Cap 03|¿Tinta o Sangre?

358 27 17
                                    

Las yemas de mis dedos rozaron tentativamente el dorso del libro sintiendo la áspera y maltratada textura

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Las yemas de mis dedos rozaron tentativamente el dorso del libro sintiendo la áspera y maltratada textura. Su olor era una combinación de polvo, húmeda y conocimiento. Seducido por las vibraciones prohibidas lo tomé con cuidado de no estropearlo, era muy antiguo y escrito totalmente en runas. No me convenía de que me vieran con el libro, debía de transformarlo hasta hacerlo pasar por un libro estudiantil cualquiera. Satisfecho me encaminé a buscar un lugar dónde leer, ya que la biblioteca estaba atiborrado de alumnos bulliciosos, para ser más exactos una manada de Gryffindor y Hufflepuff.

Los observé por unos segundos antes de abandonar el lugar. Conformistas; seres que se conforman por el conocimiento de la magia superficial, endebles, incapaces de desafiar las barreras impuesta por el sistema. Disgustado me alejé de ahí, me aborrecían con tal solo verlos, no estaba de humor para soportarlo.

Con la irritabilidad disminuida me detuve en el gran ventanal al que siempre frecuento, inhaló profundamente llenando mis pulmones con el aire puro que provenía desde la ventana, el olor del petricor. Es un lugar poco concurrido, casi siempre en total silencio ideal para la lectura, pero este día no estaba tan solitario como lo creía. La Gryffindor sabelotodo también está ahí, con el rostro entre sus libros, el cabello ondeando por la brisa del viento, su concentración es tal que no advirtió de mí llegada.

—Señorita Dagworth, que inesperado verla aquí. —Saludé con una sonrisa—. ¿Puedo acompañarla?

—Oh, hola Riddle. Claro que sí, quédate -responde, haciéndose un lado—. ¿Frecuentas estos lugares? —pregunta sin abandonar la vista del libro.

—Cuando la biblioteca se convierte en el callejón Diagon, sí lo hago —contesté, deslizando el dedo por el índice del libro hasta dar con un título interesante.

—Bueno, las clases de herbología se han suspendido por el temporal de anoche, pero las tareas no. Encontrar los cien árboles mágicos más antiguos, lleva tiempo —dijo, distraídamente jugando con el dobladillo de su falda—. Por cierto Riddle, ¿cómo te has sentido?

—¿A qué te refieres con eso? —pregunté, levantando una ceja.

—Días atrás no te sentías bien, ¿te acuerdas, no? —Inquirió con los ojos entrecerrados.

El recuerdo de ese día cruzó por mi mente como un rayo verde al mismo tiempo que el enfado emergía. Desvíe el rostro hacia el corredor, no por vergüenza o miedo, si no para comprobar que nadie más estuviera merodeando. Tenía la duda sobre con qué excusa contestar.

«Es tu oportunidad» —susurró la voz en mí mente, más parecido a un siseo que un susurro.

El silencio entre los dos se mantuvo por unos segundos, ella me contemplaba a la espera de una respuesta válida, era ese tipo de persona curiosa e insistente, ella no me dejará en paz hasta que yo le dijera una mentira creíble. Mis labios se separaron no emitiendo palabras, sino un jadeo de cansancio, murmuré cosas inteligible con las manos temblando. Mi actuación improvisada era convincente pues en su rostro se veía la angustia, ella tanteó en tomar mis manos entre las suyas tratando en dar alivio.

𝙇𝙊𝙑𝙀 𝙄𝙉 𝙋𝙎𝙔𝘾𝙃𝙊𝙎𝙄𝙎 | 𝐓𝐎𝐌𝐈𝐎𝐍𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora