—¡Bomba! —advertí, como un acto reflejo —. ¡Hay una bomba en el carro!5 minutos antes.
Todo en Alessia di Rossi era oscuro; su sentido del humor, su semblante y forma de expresarse. Como si fuese la reencarnación de Perséfone, la reina del inframundo.
Me dirigí al estacionamiento observando cada detalle. Decenas de trabajadores, lujos recargados y mucho poder que levitaba en el aire. Selena me facilitó las llaves de su auto. Ambos, viviríamos en el mismo apartamento; eso facilitaría la investigación.
Presioné la alarma y el sonido titubeó ante mis oídos. Caminé hasta posicionarme cerca de la puerta del vehículo, dispuesto a abordarlo. En el lugar, una neblina repentina de olor caro se adentró en mis fosas nasales.
Alessia di Rossi hizo acto de presencia, acompañada por sus guardaespaldas. Nuestras miradas colisionaron, como una fuerte hipnosis. Ella colocó sus lentes oscuros con la distinción que la identificaba.
En un descuido, las llaves cayeron al suelo. Me incliné a recogerlas, pero una lucecita roja debajo de su camioneta llamó mi atención. Reaccioné en segundos, sabiendo lo que era.
Un explosivo.
Posteriormente a mi advertencia, corrí acortando en segundos los metros de distancia.
—¿Qué pasa? —Titubeó.
—Señora —la detuve—, no se mueva del asiento o la bomba explotará.
Sus ojos expresivos me aniquilaron.
—¿Cómo? —Envolvió con su mano parte de mi chaqueta—. ¿Hay una bomba?
Me mantuve cerca del asiento trasero, junto a ella.
—Albanés, bloquea las entradas al estacionamiento —ordenó Bastian—. ¡Ahora!
El rubio acató la orden, mientras Bastian se acostó en el suelo e introdujo su cabeza bajo el auto para observar la situación. Alessia soltó el agarre a mi ropa, sin apartar su mirada de mí. A pesar de su ligera inseguridad, se mantuvo tranquila.
Esta mujer tenía nervios de acero.
—Es un explosivo de presión —informó Bastian—. Utiliza la presión de una persona como disparador. Está justo debajo del asiento de la señora, su peso la activó.
—¿Tiene temporizador? —Le interrogué.
Si tenía temporizador, el peligro se amplificaba reduciendo las posibilidades de salvación.
—No tiene. La activación es por la presión del cuerpo.
Algo terriblemente malo estaba pasando en contra de esta mujer. Dos atentados en menos de veinticuatro horas.
—Bastian, ¿crees que puedas desactivarla? —indagó Alessia sin zarandear ni una parte de su fisionomía.
Bastian colocó su figura de forma vertical, levantándose del suelo. Me apartó con su hombro y observó fijamente a Alessia.
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Emporio di Rossi
AçãoEl agente Roy Donovan es solicitado por la Central de Inteligencia en Washington. La misión es desmantelar Black Diamond, una organización criminal involucrada con el tráfico de diamantes de sangre. Alessia di Rossi dispone la fortuna más poderosa d...