Han pasado meses pero, sigo viviendo con el miedo de que a donde quiera que vaya, alguien me hará daño.
Es Abril, me gusta, me trae buenos recuerdos. Elevo la mirada al cielo nublado y subo a mi Prius, lista para ir a Chester.
—¡Llámame por cualquier cosa Bren!— le grito a mi cuñada con el vidrio abajo y dando marcha hacia atrás.
—¡Que te vaya bien! ¡Y cuídate de los borrachos! — Convierte una mueca en una enorme sonrisa, lleva en brazos a mi pequeña Emma de un año y medio, que no deja de decirme adiós con su manita.
Por último me despido de ellas con un movimiento de mano. Sigue siendo difícil el salir y separarme por horas a lo largo de toda la semana. Pensar en el que me estoy perdiendo de varias cosas, pero me consuelo con el saber que estoy haciendo el doble de esfuerzo para un mejor futuro para las dos. Cuando regrese por ella ya será de madrugada y como mañana tiene visita dominical como cada 8 días de parte de sus abuelos paternos, pasaré por ella y me iré a casa de mis papás.
Después de escasos minutos aparco en el estacionamiento de la plaza, siento como me recorre un escalofrió por la ligera brisa. Miro a la terraza del lugar donde normalmente me asignan. Hace frío lo que me alegra es que el área esta muy bien aclimatada para estos días.
Chester, el restaurante-bar de la ciudad, ubicado en un área exclusiva de Manchester, es mi trabajo de los fines de semana después de mi jornada diaria como diseñadora de interiores para una pequeña agencia.
Me gusta este lugar de dos pisos, definitivamente es de mi gusto su diseño, gran parte de la azotea que la compone esta techada pero la otra parte no, te brinda la experiencia de pasar una noche al aire libre, pero por el clima de la ciudad en ocasiones no puede ser el caso.
—Pequeña— Dex el guardia de la puerta me saluda en forma de gruñido.
Sonrió y golpeo su ancho brazo con mi puño, pasando a su lado para ir directo a mi casillero. Escucho el ruido de los comensales y las largas pláticas, hay más ambiente de lo habitual.
Amarro mi cabello con una coleta alta y arreglo mi camisa negra de manga larga, es cómoda porque cubre justo lo necesario en mis brazos. Miro mi reflejo, llevo unas pequeñas bolsas bajo los ojos que apenas son cubiertas con maquillaje, ha sido una semana muy larga y el cansancio está por cobrarme factura.
Salgo lista para la acción y le regalo una sonrisa a Gazz uno de los meseros, que me ve a lo lejos desde una mesa. Tomo mi tablet a lado de la computadora donde levantamos los pedidos, Richard el gerente y principal bartender, me señala el área y número de mesas de esta noche.
Antes de irme me indica que revise los paneles que cubren parte del lugar que está al aire libre. Los reviso en compañía de otros dos compañeros que entran conmigo al turno.
Suspiro y me coloco justo en el lugar perfecto para ver directo a mi zona.
—Clientes nuevos en tus mesas— susurra Fredy, entran varios grupos de personas y son llevadas a mis sección.
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CHAMPION (EN PAUSA)
RomanceCuando somos capaces de conocernos a nosotros mismos, rara vez nos equivocamos sobre nuestro destino. ©Todos los derechos reservados