Muchas personas a nuestro alrededor, una suave brisa acariciando las hojas de los árboles, el cabello de algunas chicas, el rostro de los que caminaban al contrario de éste, niños jugando, brincando y gritando de alegría, pajaritos en el aire cantando y abriendo sus alas al cielo, yo junto a un cantante que más que un cantante es una bonita persona tanto por fuera como por dentro, sonriendo a mi lado mientras andamos en bicicleta... Todo era perfecto.
El clima estaba de lo mejor, el sol estaba en su punto, los colores del lugar resaltaban con el resplandor de la tarde, Jimin y yo andábamos todo sonrientes en la bicicleta, que luego de tantos intentos y fracasos terminamos montando una de parejas porque un señor había dicho que nos veíamos bien juntos, hasta nos preguntó si éramos pareja, Jimin solo sonrió y me miró, no contestó a la pregunta del señor. En fin, estuvimos andando en bici durante una hora y media, todo fue muy bonito, pero ya se me habían cansado las piernas así que le pedí detenernos un rato.
- Tus piernas son tan cortas. - dijo entre risas, mirándome mientras caminábamos para sentarnos en uno de los banquillos cerca.
- No hables, tú también eres chiquito.
- Pero al menos soy más alto que tú. - me miró con una expresión de satisfacción.
Me senté en el banco, bajo un árbol que quedaba cerca del río.
- Ah, ¿sí? Pues... Ello hay chicos que soy más altos que tú. - le respondí en modo de burla.
- Pero esos chicos no te gustan como yo a ti, ¿o sí?
Pero qué-
Mis mejillas se tornaron de un color rojizo, desvié la mirada y empecé a jugar una vez más con mis dedos.
- ¿Estás nerviosa o apenada?
Mis ojos lo miraron rápidamente topándose con los de él. - Es que me di cuenta de que cada que estás nerviosa, apenada o tímida, empiezas a jugar con tus manos o desvías la mirada. O... ¿Me estoy equivocando?
No se equivocaba. Había acertado en decir ese dato sobre mí, pensé que nunca se daría cuenta, pero me equivoqué. Volví a mirar hacia otro lado aún más apenada que antes, apoyé mis codos sobre mis piernas y con las palmas de mis manos cubrí mi rostro.
Jimin se sentó a mi lado, colocó una de sus manos sobre mi espalda acariciándola junto con mi cabello. En cuanto sentí su mano sobre mi cabeza, mi corazón se detuvo, quité las manos de mi cara, mis ojos estaban sorprendidos por su acción.
- Lamento ponerte así, no fue mi intención. - susurró cerca de mí, su voz erizó mi piel, sentí algo en el estómago, algo extraño, difícil de explicar. - ¿Me perdonas?
Giré la cabeza aún encogida, su mirada se topó con la mía, el rubio tenía una sonrisa en su rostro esperando una respuesta, estaba muy cerca de mi cara cuando lo vi. Rápidamente enderecé mi cuerpo y carraspeé mi garganta.
- Está bien, no hay de qué preocuparse. Al menos ya sabes algo más sobre mí. - aún estaba nerviosa, su mano aún seguía en mi espalda. - Solo no vayas a usar ese dato a tu favor, en un futuro.
Él empezó a reírse, mientras yo lo miré confundida. - ¿Qué, por qué la risa?
- Perdón, es solo que no haría algo como eso, así que no tienes de que preocuparte.
- Bueno. Está bien.
El chico de ojitos lindos se puso de pie frente a mí y me extendió su mano.
- Ven, vayamos por algo de comer.
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- Me siento algo apenada porque te hice gastar mucho dinero. - lo miré mientras tomaba del vaso con agua a mi derecha.
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Melodías del corazón || PJM
Fanfiction¡Sin corregir! Mérida, una talentosa diseñadora, decidió viajar a Corea del Sur para encontrarse con su amiga coreana, sumergirse en la cultura y perfeccionar su dominio del idioma. Mientras exploraba las calles de Seúl, tuvo la oportunidad de cono...