10. Montse

1.1K 205 170
                                    

Maratón 1/3

—Son como las ocho con veinte, ¿es que tu jefa no respeta horarios? Eso es demandable si no te pagan horas extras

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Son como las ocho con veinte, ¿es que tu jefa no respeta horarios? Eso es demandable si no te pagan horas extras.

Doy un respingo, sorprendida por tu voz, la última que esperaría escuchar más por el día de hoy. Por instinto he agarrado mi bolso con fuerza y cuando eres consciente de eso, esbozas una sonrisa burlona.

—¿Qué rayos haces aquí?

—Esperándote, obviamente.

Me miras como si yo fuera estúpida por no conocer la respuesta de antemano.

—Creo que te dije específicamente que no quería verte más hoy.

Te detienes un segundo para mirarme fijamente, consternado, esta vez no veo la arrogancia o burla en tus ojos.

—No es que no sea divertido este jueguito de molestarnos uno al otro —ironizas—, pero siento que en este momento de verdad me odias. Y si es así, ¿por qué? No te he hecho nada... no que yo sepa y que merezca este desprecio.

Entonces me siento mal porque tienes toda la razón. Soy demasiado agresiva y para serte sincera, no me reconozco. Yo no soy así. No puedo decir que es tu culpa tampoco porque hasta ahora no has hecho nada en mi contra. Me haces cuestionarme qué sucede conmigo.

Relajo la mano con la que sostenía el bolso y asimismo mi cuerpo. No eres una amenaza, me digo, pero a la vez me cuestiono grandemente por qué, en primer lugar, debo decírmelo.

¿Una parte de mí te considera una amenaza?

Bajo la voz al responderte:

—Discúlpame, Ralph. Tienes toda la razón, no has hecho nada contra mí. Es solo que me asustaste. —Te noto destensar los hombros y peor me siento porque significa que realmente te sentías atacado... por mí—. No te he agradecido por lo del horno. Muchas gracias, sí era algo que necesitaba. Gracias por dejarme conservarlo.

Sonríes, parece que de nuevo quieres verme como tú amiga... Y entonces de nuevo una alarma suena atronadora en mi interior. Pero ¿por qué? Sé que no corro riesgo contigo, pero por algún motivo, mi corazón siente que tu sonrisa podría ser letal.

—Era lo justo. Además, yo no tengo un lugar propio donde dejarlo y mi hermano ya tiene el suyo. Sería tonto no dártelo.

—¿Estás acá desde esta tarde?

—Tus palabras exactas fueron "procura no regresar acá" —dices, sacando de nuevo el tono bonachón—, y técnicamente te hice caso porque no me fui en primer lugar. Estuve en la plaza, más específicamente en la sala de cine. Vi una película y luego vine a sentarme para esperar que salieras.

—¿Fuiste al cine tú solo?

—¿Por qué te sorprende?

Lo pienso.

Las raíces de Ralph •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora