IX. Los últimos días: Max Lawson

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Max Lawson se levanta exactamente cinco minutos antes de que su despertador suene. Revisa la ventana que está detrás del soporte de su cama y observa el crepúsculo imponente sobre las calles.

La ciudad aún no despierta, pero el chico debe de levantarse si quiere ser productivo el resto del día. Frota sus ojos con las yemas de los dedos y pega un gran bostezo.
Anoche estuvo todo tan cansado como usualmente, solo que ayer se encontraba más agotado porque sabía que al día siguiente debía ir a la escuela.
«Son los últimos días de escuela —se dijo Max terminando de levantarse y ponerse unas pantuflas de conejo—. Después todo serán vacaciones.»

Lili había estado hablando anoche con Max. Ella no tenía que preocuparse de la universidad, ya que había salido de vacaciones una semana antes. Le dijo que todo estaría bien, no debía preocuparse, tal vez nadie hablara con él como todos los anteriores meses, pero no todo sería un dolor de cabeza.
Solo tenía que aguantar un año más. Después iría a la universidad con un exelente promedio y podría dejar Gloomy Valley. Dejaría un pasado agridulce, más dulce que agrio, o más agrio que dulce. Todavía debe de averiguarlo.

Lastimosamente, Lili y él no se veían seguido, solo tenían la oportunidad de salir cuando lo organizaban cocinando los rollos primavera. Ella le sonreía y eso era lo que más le bastaba a Max como para preguntarle acerca de salir.

Sí tuvieron esa salida de amigos, ambos se la pasaron genial. Un par de cócteles, comida, risas, pláticas profundas; pero no tantas, esas platicas deben reservarse para la quinta o sexta salida. De todos modos, Lili le mandó un mensaje cuando Max la había dejado en su casa.
Le dijo que se la había pasado genial y que deberían salir más seguido. Oh, y le agradeció por llevarla hasta su casa.

Max suelta una risita mientras prepara algunos panes con mantequilla y azúcar. Sabe que es un desayuno mediocre, pero se ha acostumbrado poco a poco a la mediocridad.

Toma su teléfono y envía una foto a Lili mientras ríe viendo su desayuno.
"Deberías prepararme rollos primavera para el desayuno".
Es lo que pone al principio en su teclado, pero después lo borra rápidamente. ¿Por qué preguntaría eso? Es un comentario supermachista y no dará nada de risa.
Presiona con el pulgar el botón de borrar y elimina todo el mensaje.
Luego intenta de nuevo: "¿Qué opinas de esto? ;)"
«Dios, es tan tonto, Max borra eso ahora, por favor.»
El chico borra el mensaje e intenta uno nuevo.
«¿Estás diciéndolo en serio? Si fuera ella bloquearía a este contacto y jamás volvería a hablar contigo.»
El chico lo vuelve a borrar. Un intento más.
«Dios, qué asco, ¿podrías intentar menos? ¿Por qué crees que a esa chica le interesa tu pobre desayuno?»
Entonces, el ciclo se repite.
«Borra eso.»
«Borra eso o siempre estarás solo, Maxi, no funcionas para esto.»
«¡Deja el teléfono y lárgate a la escuela, Lili necesita a un hombre de verdad.»
«Por eso Jane te abandonó.»
«Con tanta atención se hartará de ti, Maxi, deja de mandarle mensajes.»
«¿Ella te gusta? ¿Crees que tú le gustes a ella? La alejarás con estos mensajes.»
«Volverás a estar solo.»
Max abre los ojos después de haberlos tenido cerrados con fuerza, formando arrugas en los mismos. Esos pensamientos lo dejan aturdido.
El chico apaga el teléfono y lo deja fuera de su alcance.

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Casona Ramirez. 6:28 am.
18 de diciembre de 2022.
2 días antes de vacaciones.

Max termina con su desayuno, todavía su teléfono se encuentra lejos de su alcance, no lo tomará hasta que tenga verdaderamente una excusa buena para hablar con Lili. Sabía que eso era sobrepensar demasiado las cosas, las acciones a realizar. De hecho, él ya había sentido eso desde hacía mucho tiempo, sin embargo ahora parecía más fuerte y difícil de evitar.

Las notas perdidas: Sangre en el lagrimalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora