Cap 01|Acercamiento

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Con parsimonia me dirijo a la oficina de la profesora de Defensas contras las Artes Oscuras, al mismo tiempo cavilando sobre el extraño sueño que había soñado. En mis sueños me contemplaba a mi mismo rodeado de infinita oscuridad a través de un espejo, por efímeros segundos veo el reflejo de mis ojos centellear en rojo. Me había despertado en la madrugada agitado, sudoroso, sintiendo un extraño placer.

Cuando llegué a su puerta toqué hasta que me indicara del otro lado que podía pasar. Galatea Merrythounght, nuestra profesora de DCAO. Ella es de treinta, su cabello es gris corto hasta por los hombros, un parche cubre su ojo izquierdo que son rasgados y amarillentos, su piel es pálida y es de complexión alta y delgada. Cuando está de pie siempre cruza los brazos y curva la espalda, pareciendo a una ave enferma y mojada, aún así, había algo sobre ella que me gustaba.

—Buenas tardes profesora Merrythounght —saludé tomando asiento delante de ella, tenía familiaridad con ella que me permitía ciertas libertades—. Me informaron que usted me mandó a llamar, quisiera saber, ¿por qué? —pregunté, viendo como escribía sobre el pergamino.

Ella dejó su escritura y asiente brevemente, guardó la tinta y el pergamino en un ágil movimiento de varita, en un parpadeo, la mesa estaba libre, exceptuando por una botella de whisky de fuego y dos copas, las llenó y me ofreció una, con algo de duda acepté el trago. Sentí la lengua picar y la garganta arder, mis facciones se contrajo en una mueca de desagrado ante el amargo sabor.

—Oh, seguro estas acostumbrado a beber zumo de calabaza.—Me miró divertida—. Te mandé a llamar señor Riddle, porque quería avisarte sobre un nuevo proyecto.

—No. Es solo algo que no suelo beber a menudo —aclaré antes de dar un gran trago—. Tenía pensado de que aún no eran tiempos de proyectos —contesté sorprendido, dejé la copa a medio beber y me centré en ella.

Cuando me dijeron que la profesora de DCAO me mandó a llamar, pensé que sería algo referente en asistir algún compañero con problemas en la materia, pero no.

—En realidad, se anunciaría dentro de tres semanas, sin embargo te he comentado antes para que ya estés al tanto. Los profesores de Historias y Pociones también forman parte, buscarás un compañero en la casa Gryffindor. Es con el fin de socializar —explicó con simpleza —. Tú puedes escoger a tu compañero, o compañera.

—Oh, soy afortunado de tener tal privilegio —respondí—. Aún no sé a quién elegir.

—Te sugiero que elijas bien, esto no es cualquiera. El éxito dependerá de los dos. —Volvió a beber de su copa.

Con un movimiento de su varita un pergamino se extendió sobre la mesa que contenía los nombre de cada Gryffindor de mi mismo año. En la lista estaban tantos nombres sin embargo, mis ojos solo podían leer uno: Hermione Jean Dagworth-Granger. Antes de que pudiera pensarlo mi varita ya señalaba su nombre. La profesora Merrythounght me sonrió con aprobación, de los siguiente que me decía solo asentía a cada palabra, no estaba prestando atención ya que mis ojos solo se centraban únicamente en el pergamino.

Algo del extraño nombre evocó memorias lejanas, como si ya lo conociera antes...

Súbitamente me sentí apesadumbrado con un horrible dolor de cabeza, en un intento inútil de sosegar el dolor bebí hasta el fondo el líquido de whisky-fuego, no comprendía por qué del repentino sentimiento de aflicción por un simple nombre. Poco a poco mis sentidos fueron apagándose hasta quedar en una bruma densa y oscura ¿acaso me desmayé?, no. En medio de la bruma vislumbré a mí Yo más joven, él estaba observando algo que yo no conseguí ver, empero, podía sentir que estaba con aura funesto. Aunque la ira, la impotencia desbordaba de él

«Merecen morir» —susurra fríamente.

Él volteó bruscamente y sus iris rojos como la sangre titilaban brillo perverso, con pasos suaves se acercó hasta quedar cara a cara.

Ellos merecen morir  —repitió nuevamente—. Nos han abandonado otra vez, todos son unos mentirosos.

—¿Quiénes? ¿Y qué eres? —inquirí.

«Ellos, cuando la hora llegué lo sabrás». —Sus manos frías acarician mis mejillas estremeciendo la piel—. Soy lo que más odias, tu pasado —Me estremecí por completo al sentir su gélido respiración chocar contra mi oído, él sonrió como un Cheshire—. Pronto Tom, estarás tan roto como yo y ella también.

—¡Dime las cosas claras, no a medias! —protesté, sin embargo él comenzó a alejarse, intenté seguirlo pero me era imposible.

«Tom, los impuros son asquerosos, ella es una mentira ¡Merecen morir!».

