Si cualquier persona se hubiera imaginado el inmenso enojo que Jane tendría debido a la idea de Sebastian, el chico habría preferido que no se hubiera enterado.
Después de clases, Jane volvió a su casa con el mismo rostro cansado y triste, pero incluso su mamá pudo darse cuenta de que había algo distinto en sus boca. Podía notar la inclinación alta en la comisura de los mismos. Algo había pasado en su vida que la tenía de esa manera, antes de eso solo se trataba de caras largas y mentones bajos.
De todas maneras, podía afirmar en qué algo podría estar cambiando, muy pronto, algo iba lento, algo actuaba en su hija. Eso podría traer un poco de emoción a las cosas.
Jane saludó a su madre con un simple hola y después fue a abrazar a su padre, un lindo abrazo, tan corto como podía darlos Jane, pero era suficiente.
—¿Hoy fue un buen día? —pregunta su padre sonriendo por la acción de su hija.
—Podría ser —responde soltando una pequeña risa mientras asiente.Caminó hacia su madre y también la abrazó, pero ella le dio un beso en la frente, tan suave como lo hacía cuando era una niña.
—Siempre estaremos aquí para ti, mi vida. Te amo.Jane vuelve a subir con pasos lentos, entra a su cuarto y se acuesta sobre su cama con las extremidades extendidas.
Mira un rato la luz cálida de su habitación, luego mira la ventana que se está empezando a cubrir de nieve, y después observa su celular. La pantalla se ha encendido, un mensaje ha llegado.La chica se pone boca bajo con una almohada sosteniendo su mandíbula. Toma su celular y toca la notificación. La redirige a Instagram. Una chica con más de trescientos seguidores le ha mandado solicitud, y con unas pocas fotos, logra averiguar de quién se trata.
Rachel Madison es la hermosa adolescente que luce su cabello rubio, sus ojos verdosos y su simétrico rostro.
Jane al verla puede sonreír, Rachel le recuerda a lo que alguna vez pudo ser ella. Tan linda, tan feliz.Continúa bajando en las fotos; fotos de viajes, con su familia, amigos, una foto con Sebastian, una foto de comida. Qué vida tan perfecta. Jane empezaba a desear conocerla más, deseaba tener una amiga con características que le recordaran a ella misma, tal vez así pudiera volver a encontrarse.
También podía sentir el miedo que trae socializar de nuevo, había empezado a sentir que jamás volvería a hablar con una persona. Sebastian era el pasado, Max podría también serlo, Dania era una egoísta, y Eloy nadie jamás podía volver a verlo.Eran posibilidades tan horribles que estresaba pensarlas. Estar sola el resto de su vida podría ser lo más traumante, si es que no es suficiente el trauma con el que carga. Max seguía ahí, pero ella lo había rechazado y dejado por su salud mental, ¿acaso estaría bien hablar con él y decirle que fueran amigos? Ellos se había prometido superar sus traumas juntos, e hicieron todo lo contrario.
Ninguno se esperaba qué tan peor se pondría el asunto con Melissa. Ninguno estaba listo. Solo eran unos chicos más de una escuela.Jane acepta la solicitud y la sigue de vuelta. Luego apaga el teléfono y se queda mirando la luz del techo.
Al aceptarla se da cuenta de que ha dado un gran paso en su depresión. Tal vez no se trate de uno importante, sin embargo es una diferencia.«Mañana hablaré de nuevo con Rachel—se dice Jane cerrando los ojos—. Es una nueva oportunidad.»
1
Secundaria Valley
7:10 am
Al día siguiente.
JaneJane camina unos pasos en el pasillo de la escuela, está tan lleno como el día anterior, o como la semana anterior, o como el anterior mes, o incluso como el año anterior. La única diferencia es que ya no veía rostros usuales.
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Las notas perdidas: Sangre en el lagrimal
Mystère / ThrillerGloomy Valley jamás estuvo tan mal. La oscuridad que acechó cada rincón y calle del pueblo avivaron problemas permanentes para sus habitantes. Y cuando la gente pensó que no podía ponerse peor, tendrían que prepararse para una nueva crisis que espe...