Princesa perdida

8

/Katsuki/

El cielo gana un color rosa que se mezcla con morado para avisar que la noche se acerca. Los soldados poco a poco se alejan del lugar de entrenamiento hacia las duchas, la mayoría van conversando sobre su fuerza y cómo han mejorado, mientras yo no puedo alejar la maldita sensación de incomodidad en el pecho.

¿Qué me pasa?

Estoy tan enojado porque ayer ni siquiera quiso hablarme, la esperé por horas mientras mi orgullo discutía con mi culpa, dejando que mi enojo aumentara con cada minuto. Enojo que sólo empeoró esta mañana cuando supe porqué no se apareció en todo el día por el castillo. Sólo quería gritarle pero el enojo se apaciguaba cuando recordaba cómo me miró esperando que la ayudara mientras mi padre rompía sus dibujos y espada.

Sus ojos buscaron ayuda y nadie respondió.

-¿Qué esta pasando?-pregunto entrando al salón donde mi madre esta unas escaleras bajo mirando a mi padre. Al oírme entrar se voltea y veo en sus ojos el miedo.

-Voy a interrogar a la chica-dice mi padre serio-es todo.

-El rey debe pensar....

-No debo pensar nada-suelta mi padre molesto interrumpiendo a mi mamá.

-Si rompes sus cosas...

-No hay un "si" en esto-dice mi papá y entiendo lo que esta pasando-actúa como si fuera un invitada en este planeta y tú la tratas como tal-el volumen de su voz aumenta igual que su enojo-no es tu amiga Essia, no es una invitada de honor en este palacio. Ella es una prisionera y ya.

-¿Y por eso planeas destruir sus cosas?-pregunto serio.

-Planeo ayudarla a recordar-dice fijando sus ojos en mi.

-¿Y si no sirve?-cuestiono-si luego con el tiempo recuerda algo, jamás lo dirá después de esto.

-Idearé formas para sacarle la verdad-explota enojado-¿vas a discutir conmigo tu también por esa chica?

-Creo que debe pensarse...

-¡Tráiganla!-grita cortando mis palabras-y a ustedes dos más les vale mantener la boca cerrada cuando comience.

Rara vez él cambia su forma de pensar, en especial si esta enojado, por eso ni siquiera pude levantar la vista hasta que...

-..por favor.

Parecía tan desesperada y rota por perder su espada y dibujos, y aunque mi padre no entendió la razón de su llanto fue fácil saber que no se trataba de una simple libreta y una espada fría.

*Escuche que la reunión fue interesante-mi madre aterriza sobre el techo donde estoy sentado sin ánimos de hacer algo.

*Lo fue-digo serio pero la verdad es que poca atención le di a los temas tratados, y aunque los escuché y analice rápido, mi mente poco pudo concentrarse después de la aparición de Ariza.

*Tu padre dijo que tendrás que viajar al sur-asiento-¿eso te tiene así?-la miro de reojo-¿o tiene que ver con Ariza?

*¿Por qué algo tendría que ver con ella?-suelto molesto.

*Creí que ya eran amigos-la miro-tranquilo, tu padre no sospecha nada.

*No sé de qué hablas-ella sonríe levemente.

*Si tú lo dices-dice con ese tono de burla que ahora me irrita-después de todo sólo soy tu madre-respiro hondo corriendo la mirada al frente fijando los ojos en el cielo y viendo como las luces del pueblo fuera del castillo se encienden-tampoco he podido hablar con ella-dice con aire triste.