Calor.
Eso sentía, mucho calor. Un vapor que me hacía sudar. El ardor de la excitación. La exaltación de la satisfacción. No podía más, debía calmarlo. Subí las escaleras de dos en dos, precisaba llegar al baño.
—Mi niña, ¿a dónde vas con tanta pris... —La voz de Nina se elevó, pero no me podía detener.
¡Necesitaba el jodido baño!
Giré el pomo de la puerta de mi habitación, pasando el seguro. Comencé a desvestirme y anduve hasta la regadera, haciendo que el agua helada cayera sobre mí como una cascada; desde mi cabello hasta los pies. Mi aliento era inestable. Me apoyé de las paredes como un gesto de soporte.
Después de varios minutos bajo el agua, la corté abruptamente. Salí de la bañera, mojando todo el piso. Me posicioné frente al espejo de la pared, observando mi figura.
Joder, Alessia. ¿Qué hiciste? ¡Donovan me había tocado! Permití que sus manos manipularan mi cuerpo, peor aún, tuve un orgasmo explosivo entre sus dedos. ¡Ese hombre era un salvaje! Perdí el control con él, pero su voz, todas esas cosas que me dijo, me imaginé cada maldita escena. Siendo tomada por él, sin piedad, sin reparos.
—¡Ahh! —exhalé por lo bajo, descargándolo todo.
Reparé mi cuello y una mancha violácea estaba maquillada sobré él. Donovan succionó con su boca hasta romper los vasos sanguíneos. Maldita marca.
—Tranquila, Alessia. Con un top cuello alto se resuelve el problema. —Me dije tratando de convencerme de que todo estaba bien.
¡No, nada lo estaba! Lo disfruté cada segundo. Deseé sentirlo dentro de mí, tocando cada fibra muscular, dejando un rastro húmedo a su paso, quise que sus labios se oprimieran tanto a los míos como si fuesen uno solo. ¿Pero qué estoy pensando? Me volvería loca.
Lo mejor será actuar como si nada hubiese pasado. Eso haría. A fin de cuentas, no le debía explicaciones a él, ni a nadie.
•••
Otro día llegó, y mi noche no fue tan placentera. Dormí mal porque mi cerebro no paraba de molestarme con planteamientos tontos, con recordatorios excesivos y escenas que se repetían una y otra vez en mi cabeza. Si Zarek no hubiese tenido problemas con los conductos de agua de su departamento, nuestra cita no se habría cancelado y así nada de lo que pasó con Donovan hubiese sucedido.
—Mi niña, ¿qué pasa? ¿No te gustó el desayuno?
Me hallaba sentada en mi habitual mesa, con Nina atestando el lugar de un aroma exquisito, pero mi energía estaba por el piso. Mi conciencia no tenía piedad conmigo, era Donovan y mis gemidos.
—No es eso, Nina. Sabes que nunca rechazaría tu comida. No dormí bien.
Se aproximó apresuradamente con su delantal de flores.
ESTÁS LEYENDO
Emporio di Rossi
ActionEl agente Roy Donovan es solicitado por la Central de Inteligencia en Washington. La misión es desmantelar Black Diamond, una organización criminal involucrada con el tráfico de diamantes de sangre. Alessia di Rossi dispone la fortuna más poderosa d...