Winter

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❝—No sabría decirte en que momento comencé a quererte. ❞

Music: Minuto 21:33.

- Vance, no creo que sea buena idea

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- Vance, no creo que sea buena idea...  -dice la chica mientras abrazaba con fuerza al contrario.

- Todas mis ideas son buenas sí Ryan está para salvarnos de que nos metan a la cárcel.  -dijo Vance mientras con sus piernas se impulsaba un poco hacia el borde.

El invierno del 77 era más frío de lo normal, ambos chicos habían estado planeando irse a una colina cercana de el pueblo en donde los demás niños también iban con sus padres a deslizarse por la nieve que se acumulaba en esa época.

Harrison había tenido que diseñar una estrategia para escaparse de sus padres, con suerte pudo hacerlo gracias a la ayuda de algunos trabajadores que estaban de acuerdo con que ella saliera, después de todo sus padres estarían en una cena de negocios.

- 3...   -comenzó la cuenta regresiva.

- Vance, espérate, creo que no me tomé el medicamento.

- 2...

- Vance, no es buena idea...

- 1...

- Si me muero, te dejo mis libros.

El trineo comenzó a deslizarse por la colina, la chica no paró de gritar en ningún momento, por otro lado, el chico estaba riendo mientras le gritaba a _________ que abriese los ojos, sin embargo se aferró aún más cuando por culpa de una roca el trineo dio un salto.

- ¡Que abras los ojos, __________!.  -gritó el rubio.

Con temor, la chica comenzó a abrir poco a poco los ojos, su cabello estaba hacia atrás, surcando el viento nevado que chocaba con ambos, estando a solo unos metros de la planitud, __________ soltó el agarre que tenía en Vance. Sus brazos se levantaron, esta vez no estaba gritando de temor, sino de emoción.

El chico dejó escapar una carcajada cuando miró que la chica estaba llorando, sin embargo, tampoco sintió que fuera por miedo, la adrenalina estaba en sus cuerpos, y fue disipada cuando en un intento de frenar, el trineo volcó a ambos, tirándolos en la superficie plana que tenía escasa nieve.

Por un instante se quejaron por el dolor, después se miraron y comenzaron a soltar una carcajada que les hizo doler el estomago mientras miraban como el cielo regalaba copos de nieve.

Sin duda esos habían sido sus mejores meses.

- Chingada madre, ¿cómo que un resfriado? no te sirvieron las medicinas naranjas esas que te tomaste con el chocolate caliente?

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- Chingada madre, ¿cómo que un resfriado? no te sirvieron las medicinas naranjas esas que te tomaste con el chocolate caliente?.  -dijo molesto el chico al otro lado del teléfono.

- Eran vitaminas. No pensé que fuera para tanto, pero ahora creo que estoy mirando a jesucristo.  -dijo la chica constipada.

Después de deslizarse por esa colina como máximo 3 veces, Ryan había llevado a ambos a un café local cercano, al parecer todo parecía andar bien hasta la mañana siguiente, ya que la chica comenzó a toser y tenía una fiebre de más de 38°.

- Me lleva, bueno, que te mejores idiota, yo necesito ir a otro lado.  -dijo el rubio colgando el teléfono.

Sinceramente la chica no tenía nada que hacer más que aguantar los regaños de su madre, pues esta vez la mujer trabajó en casa y al enterarse del resfriado se arrebató contra la chica.

Envidiaba a algunos chicos de su escuela por tener padres que los recogieran cuando salían o que iban a los eventos escolares, Vance era su único amigo, ni ella sabe como logró que se hicieran cercanos, si hace 5 meses ya hasta tenía que correr para librarse de ella.

Tampoco sabía por que de repente los chicos dejaron de molestarla, es decir, desde que le insistió al chico ser su amigo, su simple existencia se convirtió en vida, una vida que estaría viviendo al máximo gracias a solo una persona.

Eso mismo escribió en su diario, estaba feliz, feliz. Ni siquiera sabía que significaba eso, no sabía el concepto de tristeza, desagrado, ni incomodidad. El miedo desde muy pequeña la había atormentado, aquella emoción se esfumó cuando Vance llegó un día con un chico el cual le había tirado sus libros a el inodoro.

Miedo, quizá solo con una risa nerviosa cada que el chico hacia una locura, ese era su miedo de ahora.

El miedo de antes era oscuro, horrendo, no quería volver a experimentar aquello, por eso se aseguraba no hacer cosas que a Vance le parecieran raras, como repetir las cosas o hacer movimientos con las manos cuando caminaba.

Aunque a el chico realmente no le importaba, incluso un día le enseñó a como usar una navaja.

Terminaron con un regaño de Ryan y una mano cortada.

La chica se encaminó al baño, su doctor le aconsejó tomar una ducha caliente, ese hombre había estado más tiempo del usual, ya que era un médico nuevo, se quedó conversando con su madre un rato, después de eso ella se volvió loca y lo echo a patadas.

Ciertamente no sabía de que había tratado la platica, pero a juzgar porque era su madre, era obvio ese comportamiento que tenía.

Pronto sería navidad, tendría que regalarle algo a Vance para que él supiera cuanto lo quería, hacerle saber lo agradecida que estaba por que fuese su amigo.

Y tenía el regalo perfecto.

Y tenía el regalo perfecto

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Redemption. »Vance Hopper.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora