¿Qué había hecho que todos se separaran tan rápido como habían vuelto? Definitivamente, la respuesta más rápida era que no eran los mismos que antes. Y aunque eran más nuevos que antiguos, podía notarse una diferencia de experiencias y cantidades de traumas que puede soportar cada uno, todos llegaban a tener un límite, y algunos de ellos ya habían roto por completo esa línea. La primera fue Dania Dixon, un completo misterio para gente como Mercy o Norman, los cuales nunca lograban entender cómo una chica como ella podía haber abandonado a sus amigos, había cortado desde raíz esos recuerdos, no deseaba en lo absoluto tener algo que ver con Gloomy Valley, pero esa misma chica había dejado tantos cabos sueltos y pruebas que decían que tenía que volver, o que aún no se iba de la ciudad, no por completo.
Tal vez significaba algo que muchos aún no podían descifrar, pero se sentía... cercano. Y, qué otra persona que no fuera Mercy Woodbury podría sentir a Dania DIxon tan cerca. Solo ella.
Después de la separación ocurrida en Lover's Lane, Mercy no pudo dormir el resto de los días siguientes, era como si la dirección anotada detrás del lindo mensaje de Eloy significara algo tan grande que necesitaba descubrir. ¿Y qué significaba? Alguien debía vivir en esa calle, alguien debia vivir en esa ciudad, en esa casa. Pero ¿quién? No conocía en lo absoluto a Dania, no conocía a Eloy, y los únicos que sí, estaban hundidos en aguas densas, tan densas que los arrastraban a su oscuridad.
Entonces, pensó en otra cosa: Gert había estado investigando profundamente a todos, pero por encima de todos, estaba Rocío. —Una desquiciada —le dijo él algún día posterior—. Espera a ver mi nuevo artículo.
Y así lo hizo, aunque siempre omitía leerlos, tuvo suficiente con el primero. En fin, al estudiar tanto acerca del horror que ocurrió hacía añales, debería saber más acerca de los involucrados. Entonces, cuando pensó en eso, abrió los ojos en el día más frío del mes. Despertó en la mañana del veinticuatro de diciembre. Casi una semana después de que encontraran el cadáver de Rosita Martínez, en el puente de los Besos. Y para responder varias dudas, sí, eso implicaba haber cortado conexión con todos los demás, exceptuando a Norman, claro está.
No sabía nada de los demás después de esa semana, de igual manera no intentaba mucho en averiguarlo. Haber convivido al menos un poco de ellos le había ocasionado un sentimiento pesado, aún los quería, justo como se puede querer a alguien que apenas conoces, pero también deseaba mantenerse alejada lo mayor posible para no terminar igual o peor que ellos.
Las últimas personas con las que habló habían sido Maxwell Lawson y Sebastian Miller. Ella había preguntado cómo lo llevaban, Sebs respondió que mejor, aunque pudo notar cierta mentira en su afirmación gracias al tiempo que tardó en escribir un mensaje tan sencillo como ese. Y Max, Max también mintió, y Mercy pudo darse cuenta por la cantidad de veces que había eliminado el mensaje y reescrito el mismo. La verdad en ellos es que habían pasado una semana mejor que todos los demás, y ellos no lo sabían.
Sebs había estado con sus padres todos los días, le habían dicho que no lo dejarían salir por las alarmantes desapariciones y encuentros de la policía. Sin embargo, aunque pareció como un castigo, él no podía estar tan contento. Vieron películas, se acurrucaron en el sofá a disfrutar de exquisitas galletas de mantequilla con frosting de colores, asemejándose a Santa Claus. Y, al final, pudo sentirse tan lleno y vacío a la vez, justo como nunca. Una emoción sinceramente nada parecida a la que tuvo fuera del auditorio. No podía recordar un momento comparado con este que vivía en invierno, nunca se había sentido tan cercano a sus padres, ni tampoco a sus hermanos. Además, al terminar las películas, hizo algo que no hacia desde bebé. Los besos resultaban asquerosos desde que Trevor Jetkins le dio un beso en primaria, no había sido un reto, ni por voluntad propia, sino por un terrible accidente. Accidente que les cobró a ambos años de acoso y burlas por lo ocurrido. Oh, y además odiaba los besos por el simple hecho de que sus padres casi nunca le habían dado ni uno solo. De hecho, los pocos besos recibidos en la mejilla o frente de Sebastian Miller, los tenía contados. Uno había sido al nacer, cuando hacía pocos segundos lo sacaron del vientre de su madre. Y lo sabe por un detallado video que su padre había grabado mientras el acto sucedía. Vio a su joven y exhausta madre dándole un beso en la frente, sin importarle que tuviera una desagradable capa de sangre por la piel. Y, el último, fue cuando recibió el disparo en la oreja. Desde luego no había salvación, solo trauma. De todos modos, esos amargos recuerdos no importaron, porque Sebastian se inclinó hacía su madre y le dio un tierno beso en la frente, justo como ella hizo hace dieciséis años. Y dio un beso en la mejilla de su padre, después su hermano diría que besar a un padre era muy homosexual, pero su hermano desde luego era raro. Amaba a su familia, no importaba lo que había pasado, seguían ahí todos, y era mejor aprovecharlo. Esos días no pensó en cortarse los restos de la oreja.
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Las notas perdidas: Sangre en el lagrimal
Mistero / ThrillerGloomy Valley jamás estuvo tan mal. La oscuridad que acechó cada rincón y calle del pueblo avivaron problemas permanentes para sus habitantes. Y cuando la gente pensó que no podía ponerse peor, tendrían que prepararse para una nueva crisis que espe...