/Ariza/
Me paso la tarde dibujando. Dibujo tanto que cuando decido hacer una pausa, la mano y muñeca me dan una punzada dolorosa. Me doy cuenta que tengo todo el dorso de la mano sucia por el lápiz, pero eso pierde importancia al ver mis dibujos.
He dibujado el castillo por fuera, incluyendo todo sus detalles, incluso la sombras que el sol va creando. También alcancé a dibujar parte de la vida fuera del castillo, algunos árboles y flores siendo movidos por el viento.
Quisiera poder recrear sus colores.
Por alguna razón, no poder plasmar tal como es la imagen que tengo frente a mi, me irrita demasiado.
Dibuja todo.
Esa voz se repite como un eco suave en mi cabeza. Me exige que dibuje cada detalle. Grita que la mínima grieta en una muralla es importante y debo dibujarlo. La voz me molesta tanto como me aterra y no sé cómo sentirme con eso.
¿Quién es?
Es un hombre, eso es evidente. Pero no me genera un poco de confianza o seguridad. Y cada vez que comienzo a dibujar, o mis ojos se fijan en algo que llama mi atención, el pecho se me retuerce levemente. Es como si hubiera algo en esto que está mal y el corazón se me acelera demasiado confirmando esa sensación.
Aunque me resisto a dibujar, mi deseo por hacerlo es mucho mayor. Suspiro mirando de reojo la libreta a un lado.
¿Qué está mal?
Ruedo los ojos molesta y vuelvo a tomarla. Justo cuando mis dedos abren la tapa, unos gritos y explosiones llaman mi atención.
Me levanto siguiendo el ruido y pasa un rato cuando encuentro un lugar inmenso lleno de hombres y mujeres peleando. Se lanzan una clase de luz que lastima a quien le llega, entonces veo movimiento en el cielo y veo al príncipe. En su rostro hay una sonrisa llena de maldad que lanza un escalofrío a mi espalda, está peleando contra 3 personas y parece disfrutarlo.
¡Dibújalo!
La idea es tentadora pero me rehúso a hacerlo. Así que doy media vuelta y me meto en el castillo, me distraigo de dibujar buscando mi habitación. Una tarea que me toma demasiado tiempo.
Me paseo por muchos lugares y abro muchas puertas hasta encontrarla, hay comida, así que, sin pensarlo como todo lo que puedo.
Cuando es de noche me cuesta dormir.
Me siento muy sola.
Intento forzarme a recordar algo, de dónde vengo, algún rostro, alguna conversación, una voz pero nada viene a mi cabeza y es frustrante. Lo único que he recibido es esa orden de dibujar y ni siquiera creo que sea algo bueno.
Despierto de golpe cuando tocan la puerta y sin esperar una respuesta, el mismo soldado de ayer, entra.
*Levántate-dice Kae molesto-los reyes te esperan.
Me levanto y voy al baño, me visto con el mismo tipo de ropa de ayer. Según la reina, hoy me traerán ropa normal, vestidos y cosas así.
Cuando salgo del baño Kae comienza a caminar sin esperarme. Corro a la habitación y tomo mi libreta lista para seguirlo.
Voy dibujando parte del camino lo mejor que puedo pero él camina muy rápido.
*¿Qué haces?-pregunta serio.

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Princesa perdida
De TodoCuando te presentes ante el rey dile que la encontré...dile que encontré a la princesa perdida.