救い;; ❝No importa si la muerte los separa, seguiremos buscando aquella Redención que nos salvará.❞
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THE BLACK PHONE FANFIC.
__________ Harrison es conocida como la chica rara de la escuela, la gente a veces la mir...
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Febrero de 1977.
Habían pasado 2 meses desde que los jóvenes habían estado en una relación, ambos eran felices a pesar de los murmuros de la gente, pero los ignoraban, ya que las personas eran unos celosos de mierda.
Ella trataba de que Vance le tomara más apego al estudio, pues no quería que terminara mal su adolescencia. Sorprendentemente, él le hizo caso. Bueno, aunque sea iba más días a el instituto.
Algunos comenzaron a notar que la Harrison era más sociable, y que ya no se ponía nerviosa en todo, gracias a eso muchas chicas comenzaron a estar junto a ella, algo que al inicio le incomodaba, pero poco a poco fue acostumbrándose.
Por otro lado, su novio seguía metiéndose en peleas, y vaya que era a menudo...
- ¡Con un carajo!. -gritó el chico de rizos rubios al mirar sus nudillos sangrar.
- Oye _________, ¿ese no es Vance?. -dijo una de las amigas de la chica.
- Otra vez no... ya es la quinta vez este mes. -dijo rendida caminando hacia las personas que miraban la pelea.
Aunque ya había terminado, solo le bastó al rubio con lanzar a el chico a un poste para que quedase inconsciente.
- Quizá eso te enseñe a no meterte con...
Detuvo sus palabras al mirar a la chica que sostenía su mochila en su hombro, y sus libros en la otra. Entonces fue cuando tuvo vergüenza de si mismo, y se alejó sin decir nada.
La chica al notar eso fue corriendo hacia la dirección en la que se dirigía el mayor, y vaya que le llevaba ventaja.
- ¡Vance!. -gritó tratando de llamar la atención de su novio.
Éste no le tomó importancia a los gritos de la fémina, en cambio, aceleró el paso dando vuelta a la esquina.
_________ comenzó a correr lo más que sus pulmones jodidos le permitían, pero cuando giró a la esquina, Vance no estaba allí. Comenzó a buscarlo con la mirada, esta vez a paso lento para regularizar su respiración, a veces se maldecía por su mamona salud.
Miró a los lados tratando de averiguar a donde había podido irse. Iba a caminar otro poco hasta que escuchó los arbustos y una grosería de murmuro; suspiró y se giró.
Se quedó mirando los arbustos detenidamente, entonces comenzó a golpear su pie contra el concreto esperando que el chico saliera.
Éste sabiendo esa peculiar actitud que tenía su novia cuando hacia algo, mejor decidió salir, con algunos rasguños, y con los nudillos ensangrentados.
- Manos arriba. -la chica extendió un libro hacia el contrario.
Él giró la cabeza junto con sus ojos y procedió a alzar las manos.
- Ooh, discúlpeme oficial, pero ese chico no sabía que usted era mi novia. -confesó.
- No chingues, Vance. Abrahm me ayuda con mi dislexia. -dijo bajando el libro.
- Uy pues eso no decía en los pasillos.
La chica puso sus ojos en blanco y tomó la mano de el chico para después caminar rápido.
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- MAMAAAA UUUUHHHHH, I DON'T WANNA DIEEE.
Repentinamente la chica lo golpeó en la cabeza para que se callara.
- Que delicada. AUCH. -se quejó cuando la contraria frotó el algodón con alcohol en sus nudillos.
- Tu abuela.
Vance dejó de hacer sus comentarios para que su novia pudiese curarlo adecuadamente; miró los árboles del parque mientras tanto.
- Listo, solo te advierto que si vuelves a pelear otra vez este mes, le digo a Samantha que te prohiba la entrada a su tienda.
- Igual me entretengo más con la mini figura que me regalaste en navidad. -dijo el chico mirando al cielo.
Mientras tanto, la chica comenzó a recoger los elementos médicos para colocarlos en su mochila, junto con los libros que antes cargaba en la mano.
Entonces se quedaron en un silencio, pero no uno incomodo, sino que era como todas las veces que solo contemplaban cualquier paisaje.
- No me gusta que me veas pelear. -dijo Vance.
Ella se quedó en silencio; minutos después el chico se recargo en su hombro.
- Me vas a tener miedo en algún punto, y eso es lo que menos quiero.
Esta vez, bajó su mirada hasta el cabello del chico, lo abrazó de medio lado y besó su cabeza.
- Por más que pelees, nunca me has asustado.
Fueron esas palabras, y muchas más, que habían echo que el corazón del chico comenzara a palpitar, y él juraba, que no las cambiaría por nada.
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Y allí estaba, el rayo Mc Queen.
Se pierde toda la semana y aparece en medio de la nada.
PD: Solo actualizo los domingos, solo que la perra escuela me ha tenido muy ocupada.