***

Doy gracias a Salazar de que Merrythounght nunca se percató de mi vulnerabilidad, aunque ahora comenzaba a sentir los efectos del Whisky de Fuego. La visión se me distorsionaba, la cabeza me dada vueltas y las náuseas no tardaron en hacerse sentir, el cansancio ofuscaba mi mente, no tuve de otra que apoyarme en las paredes. Sé que puedo pedir ayuda, pero jamás haría eso -juro que es la última vez que bebo imprudente-, mis piernas temblaban incapaz de soportar el peso.

—No te muevas, solo aumentarás los mareos —dijo alguien, no recordaba a quién pertenecía esa voz tan mandona—. Te llevaré a la enfermería.

—¡No me tocaras! —grité, era demasiado que ella me viera en este estado como para que todo Hogwarts se enteren.

Unos instantes de silencio me dieron a entender que estaba sopesando sí dejarme o llevarme a la enfermería. Alguien así debe ser un Gryffindor o un Hufflepuff, forcé mis párpados hasta abrir por completo y veo a la que menos tenía pensando ver; una Gryffindor, es Granger. Estaba parada muy cerca de mí con la cabeza ligeramente agachada, su mirada felina me examinan con intensidad, involuntariamente se me escapó un jadeo.

—No tengo pensado tocarte, pero tampoco puedo dejarte ahí tirado —manifestó con conmiseración—, sé que eres muy soberbio para pedir ayuda, Riddle —sonríe levemente.

Mis mejillas ardieron súbitamente al ser descubierto, iba a contrarrestar sus palabras, mas ella levantó su varita y murmuró un hechizo, se sentía refrescante y energizante. Me levanté rápidamente incapaz de seguir soportando su lastima, el brusco movimiento hizo expulsar el líquido que me aquejaba sobre su inmaculado uniforme.

Un silencio tenso se prolongó entre los dos, solo se podía escuchar la respiración irregular de ambos.

Estaba enfadado con ella, sí. No obstante, nunca tuve la intención de vomitar sobre ella, ahora el siempre pulcro uniforme Gryffindor era manchado por una mancha incolora. Yo estaba entre sorprendido y satisfecho, en cambio ella mantenía una expresión inescrutable. Entendería perfectamente si ella me hechizara, eso es lo mínimo que un Slytherin haría, pero ella no es Slytherin; ella es una Gryffindor... Sin embargo el rango de ira debería ser igual.

—Eso fue inesperado... —dijo en un hilo de voz—. ¿Estás bien?

¡¿Qué?! ¿Reaccionaba de esa manera después de que yo vomité sobre ella? Seguramente estoy escuchando mal, algún efecto secundario.

—¿No hay maldiciones para mí, Granger? —inquirí estupefacto—. Yo en tu lugar lo haría desde hace rato.

—Lo haría, pero eso ya no me serviría —resopló con cansancio.

—No se trata de eso, se trata de tomar venganza —respondí, como si eso fuera lo más obvio.

—Lo creas o no, yo no soy vengativa. —Ágilmente movió su varita y la mancha incolora desapareció de su uniforme, volviendo a ser tan inmaculado como antes—. Al menos, no por algo que tiene solución con solo mover la varita.

Debería estar asqueada y odiándome con toda su magia, sin embargo de nuevo tenía esa odiosa expresión de conmiseración, eso que tanto yo aborrecía. Enfurecido la tomé por el cuello y con fuerza la estampé contra la dura y fría pared, aproveché su aturdimiento y la desarmé.

—No creas que me salvaste, ni que te necesito. Fuiste tú quien tontamente creyó que yo necesitaba ayuda —escupí con rabia, mi autocontrol se estaba yendo al desagüe—. Dime ¿irás diciendo lo débil que me hallaste? —arrastré las palabras—, para que te den 50 puntos, bravo Granger —digo con mofa.

—Sabía que algo andaba mal contigo Riddle, no imaginé que fuera tanto —habló lentamente—. ¿Y por qué yo haría tal cosa?, no ganaré nada con eso.

Está tratando de parecer serena, me lo hubiera creído si no fuera por su respiración agitada. Suavemente acaricié sus rostros con la punta de mi dedo, la piel tersa, suave y calidad contrario a mi tacto frío, con parsimonia comencé a trazar su nariz hasta el arco de cupido que tenía el inicio de sus rosados labios. Mis dedos dibujaron los contornos de sus labios, la lujuria avivaba mi ferviente deseo cometer lo prohibido; probar de sus rosados labios sería una traición a mi fundador, desear a una Gryffindor es un pecado. Haciendo acopio de mi fuerza de voluntad, lentamente me separé de ella.

Comprendía de que si no me iba ahora, ya no podré sofrenar el vehemente deseo de cometer un ósculo. Es gracioso pensar de alguna forma me sentía atraído por una Gryffindor, y eso es algo que no me podía permitir.

«Todo es culpa del Whisky del Fuego... Sí, eso debió ser...».

𝙇𝙊𝙑𝙀 𝙄𝙉 𝙋𝙎𝙔𝘾𝙃𝙊𝙎𝙄𝙎 | 𝐓𝐎𝐌𝐈𝐎𝐍𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora