— ¿Después de que tiempo te gustaría que hiciéramos público nuestra relación? — Jimin, mientras caminábamos de regreso a la casa, me preguntó.
Lo miré algo confundido, no sabía qué responder. — ¿Por qué me preguntas eso?
— No lo sé, solo quiero saber.
— Pues... No lo sé, cuando tú creas que sea hora de hacerlo, no llevamos mucho tiempo juntos así que por ahora no sería bueno hacerlo. Espera, no lo sé... Uno o dos años tal vez para luego hablar con los demás y preguntarles qué les parece la idea. — respondí mirándolo. — Sabes que no todas las personas lo tomarán de buena manera, ¿verdad? No a todo el mundo le agradará nuestra relación por muchas razones.
— Sabes que eso no me importa, lo que importa es que te quiero y eso no cambiará. — dijo sin titubear. Mis ojos lo miraron alegre, no sabía que diría esas palabras tan bonitas así que lo abracé. Jimin se sorprendió por mi abrazo sorpresivo, me miró sonriendo y también me abrazó.
— Gracias por decir eso. — comenté escondida en su abrigo.
— No tienes que agradecer por algo que siento.
Levanté la mirada para verlo. — Pero es que vamos tan deprisa con esto que a veces pienso que todo es un sueño del cual no me gustaría despertar jamás. — mis ojos se cristalizaron al imaginarme una vida sin él. — No quiero tener que despertar algún día y ver que todo esto solo era parte de alguna imaginación.
Jimin se detuvo mirándome algo confundido, me tomó de la barbilla y limpió la lágrima que bajaba por mi mejilla. — Mírame, esto no es un sueño, es la realidad, estamos juntos de verdad, no tienes por qué temer a nada. Estoy aquí para ti siempre, y si llega a ser un sueño como dices, entonces trata de no despertar, ¿okey? Porque sin ti, mi sueño también desaparecería.
Y las lágrimas hicieron su trabajo. Empecé a llorar, no podía evitarlo, limpiaba mis mejillas con mis manos tratando de calmarme, pero no podían parar.
— Hey, mi pequeña luciérnaga, no llores. — Jimin me ayudó a limpiar mi rostro para luego acercarme a él y abrazarme. — Estaré aquí siempre, así sea esto un sueño o no, siempre me tendrás así que no llores.
Un: "Te adoro tanto" salió de mi boca entre su abrigo. Lo abracé fuerte con los ojos cerrados deseando que todo esto no fuera un sueño más. Luego de haberme calmado y dejado de llorar, Jimin me acompañó hasta una cuadra de la casa, los dos íbamos tomados de la mano como si nada más entre los dos importara. Los dos nos detuvimos cerca de la entrada de la casa, Jimin me miró con una sonrisa en su rostro mientras sostenía mis manos.
— Mírame, no quiero verte llorar, ¿Está bien? Eres muy hermosa para hacerlo, no quiero que sufras. — una de sus manos acarició una de mis mejillas haciendo me que dejé llevar por su roce, incliné la cabeza hacia ésta en una sonrisa.
— No me pidas algo que es difícil de evitar, así como no se puede evitar ser feliz por momentos, no se puede evitar llorar.
— Bueno, tienes razón, pero igual, trata de no llorar y menos por cosas que no tienen importancia, ¿está bien? — asentí sonriendo de labios cerrados. — Bueno, ya me tengo que ir, hay mucho por ensayar.
— Trata de no forzarte tanto, eres humano y también puedes enfermarte o cansarte. — le aconsejé haciéndole entender que no tenía que tratar de ser perfeccionista para hacer quedar bien con el fandom porque ya era lo suficientemente perfecto para ellos aún con sus imperfecciones.
— Lo intentaré.
— No lo intentes, hazlo.Él agachó la mirada asintiendo. — Está bien, lo haré, no te preocupes. Bueno, ya me tengo que ir. — nuestros labios se unieron en un corto y tierno beso, luego se separó. — Después hablamos, ¿sí?
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Melodías del corazón || PJM
Fanfiction¡Sin corregir! Mérida, una talentosa diseñadora, decidió viajar a Corea del Sur para encontrarse con su amiga coreana, sumergirse en la cultura y perfeccionar su dominio del idioma. Mientras exploraba las calles de Seúl, tuvo la oportunidad de cono...