El brazo de Jean rodeaba la cintura desnuda de Amelia, mientras esta descansaba plácidamente sobre su pecho.
—Me quiero quedar así, para siempre —dijo Jean.
Amelia sonrió.
—Ese para siempre tendrán que ser los siguientes 15 minutos, querido, aún necesito saber cómo se resolvió lo de las invitaciones.
Jean dejó escapar un suspiro.
—Pensé que cuando los chicos crecieran tendríamos más tiempo para nosotros. Pero resulta que me casé con una mujer de carrera y de éxito, quiero vacaciones —dijo Jean, dejando escapar la queja infantil.
Amelia soltó una risita.
—Tienes razón, últimamente han pasado demasiadas cosas, creo que necesitamos unas vacaciones.
Jean se incorporó un poco, emocionado.
—¿Lo dices en serio?
Amelia asintió con su cabeza.
—He estado pensando. Con los localizadores, sabremos donde están en todo momento y Albert y Mary podrían vigilarlos.
Jean se incorporó por completo y en un instante ya estaba dando vueltas en habitación.
—¿Qué estás haciendo querido?
—Llamaré a Albert, le pediré que organice el avión...
—Querido, espera...
—para cuando termines tu reunión, tendré todo listo. Podríamos ir a una isla privada en el mediterráneo, o si quieres a algún lugar más fresco, igual te aviso que la primera semana no saldrás de la habitación,
—¡Querido!
—Por lo que el sitio no tiene mucha relevancia, ya después podremos ir donde tú desees...
—¡Jean! —Prácticamente gritó, Amelia.
—¿Qué?, ¿ya tienes algún sitio en mente?
—No nos iremos de vacaciones hasta después de la gala.
—¿Qué? Pero yo pensé...
Amelia no se pudo contener más y dejó escapar una carcajada. Jean la fulminó con la mirada,
—Te parece muy gracioso, ¿eh?
—La verdad, sí —respondió entre risas Amelia.
—Espero que esto también te resulte divertido —dijo Jean antes de lanzarse a por ella.
El ataque de Jean fue despiadado, sus manos recorrían los puntos débiles de Amelia, que no podía parar de reír por las cosquillas.
—Ja, ja, ja, es...espera, ¡Jean!
—No, aún no es suficiente.
—¡Para!
Jean levantó sus manos en señal de rendición. Amelia lo fulminó con la mirada.
—¡Estuve a punto de orinarme encima de la cama!
Jean apretó sus labios, intentando no reírse.
—No me parece nada gracioso—. Refunfuño Amelia.
—Lo lamento querida, a mi favor, debo decir, que rompiste mi corazón y jugaste con mis sentimientos...
Jean se acercó a Amelia, y le dio un beso el hombro, y aunque en un principio esta trato de ignorarlo, el continuo esparciendo besos por su cuello y escote.
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Soy la villana de este cuento...
RomanceKorina Lacroze, una exitosa ejecutiva de casi 30 años, nunca imaginó que transmigraría como la villana de "My first sweet love", un libro con una trama pegajosa, que había causado furor a nivel mundial y que a ella ciertamente le desagradaba... Porq...