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Lo primero en lo que pienso al despertar es «por Dios, Montse, ¿qué hiciste?».
Lo segundo es «tengo un brazo adherido a mi abdomen y no es mío».
Parpadeo para ubicarme; me encuentro en tu habitación, en la cama que yo te ayudé a elegir pensando en tus conquistas y caigo de pronto ante la realidad de que ahora soy una de ellas. Al menos fui la primera en este colchón... espero haber sido la primera, han pasado como diez días desde que la compraste, ¿no será que...? Me reprendo mentalmente. ¿Qué más da?
Aún no ha aclarado el día, pero sé que está amaneciendo porque por la ventana veo un tono grisáceo, justo el que precede al alba. Con cuidado de no despertarte, me desprendo de tu agarre y en puntillas salgo de la habitación. Un escalofrío me recorre las piernas y, como si fuera una niña chiquita regresando de una travesura a mitad de la noche, me recuesto en mi sofá de nuevo, arrebujándome en el edredón que está tirado sin cuidado sobre el suelo.
No puedo dormir más. Es imposible.
Acabo de tener sexo contigo y hay una sensación incómoda en mi pecho al respecto, como si hubiera hecho algo malo, como si estuviéramos cometiendo un delito al actuar consensuadamente como adultos solteros. Y no sé qué es y eso me enerva. En mi mente empiezo a enumerar las razones por las que debería preocuparme:
1. Eres el cuñado de mi mejor amiga y no quiero ser responsable de tensiones familiares si... si esto se vuelve incómodo.
2. Eres un mujeriego y tengo traumas personales con hombres así, de modo que la vía lógica me lleva a pensar que nada bueno saldrá de esto... ¿qué es esto, Ingeniero?
3. No sé exactamente qué siento por ti, pero sí tengo muy claro lo que no quiero sentir por ti y creo que haberme dejado llevar puede jugarme en contra.
4. Lo más probable es que para ti esto sea una noche casual más y eso está perfecto para mí también... o lo estaría si luego de esta noche no fuera a saber más de ti, el problema es que ambos sabemos que no nos podemos distanciar así no más sin levantar preguntas.
Lo que me lleva a...
5. No puedo contarle a Verónica. A nadie. No quiero que nada cambie, no quiero estar en una relación —fuera del hecho de que sin duda tú tampoco quieres—, y mucho menos quiero que Vero cambie su opinión de ti o de mí. Las cosas están bien como están.
6. Esto fue un error, Ingeniero.
Me giro en el sofá, dejando mi rostro hacia el respaldo y cierro los ojos con fuerza. Siendo justa, necesito también pensar en la lista de cosas buenas que puedo sacar de esto:
1. Te había estado deseando hace tantos días, que me empezaba a quemar en la cabeza la idea de no tenerte.
2. La realidad fue mucho mejor que la expectativa. Puede influir que hace varios meses no estaba con un hombre en la intimidad, pero de todas maneras, fue inolvidable.
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Las raíces de Ralph •TERMINADA•
Romance❝Ralph es un mujeriego que vuela libre. Montse desea aferrarse a su independencia. Cuando la rivalidad entre ambos se convierta en amor, sus mundos se pondrán de cabeza❞. *** SERIE "LOS GIROS DEL AMOR" IV (No son secuelas, se pueden leer de forma au...