Miré a Jisoo con una expresión de perrito mientras le suplicaba que me diera la oportunidad conseguir algún trabajo que me ayudara a ganar dinero para pagarle por todo lo que había hecho hasta el día de hoy.
Ella rodó los ojos aburrida luego de resoplar cansada de mis súplicas, pasó una de sus manos por su rostro y nuevamente me miró.
- Está bien, veré si puedo ayudarte a conseguir un trabajo.
- ¡Sí! - mis brazos se alzaron sorpresivamente por la emoción que sentí. Me levanté de la silla frente al comedor y me acerqué a la chica que me acompañaba. - ¡Gracias, gracias, gracias!
Repetía una y otra vez sin parar, no podía dejar de sonreír, mientras que la chica a la que abrazaba parecía sentirse aburrida y con poca paciencia. En cuanto vi su expresión, rápidamente me separé de ella y reí leve, volví a mi asiento y terminé mi desayuno.
Eran las ocho treinta, Jisoo y yo estábamos en la entrada de la casa despidiéndonos. En cuanto la vi desaparecer en su auto, cerré la puerta y me dirigí a la recámara donde me bañé, cepillé los dientes y vestí con algo cómodo.
Salí al patio a leer un poco, eran las nueve veinte así que no tenía aún ganas de escuchar música, miré mi celular unos minutos después para ver si había llegado algún mensaje de alguno de los chicos, pero no.
Nueve treinta, aburrida. Leer me había aburrido, me gusta leer, pero no soy de las personas que suelen hacerlo durante media hora o más, si el libro no llamaba mucho mi atención, me aburría rápidamente.
Fui a la cocina por un plato de frutas con miel y cuando regresé al patio mi celular estaba en la orilla de la pequeña mesa, al parecer se había movido un poco por la vibración de algún mensaje o llamada. Lo sostuve en mi mano libre ya que en la otra aún sostenía la taza con las frutas, fui directamente a Kakaotalk ya que de Instagram y WhatsApp no había llegado nada, en cuanto entré al grupo noté que los chicos habían enviado algunos mensajes de texto donde daban los buenos días, sonreí a la pantalla y luego de sentarme y poner el plato sobre la mesa respondí con un: "espero que cada uno tenga un bonito día hoy".
Unos segundos se hicieron esperar y ya habían respondido con un: "gracias, igual para ti", de su parte. Volví a sonreír a la pantalla, estaba feliz, ¿Quién diría que estaría escribiéndole a los chicos de Bangtan? Solo en mis sueños pasaba, ya no, esos sueños se habían hecho realidad.
Como vi que no siguieron escribiendo y me había aburrido de leer decidí ir a dormir un rato más. Las horas pasaron como agua en un río con corriente, solo había cerrado los ojos y unos minutos después mi alarma había sonado indicando que ya eran las doce con quince del medio día.
Me levanté para prepararme algo de comer, mientras escuchaba música a través de mis auriculares comía una que otra fresa de una pequeña taza que me había preparado antes de haber empezado a cocinar.
Jisoo me matará por comerme todas las fresas.
Terminaba de servir la comida cuando escuché el timbre de la puerta sonar, fruncí el ceño, extraña.
- ¿Jisoo no me había dicho que almorzaría en la oficina? - me asusté un poco por lo que pudiera estar afuera de la casa, aun así, me acerqué a la puerta con una de las últimas fresas en mi mano. - ¿Quién es? - pregunté curiosa.
- He... Soy yo, Namjoon. ¿Puedo pasar?
Mis ojos casi salen de sus cuencas cuando escuché la voz de la persona detrás de la puerta hablar. - ¡¿Namjoon?! ¡¿Namjoon e-está aquí?! - miré a todos lados en busca de algo, pero, Qué buscaba? Luego me miré. - ¡Ay no, estoy en ropa de cama todavía! ¿Qué hago?
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Melodías del corazón || PJM
Fanfiction¡Sin corregir! Mérida, una talentosa diseñadora, decidió viajar a Corea del Sur para encontrarse con su amiga coreana, sumergirse en la cultura y perfeccionar su dominio del idioma. Mientras exploraba las calles de Seúl, tuvo la oportunidad de cono...