Capitulo 7.

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Todas las familias se despedían de sus hijos quienes estaban por subir al autobús que los llevaría a la competencia nacional de fútbol americano. Trataba de mostrarme fuerte pero me era imposible no soltar una lágrima. Eran lágrimas de orgullo y admiración hacia mi hermano pues estaría fuera de casa por tres semanas para representar al equipo de la Ciudad de México en este torneo.

Mis papás seguían abrazándolo y dándole uno que otro consejo, se separó de ellos para acercarse a mi. Sin dudarlo nos unimos en un abrazo, le susurraba palabras de aliento y motivación.

— ¿Llevas todo? ¿No olvidas nada?. — le preguntó mi mamá al separarnos.

Era como la quinta vez que lo hacía.

— No te preocupes mamá, llevo todo. Tranquila, estaré bien. — respondió.

— Mi bebé se irá. — expresó mi mamá con tristeza.

— Mamá son solo unas cuantas semanas. — traté de tranquilizarla.

— Recuerda tener cuidado con tus cosas, no te separes del grupo cuando salgan, come a tus horas, duermes bien, llámanos todas las noches y...

— Mami, ya no tengo siete años. — le interrumpió mi hermano pues mi mamá estaba soltando recomendaciones como si de un niño se tratara.

Era momento de que Aarón subiera al autobús. Realmente le estaba afectando a mi mamá, tanto que rechazo la mano de mi papá. Mi hermano se despedía desde la ventana, mi mamá le mandaba besos mientras lloraba, mi papá le lanzaba expresiones de aprobación y yo solo formulé un Tu puedes que espero que haya podido descifrar.

El camión arrancó su marcha hacia Puebla, donde se haría el torneo. Los tres regresamos al auto para ir a casa. El camino estuvo muy callado, vaya que si hacian falta los chistes malos de mi hermano.
Al llegar a casa cada quien tomó su rumbo, papá fue al jardín, mamá subió a su habitación y yo me quedé en la sala.

Miraba un programa de novias yendo a conseguir sus vestidos para su boda. Quién diría que criticar los vestidos elegidos y los presupuestos sería, cuando uno no tiene ningún conocimiento de moda ni mucho menos el dinero, puede llegar a ser tan entretenido.
Mi celular en la mesa de centro comenzó a vibrar, sin mirar quien llamaba atendí:

— ¿Si?.

Regi, hola. ¿Cómo andas?. — se trataba de Emilio.

— Todo tranquilo ¿Y tú?.

Igual. Oye ¿Estás ocupada o tienes planes para hoy?.

— Mmm no. Estoy libre. — respondí.

¿Te gustaría venir al boliche? Unos amigos del club organizaron la salida pero todos van con su pareja y no sé si puedas venir. — contestó algo temeroso de mi respuesta. — Puedes invitar a Karla, a Zendejas le falta pareja.

Karla regresó de sus vacaciones antier, así que no habría problema en invitarla. Además su compañía me vendría bastante bien porque conocería a los amigos de Emilio y luego le sumamos que nos verán como pareja, situación que me pone bastante nerviosa.

𝗖𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮 𝗹𝗮𝘀 𝗿𝗲𝗴𝗹𝗮𝘀 / 𝗘𝗺𝗶𝗹𝗶𝗼 𝗟𝗮𝗿𝗮 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora