Capitulo 5

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Tras aquella conversación Sara y Eve comenzaron a frecuentarse tanto dentro del campus como fuera de él, Eve estaba más que cautivada por Sara, pues cada gesto o movimiento que Sara realizaba Eve no lo perdía de vista, estaba eclipsada por su belleza y seguridad, además de  que cada que la veía fumar un cigarro le parecía sumamente sexi, Sara fumaba todos los días, ya fuese dentro o fuera del campus, pero lo que terminó por volver loca a Eve por Sara, fue ver el tatuaje de una rosa con espinas en su brazo derecho.
Eve se sintió afortunada de que una mujer como Sara se fijará en ella, que era simple y sin gracia, una mujer anodina, que solo era conocida por ser hija de unos ricos ingleses, pero que ella no poseía ninguna otra gracia, Eve no se sentía bonita físicamente, creía que era demasiado blanca y delgaducha, sin muchos pechos, ni caderas, por eso cuando Sara le dijo que era guapa, la hizo sentir mejor.

Eve no se dio cuenta en que momento ella y Sara comenzaron a tratarse como algo más que amigas. Después de un mes de solo amistad, tomarse de las manos al caminar por el parque o en el patio de la universidad se les hizo cómodo y natural, Sara comenzó a tener pequeños detalles con ella y Eve no pudo estar más que cegada por lo que Sara hacía por ella, cuando Sara se atrevió a pedirle que fueran algo más que amigas, Eve acepto sin dudar y para celebrarlo Sara la llevo a cenar a un bonito restaurante.

Al principio de su relación iban al cine, a cenar y de vez en cuando a algunos centros nocturnos tras la insistencia de Sara por llevar a Eve a bailar, pero Eve no era una experta en baile, jamás había bailado con alguien más que su padre, las otras veces que lo hizo fue  a solas en su habitación cuando nadie la veía y a modo de celebración por haber pasado los exámenes de la materia y cuando aprobó para estudiar medicina.

Sin embargo, Sara siempre se las ingeniaba para llevarla a bailar con ella en medio de la pista, Eve solo se dejaba guiar por Sara que era una experta bailarina a pesar de encontrarse en medio de la multitud que se arremolinaba alrededor de ambas, a Eve le chocaba un poco eso de estar rodeada de tantas personas pasadas de copas que viciaban el aire a sudor, humo de tabaco y alcohol, pero con tal de darle gusto a Sara lo hacía porque la quería.

Y porque la quería se entregó a Sara, la primera vez que se entregó a ella fue en su habitación, está vez creía que Sara merecía entrar a su espacio personal, aprovecharía que Beth y Willy habían salido de viaje por una semana y Eve quería estar con su novia toda esa semana en casa como si fuera una pequeña luna de miel y Sara no tuvo ningún problema en quedarse todos esos días con Eve siendo atendida como ama y señora de la casa.

Por la noche del primer día en su estadía en la casa de los Hill, Sara le regaló a Eve su primer orgasmo, largo e intenso, haciéndola vibrar de pies a cabeza y sintiéndose mejor al darse cuenta de que ella no tenia nada malo, simplemente era que no le gustaban los hombres, sino las mujeres y que los chicos con los que se había acostado no tenían ni idea de cómo complacer a una mujer, ni dar  lo que Sara le había dado, un sexo oral maravilloso para después brindarle placer con los dedos y de otras maneras inimaginables que Eve jamás pensó.

—Gracias — le dijo Eve a Sara mirándola a los ojos tras su último orgasmo.

—¿Por qué me das las gracias? — pregunto Sara curiosa sosteniéndole la mirada.

—Porque nadie nunca me hizo sentir lo que me has hecho sentir hoy.

—¡Me estás diciendo que no habías tenido un orgasmo!

—Nunca había tenido uno, los chicos con los que me acosté nunca me hicieron sentir nada y creí por todo este tiempo que algo andaba mal conmigo — confesó sonrojándose y sintiéndose tonta por creer que ella tenía un problema.

Entre las flores (En Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora