Capitulo 11.

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Finalmente estábamos de regreso en casa, mi hermano se tardó un poco en acostumbrarse a las muletas, de hecho podría decir que no se siente cómodo todavía. Lo ayudé a llegar hasta su habitación, se sentó en la cama pegando su espalda en la cabecera mientras yo conseguía un cojín pequeño para colocarlo debajo de su rodilla.
Mamá y papá saldrían a comprar algunas cosas que necesitaría Aarón para sus rehabilitaciones.

Regresé a mi habitación no sin antes decirle que me gritará si necesitaba algo más. Puse a cargar mi celular que lo había extraviado en el hospital. Cuando lo daba por perdido una enfermera me lo devolvió diciéndome que lo había visto en el baño y que tenía mucha suerte que alguien no lo hubiera tomado, vaya que tenía razón.
Dejé que la batería cargará un poco para después encenderlo. Apenas se conectó al internet y los mensajes junto con las notificaciones de otras aplicaciones no se hicieron esperar.
Tenía varios mensajes de Emilio y Karla, contesté todos.

Escuché la voz de mi hermano gritando mi nombre. Entré alarmada porque pensé que se había caído o algo más grave, pero no, resultó solo ser hambre. Bajé a la cocina para preparar algo de comer, no había mucho porque con todo esto no se habían podido hacer las compras.
Subí a su habitación para comer juntos. Le acerque de esas mesitas para cama que me encontré en un cuarto de la casa, son tan útiles esas cosas que no sabes en qué momento vas a necesitarlas.

Veíamos un poco de televisión o mejor dicho Aarón lo hacía. Se encontraba mirando un partido de béisbol y sinceramente le había perdido el hilo desde la segunda entrada. Estaba revisando mi celular, dejé mi like en una foto que el Club América había subido de Emilio entrenando.

— Pues quién te escribió.

— Nadie. — respondí.

— Con eso de que ya le sonríes al teléfono.

— Claro que no. — negué.

— ¿Ese es tu “amigo”? El tal Emiliano.

Señaló la foto a la que recién había reaccionado, había olvidado bajar la publicación.

— Primero, su nombre es Emilio. — le corregí. — Segundo, no entiendo porque le haces “así”. — repetí el movimiento de las comillas con mis manos.

— Porque ese día que vino podría jurar que hay algo más que una amistad.

Me sentía fatal por seguirle mintiendo sobre mi verdadera relación con Emilio pero de verdad quiero evitarle un problema porque no se cómo vaya a reaccionar.
Aunque ya no podía ocultarlo más, quería contárselo y acabar con este secreto de una vez pero no podía o más bien, no encontraba las palabras correctas para decirle.

Así que tomé el camino fácil: evadir la conversación.

— Dame tu plato, lo llevaré a la cocina.

Obedeció. Bajé con ambos platos en mis manos, comencé a lavarlos de una vez para que después no se me hiciera más pesado.
La puerta de la casa se abrió dejando ver a mi mamá quien traía un folder en su mano.

— Hola Regi. — me saludó.

— Hola.

Me extrañó mucho no verla llegar con mi papá porque se habían ido juntos, no dudé en preguntárselo:

𝗖𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮 𝗹𝗮𝘀 𝗿𝗲𝗴𝗹𝗮𝘀 / 𝗘𝗺𝗶𝗹𝗶𝗼 𝗟𝗮𝗿𝗮 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora