Capítulo 💎17💎

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Hassan Aksoy

Norte de Sicilia, Italia.

20 años atrás...

Odiaba a estos italianos.

Sicilia era la cuna de la mafia. Estirados influyentes que observaba todo por encima del hombre. Era la realeza del crimen, como los Volturi en el vampirismo. Turquía siempre será mi zona de confort. Algún día tendré el suficiente poder para manejar a estos sicilianos de mierda.

—¿No te parece la mujer más hermosa del mundo? —interrogó mi hermano dirigiendo toda la atención hacia un punto en específico.

Yo bebí un poco de champán y dirigí la mirada hacia ella. El lugar estaba cargado de decenas de personas, las más influyentes de toda Sicilia. La casa del señor Doménico siempre ha sido el lugar perfecto para este tipo de reuniones formales.

—No es nada del otro mundo —expresé.

—¿Cómo? Debes estar ciego o no gustarte las mujeres para decir semejante locura.

Nuevamente la observé. Sus rasgos cuidadosamente femeninos y ese lápiz labial color granate le combinaban a la perfección. Su cabello rubio y ojos grises eran embriagadores, como un magnifico perfume.

—¿Estás dudando de mi hombría?

—Tranquilo, hermanito. —Rió—. Nadie duda de tu hombría, pero no puedes negar que la belleza de Helena es extraordinaria.

Las mujeres eran peligrosas, sobre todo en Sicilia. Grandes guerras había estallado por causa de ella, y Helena era una bomba de tiempo.

—¿Por qué no le dices lo que piensas a su esposo? —inferí—. ¿O pretendes fijarte en la mujer de tu mejor amigo?

Balkan bebió un trago más, frunciendo su ceño. Mi hermano y yo éramos dos puntos débiles en esta tierra. Los problemas nos atacarían primero a nosotros.

—Fabio no la merece. Algún día Helena será para mí.

Lo tomé del saco, furioso. Balkan era todo, menos razonable. Por su sangre corría dinamita, en lugar de sangre.

—No me toques las pelotas, Balkan. Mantente alejado de esa mujer, si no quieres que nos maten a los dos —por el rabillo del ojo capté a Helena y su esposo acercándose hacia nosotros, disimulé sacudiendo un rastro de polvo falso sobre la chaqueta de Balkan.

Ambos carraspeamos nuestras gargantas.

—¡Balkan! ¡Hassan! Mis turcos favoritos —vociferó Fabio—. ¿Están disfrutando de la velada? Ya saben cómo se pone Doménico con este tipo de reuniones, quiere que todo sea perfecto.

Doménico Ricci y Fabio Ricci eran los hermanos más influyentes de la zona. Nada sucede en su tierra sin que ellos no tengan conocimiento.

—Es un gusto que nos hayan invitado —indicó Balkan.

—¡Oh, por dios! ¿Cómo no iba a invitar a mi mejor amigo y a su hermano? Ustedes siempre serán bienvenidos a mi casa.

Balkan había afianzado una amistad con Fabio hace años. Yo, en cambio, era la primera vez que visitaba Sicilia.

—Hassan, aprovecho la oportunidad para presentarte formalmente a mi esposa —alegó Fabio—. Ella es Helena Vitale, la madre de mis dos hijas y la mujer de mi vida.

Fue la primera vez donde los ojos míos y los de Helena se encontraron directamente. Su nariz perfilada y pómulos aristocráticos le otorgaban un aire excelso de misterio. Su mirada era completamente gris, pero había algo en ella que estaba apagado, como si todo el brillo estuviese retenido en alguna parte.

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