—No puede culparme por buscar algo de normalidad en mi vida...
El Sr. Fínale le dirigió una mirada bastante profunda, como si las palabras que acababa de pronunciar Derek, tuviesen un significado entre líneas, un significado que él no alcanzaba a entender por completo.
—Nunca pensé que diría esto— dijo el Sr. Finale—. Pero citado a uno de los alumnos a los que he llegado a considerar incorregibles, y para mi grata sorpresa, demostró que hasta un viejo profesor como yo, se puede equivocar al determinar el carácter de una persona, te diré. Derek ¿has llegado a pensar que la normalidad está seriamente sobrevalorada?
Derek dejó escapar una muy masculina carcajada, pues de todos los argumentos que hubiese esperado, el del sobre valor de la normalidad era por mucho el más irrisible.
—Sr. Finale, jamás imaginó que diría algo como eso.
—Sí un viejo como yo puede aprender algo nuevo, un joven con una mente tan brillante como la suya, puede aprender a ser un poco más abierta a los cambios y posibilidades—. Afirmó el Sr. Finale.
—Lo tendré en cuenta...
Derek salió de la oficina del Sr. Fínale, después de una muy interesante e informativa conversación; y claro, no sin haberle convencido de mantener su trasfondo en las sombras, por el momento.
Caminó por los pasillos, sin el mayor interés de ingresar a algunas de las clases. Se tomaría el día conocer el Aiglon y al día siguiente se integraría a las clases a las que se había inscrito.
Había una lista interminable de cosas que necesita dejar preparadas, estar en el Aiglon no representaba un reto para Derek, pero le consumiría gran parte de su tiempo que él podría dedicar a los proyectos de la empresa.
Derek dejo escapar un suspiro de cansancio, el primer día aún no llegaba a su fin y ya estaba agotado...
Se paseó por los pasillos, sin ningún lugar en particular al que ir. Doblo la esquina del pasillo que imaginó que le llevaría a la otra ala del edificio, cerca de los laboratorios, que desde que leyó el panfleto promocional, había tenido curiosidad por verlos. Los laboratorios que habían ganado premios entre varios colegios de prestigio, y que decían estar a la altura de las mejores escuelas de tecnología.
Derek sabía que de ese laboratorio, los próximos años saldrían grandes proyectos, y que alumnos con mucho potencial se destacarían de la mayoría, era una muy buena oportunidad para sumarle a Alpha nuevos elementos.
Un par de ojos verdes llegaron a su mente sin que él lo desease, aún le daba muchas ganas de reír, al recordar el rostro de Korina cuando él intentaba gastarle una broma. La manera en que sonrojó cuando él le insinuó descaradamente que él le gustaba. Era adorable.
Se pasó una mano por su oscuro cabello, desordenándolo.
—Creo que es momento de llamar a Kelly...
*****
Merida caminaba asía su próxima clase, sin una gota de ánimo en todo su cuerpo, el efecto de la pequeña raya de cocaína se había terminado más rápido de lo que esperaba, y como debía ir a clases tuvo que resistir el deseo de ir por otra. El efecto de efervescente excitación se había evaporado, dejando en su lugar un vacío en la boca del estómago y mucha ansiedad por la siguiente raya.
—Puto colegio y puto Elliot —murmuro Merida por lo bajo.
Al girar en la esquina del pasillo, a unos 20 pasos, junto a las taquillas, Merida observó a una de las personas que más despreciaba dentro del Aiglon.
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Soy la villana de este cuento...
RomanceKorina Lacroze, una exitosa ejecutiva de casi 30 años, nunca imaginó que transmigraría como la villana de "My first sweet love", un libro con una trama pegajosa, que había causado furor a nivel mundial y que a ella ciertamente le desagradaba... Porq...