Capitulo 20.

1.2K 86 5
                                    

No te olvides de comentar y votar.⭐
...






Emilio.

Todo el fin de semana no supe nada de Regina. Sentía demasiada impotencia de no poder hacer absolutamente nada porque eso le causaría más problemas a Regina y era lo último que quería.

Había regresado a mis entrenamientos, no sin antes tener que explicarle a los directivos el motivo del golpe en mi labio. Claramente no iba a curarse en dos días.

Una vez que terminamos, Jorge me detuvo en el camino hacia los vestidores.— Hey Pelón, ahora sí me vas a contar que pasó en tu fin semana. Te desapareciste.

— Tuve un pequeño problema.

— ¿Con tu novia? Ahora que hiciste Emilio.— me dijo.— No vayas a salirme con que la engañaste.

— No, claro que no.— me estaba debatiendo entre decirle la verdad o no. Al final decidí hacerlo.— ¿Quieres la verdad?.

— Pues claro.

— La verdad es que Regina y yo nunca fuimos una pareja.— me miró confundido.— Todo fue falso.

— ¿Hablas en serio?.— asentí.— ¿Y en el labio?.

— Fue un golpe que me dió su hermano al enterarse de todo y, la verdad, me lo tenía merecido.

— Espera, espera, ¿Fue su hermano quién te golpeó.— afirmé.— Supongo que eso no le dijiste a los directivos.

Lo miré obvio.

— Por supuesto que no. Les dije que me habían asaltado, no iba a darle de que hablar a la prensa. Regina saldría afectada y no quiero causarle más problemas a su vida.

Se quedó un momento en silencio, supongo que tratando de analizar todo.— Vaya, no me lo creo.— expresó.— Junto con Linda pensaba que tenían buena conexión, realmente hacen linda pareja.

— Yo esperaba que también tuviéramos esa conexión, sobre todo cuando comencé a enamorarme genuinamente de ella...— expresé.— Pero dicen que no todo lo bueno dura para siempre.

— Y no pensaste en confesarle tus sentimientos.

— ¿Qué caso tiene Jorge? Lo más seguro es que esté odiándome en este momento.— respondí.— Simplemente ya no quiero hacerle más daño, debo dejarla en paz.

Me alejé de Jorge para irme a los vestidores. No tenía ánimos de quedarme a bañarme en el club, además quería evitar a toda costa más preguntas sobre mi golpe. Así que solo tomé mis cosas y me dirigí al estacionamiento.

Me sentía mucho más tranquilo ahora que estaba en mi departamento. Me bañé con mucha más paz, escuchando mi música y sin interrogatorios. Esta semana quería concentrarme en mi equipo y en ganar el partido próximo. Por primera vez quería olvidarme de las mentiras y de los engaños, de las notas que salen en las redes sociales especulando sobre mi relación, necesitaba despejar mi mente.

Quería olvidar todo, excepto a Regina. Ya se había quedado para siempre en mi cabeza y las fotos en mi celular no ayudaban pues me hacían pensar más y más en ella.
La extrañaba, demasiado, pero también entendía que no podía aferrarme a ella y a lo que tuvimos.

Me encontraba recostado en mi sillón, tenía toda la tarde para mi solo o al menos eso creía cuando me llegó un mensaje de Karla diciéndome que necesitaba verme y hablar conmigo. No tenía que ser un genio para saber de qué quería conversar.

𝗖𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮 𝗹𝗮𝘀 𝗿𝗲𝗴𝗹𝗮𝘀 / 𝗘𝗺𝗶𝗹𝗶𝗼 𝗟𝗮𝗿𝗮 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora