Elenna Erevarld es hija de Hera, Diosa del Matrimonio, la Familia y las Mujeres casadas.
¿Cómo es eso?¿Cuándo fue que Hera engañó al mismísimo Zeus?
El Dios del Cielo no titubea en atacarla, pero no todos los Dioses están del lado del rey.
Ella es...
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Pov Nico
—¿Noche de qué?
—Noche de leyendas, Nic, será guay.
—Vuelve a llamarme Nic y recoges los dientes del suelo.
Valdez solo soltó una risotada.
Realmente no sé por qué estoy aquí.
Empezaba el verano, tras la guerra contra Gaia. Hades me había obligado a venir. No voy a decir que allí, abajo en el Inframundo, todo era perfecto porque no lo era. Pero era tranquilo; silencioso.
Y ahora estaba ahí, en el Campamento Mestizo. Los romanos acababan de llegar y eso significa que mi cabaña será mía y de Hazel. Ya no estaría solo, pero tampoco puedo decir que Hazel me moleste. No puedo decir nada en su contra.
No quería ir a esa estúpida noche en la que Quirón y el Señor D se dedicaban a contar leyendas o viejas historias. Nunca se sabía con exactitud a qué época se referían cuando decían «En mis tiempos...».
Repito: no quería ir.
Pero Jason y Percy me arrastraron. Estábamos en la hoguera con malvaviscos y gomitas. Cada vez que encontraba una azul me la comía en las narices de Percy solo para ver cómo se vea con cara de crío.
Quirón llamó la atención de los campistas.
—Bienvenidos a la noche de leyendas, héroes —anunció—. Esta noche el Señor D quiere contar una historia en particular.
—Sí, sí —miró directamente a nuestro grupo y luego a las Cazadoras de Artemisa, que habían venido durante el solsticio de verano—. Quiero hacer mención de una historia que nunca habéis oído, seguramente. La leyenda de La hija de Hera.
Nos miramos entre sí. Jason y Percy parecían aterrados durante un segundo. Annabeth no podía creer lo que escuchaba, nunca había mencionado esa historia.
Dirigí la mirada a las Cazadoras. Thalia me miró y yo a ella.
—En un alejado pueblo de Virginia, en la frontera con Carolina del Norte, hace mucho tiempo, se descubrió la existencia de una mestiza hija de Hera —contó—. Decían que fue bendecida por muchos dioses. Contaba con una gran inteligencia y astucia, y una belleza natural.
»El señor de los Cielo se enteró de aquella enorme traición. Mandó a los más fieles a matar a una niña de unos nueve años mientras Hera era retenida y obligada a ver la caza de su criatura como castigo.
—¿La niña realmente murió? —preguntó Will, de la cabaña de Apolo.
El director carraspeó.
—Ella no... no tiene nada en contra de Apolo.
—Pero sí en contra de Zeus —Jason tragó saliva—. ¿Vendrá a por mí o a por Thalia?
—Seguro que está muerta, eso fue hace mucho tiempo —Quirón nos dijo en un susurro mientras el resto de los campistas se preguntaban en que bando estaban sus padres y si la hija de Hera los atacaría.
