soy un maldito idiota que al parecer solo sabe enfadarla, no sé que hacer.
-Pues todo lo que no has hecho hasta ahora. Compórtate bien con ella, no seas un idiota,...
-¿Podéis parar de hablar de mi como si no estuviera presente?
-Aroa, ¿Podemos hablar?
-No, no podemos hablar.- me alteré-. Estoy harta de este tema. Bastante tengo yo con los exámenes, los deberes y mis propios problemas con que tenga que estar siempre rallándome por ti.- señalé a Hugo-. Y ya me he cansado. Siempre es lo mismo. Discutimos o te enfadas por tonterías, luego me dices cuatro palabras bonitas o me besas y parece que ya esté todo arreglado, pero no, ya me he cansado.

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