Capitulo 32.

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Max estaba entrenando en el gimnasio, cargando y tirando las pesas después de hacer las repeticiones, el sudor le calaba en los ojos y trataba de enfocarse de nuevo, solo escuchando la música que tenía en sus audífonos.

"Max, es hora de ir a casa" le decía Tomas.

"No, aún no acabo" decía Max, volviendo a cargar las pesas.

"Max, en verdad. Es hora que te vayas a casa, ya son casi las 12" le decía Tomas preocupado.

"Para eso pago ¿no?, se pueden ir si quieren yo me quedaré un tiempo" decía Max sin siquiera ver a Tomas.

"Hermano, de verdad. Es momento que descanses" le decía Tomas tratando de hacer entender a Max que lo que hacía le podría hacer daño.

"¿Hermano?, no. Tu eres el coach y yo te pago por hora ¿cierto?, así que cállate y vete." Le dijo Max viéndolo con desprecio.

Tomas salió del gimnasio, pensando en que se había convertido Max. Si de por si tenía un carácter de mierda, ahora era mil veces peor, no solo a Tomas sino al resto del equipo de Red Bull pensaban que Max se parecía cada vez a las actitudes de su papá.

Max seguía haciendo repeticiones y se miraba en el espejo, tratando de evadir cada uno de sus pensamientos, no quería parecerse en lo absoluto al viejo Max que Elena alguna vez había conocido, su sonrisa distintiva y su sentido de humor ácido, se había desaparecido, solo era una versión de el que apenas y conocía, regreso con Kelly y de verdad planeaba casarse con ella y no por amor, sino por lo menos saber que había alguien en su casa y no se sintiera sola y vacía. Ignoraba las preocupaciones de su hermana y su madre, ignoraba todo tipo de sentimiento que no fuera su ira y su coraje para poder demostrar en la pista, quien era Max.

Después de un rato se derrumbó en el piso y empezó a tomar aire, tratando de controlar su respiración y la canción que sonaba lo hacía recordar cada vez que Elena la cantaba camino a la escuela hacía ademanes con sus manos imitando un violín, Max sonrió ante aquel recuerdo de ella, pero lo borró inmediatamente cuando vio como la sonrisa se formaba en su rostro.

Se había colocado su suéter y tomado su maleta con sus artículos, subiéndose al auto para ir rumbo a su casa, el trayecto fue tranquilo hasta que metió el coche en la cochera y vio de nuevo el auto que seguía sin usarse.

Se subió y lo encendió, tocó cada uno de sus interiores y tomó el volante, "¿Cuando dejarás de dolerme?" Se preguntaba Max en voz alta, se recargó en asiento y de la guantera saco un pequeño frasco con un perfume, "Daisy by Marc Jacobs" se leía en la etiqueta y lo esparció por todo el coche, absorbiéndolo con tanta necesidad, de alguna manera el oler el perfume que ella usaba lo hacía sentirse un poco cerca de ella, cerró los ojos imaginando que Elena era quien conducía el coche, que lo guiaba por la ciudad y el solo era su copiloto, se imaginaba una y mil veces a Elena a su lado, con su cabello suelto y su sonrisa, manejando el coche mientras el viento volaba su pelo, pero para Max solo era un sueño que jamás se cumpliría.

Bajo del coche y se topó con la hija de Kelly, Penelope quien lo veía con una cara de angustia.

"Max, ¿Estas bien?" Le pregunto La Niña caminando con el

"Si, todo bien. Solo cansado ¿por?" Le pregunto Max.

"Te ves con la nariz colorada"

"A si, hice mucho ejercicio y aún siento calor" le decía Max mientras se encontraba a Kelly, quien lo aguardaba impaciente para mostrarle la nueva colección de bolsos que quería.

Para el, ni siquiera veía los precios y solo accedía con tal de evitar cualquier tipo de comentario de Kelly hacía el, que no fuera un cumplido.

Subió a su habitación para poder tomarse un baño y dejar que todo fluyera como debía de serlo.

Another love | Max Verstappen |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora