MI AMOR, PARA TODA LA VIDA
Era muy temprano, ni siquiera había desayunado, no sentía la necesidad de hacerlo, en realidad no sentía nada, Jisoo y yo estábamos llegando del funeral de Jimin, me sentía cansada de llorar, sabía que por más que intentara hacerlo, el dolor no desaparecería como quería que lo hiciera, no lo haría en mucho tiempo. En cuanto las dos bajamos del auto, me adelanté a abrir la puerta de la casa, entré al lugar y luego de dejar mis cosas sobre el perchero, me dejé caer sobre unos de los muebles de la sala. Jisoo entró unos segundos después, guardó las llaves en su bolso y después de dejarlo en el perchero se detuvo a mirarme con tristeza.
La chica caminó en dirección hacia mí. — Mérida necesitas descansar. — Y se sentó a mi lado.
En silencio y sin más lágrimas que derramar miraba a la nada, perdida entre los recuerdos. — Se fue Jisoo, me dejó, y esta vez para siempre.
La pelinegra acarició mi cabello pegando su rostro a mi mejilla. — No digas eso. Puede que no esté más físicamente, pero sé que te estará cuidando desde donde sea que esté ahora.
— No quiero que me cuide desde la distancia, no quiero dejarlo ir, no puedo. — solloza me abracé a mí misma, sentada sobre el mueble de la casa.
El mueble. Ese mismo mueble en donde nos besamos por primera vez.
— Tal vez nos dio tiempo para cumplir unos sueños antes. Tal vez no nos juntó antes por alguna extraña razón, ¿No crees?
— Tal vez tengas razón. Dicen que lo bueno siempre tarda en llegar, pero ¡Maldición! ¿Por qué no nos juntó desde un principio, así no tendría que buscarte en tantas mujeres?
— Pero tienes que hacerlo. Ya verás que con el tiempo podrás dejarlo ir. — la pelinegra se acercó a abrazarme. — Sé que se te hará difícil, lo sé, pero tienes que ser fuerte por los dos y seguir adelante, sabes que él te hubiera dicho lo mismo si estuviera aquí. — quería seguir llorando, quería terminar de sacar el dolor que aún tenía guardado, pero ya no tenía las fuerzas ni las lágrimas suficientes para hacerlo. Me aferré con fuerza a mi mejor amiga tratando de aceptar lo que estaba pasando. No quería hacerlo, pero tenía que. La chica se separó de mí y me miró melancólica. — Quiero darte algo.
— ¿Qué es? — la miré confundida. Ella se levantó en silencio del mueble y camino hasta el estante donde había dejado su bolso luego de haber regresado del entierro de Jimin. De éste -su bolso- sacó un sobre blanco, parecía una carta y camino de regreso hacia mí.
— Antes de Jimin fallecer había escrito una carta para ti por si algo sucedía y la dejó con su hermano para que te la entregara. — mis ojos pasaron de los de la chica frente a mí al sobre en sus manos. — También te dejó unas cuantas cosas que están en su departamento, puedes pasar por ellas cuando quieras. — terminó entregándome con el sobre un par de llaves. La llave de la casa de Jimin.
No supe qué decir. Mis manos tomaron los objetos, mis ojos volvieron a encontrarse con la pelinegra, luego volví a mirar una vez más el sobre en mis manos. Pensé mucho antes de abrirlo, el sobre me recordó la carta que le había dejado con Jisoo aquel día antes de regresarme a mi país, era como si el karma se vengara de mí por él. Con delicadeza abrí el sobre y saqué de éste varias hojas con su letra.
Dios, estoy segura de que esto me dolerá más de lo que pienso.
Para: Mérida.
Mérida, mi pequeña pulguita, mi lucero y mi atardecer. Si te escribo esta carta es porque probablemente me fui de este mundo y no tuve la fuerza suficiente para seguir luchando con todo esto. Sé que no la estás pasando bien, sé que luchas cada día con las cosas que has estado viviendo luego de habernos hecho parejas, me hubiera gustado seguir respirando para protegerte de cualquier cosa, pero no pude. ¿Sabes? La mayor parte de mi tiempo estuve solo, dándole un poco de espacio a mi mente. Si, lo sé, si, sé que te duele que ahora no esté, me odio a mí mismo por todo lo que te hice pasar, te dije muchas mentiras para así no romper tu corazón y admito que cometí un montón de errores a lo largo de mi vida, pero el conocerte no creo que lo haya sido. Ese día que nos besamos por primera en la casa de Jisoo me prometí hacer cualquier cosa para no hacerte llorar, lo siento, no pude cumplir esa promesa. A veces me preguntaba por qué me querías, me preguntaba tantas veces por qué estabas conmigo, me aceptaste en tu vida con todos mis demonios y defectos, con todo lo bueno y lo feo que existía en mí y aun así te quedaste, hasta ese día. Ese día, bajo la lluvia en el que terminaste conmigo y con todo lo que habíamos creado mi corazón se rompió, te rogué tantas veces que no lo hicieras, que no te fueras, pero no, fuiste más terca que una mula y mirándome a los ojos me entregaste aquel anillo de compromiso en donde nos habíamos jurado amor eterno. Dios, cuanto sufrí con tu partida, lloré como un bebé todas las noches deseando que regresaras y que volviéramos a ser los mismos locos enamorados que éramos antes de que el mundo se enterara e hiciera de nuestro amor un caos. Luego de tres meses regresaste y tuve ese accidente, maldición Mérida, ¿Por qué no te apareciste antes? ¿Por qué te fuiste y me dejaste solo? ¿Acaso nuestra promesa de nadar juntos contra la corriente te valió un comino aquella noche o se te había olvidado? Aún recuerdo la primera vez que lo hicimos, Dios, fue mágico, algo que aún recuerdo como si fuera ayer. Recuerdo que estábamos en la casa de Jisoo, en tu habitación, estabas nerviosa al igual que yo, tenía tanto miedo de hacerte daño, por un momento dudé en si hacerlo o no, pero me miraste con esa seguridad y esa sonrisa en tu hermoso rostro que no pude resistirme y terminé besándote. Aún recuerdo tus quejidos en mi oído del placer que sentías, aún tengo tatuadas tus caricias en mi piel, aún tengo el sabor de cada uno de los besos que me has dado, aún recuerdo las veces que me confesaste tu amor hacia mí, aún recuerdo tu aroma en mis fosas nasales, tu tierna y cálida piel pegada a la mía y tu dulce voz diciendo mi nombre cada que entraba en ti cada que lo hacíamos.
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Melodías del corazón || PJM
Fanfiction¡Sin corregir! Mérida, una talentosa diseñadora, decidió viajar a Corea del Sur para encontrarse con su amiga coreana, sumergirse en la cultura y perfeccionar su dominio del idioma. Mientras exploraba las calles de Seúl, tuvo la oportunidad de cono...