Me tomo del tiempo necesario y suspiro. Estamos mirándonos dentro de la camioneta con los vidrios oscuros frente a mi casa.
Es todo tan agradable que me asusta, su rostro está a centímetros del mío que puedo respirar su aliento. Su mano callosa sube por mi brazo y se detiene justo en el punto medio de mi cuello. Su dedo corazón se mueve despacio contra mi piel sensible. Mis ojos verdes oscuros se encuentran con el azul tormenta de los suyos. Somos un choque de sensaciones.
El ruido de un coche que transita nos hace salir del trance.
—Espera— le pido que no se aleje y con mi pulgar quito lo poco que quedo de mi labial en una comisura de sus labios.
Nos echamos a reír cuando ve la catástrofe que llevamos en los labios. No sé si es química física, o inclusive sexual. Pero aquí encerrados estamos soltando chispas.
—¿Cómo lo haces?— musito.
—¿Qué cosa?
—Confiar en las personas, confiar en mi, me acabas de contar tu semana y el proceso que llevas con tu hijo Leo. No tienes miedo a que yo divulgue algo, cosa que no haré— compongo—. Yo— titubeo— no te he dicho muchas cosas de mi vida.
—Es como si fueras una amiga—hace énfasis—, no eres mi amiga aclaro, pero es como si me transmitieras esa paz que necesito. Llevo una vida ajetreada. Tú me haces que ponga los pies sobre la tierra, me das una probada de la realidad. De una forma de ver diferente, como si no fuera famoso. Desde un principio te note nerviosa y después de ahí fue todo lo contrario.
—Yo lo intento, de verdad.
—Quiero saber que pasa por tu cabeza, que te hizo aceptar mi segunda cita y que te hizo —pasa un mechón de cabello detrás de mi oreja— aceptar mi propuesta sobre besarte.
—Es complicado—aprieto mis muslos por la tensión—. No tiendo a abrirme con las personas con facilidad y una vez que me asusto prefiero alejarme. Desaparezco.
—Ni se te ocurra. Te encontraría—dice con suavidad.
—No lo tengo en planes, pero es decir, llevo una vida caótica, cuando no paso tiempo con Emma estoy en los dos trabajos y eso me hace sentirme culpable. Quiero darle lo mejor a Emma y eso hace que me meta una burbuja
—Si debo cuidarte y la opción es meterte en una burbuja aceptare el reto.
—No quiero una burbuja, las personas de mi alrededor me han protegido tanto que aveces creo que no me han dejado huir.
—Lo dices por tu hermano
Asiento —Y otra parte es por Chester. Hablando de mi hermano lamento lo de la advertencia...
—Fue agradable, si yo tuviera una hermana me convertiría en él, no creo que ni siquiera la dejaría casarse antes de los 30 años.
—¿CELOSO?
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CHAMPION (EN PAUSA)
RomanceCuando somos capaces de conocernos a nosotros mismos, rara vez nos equivocamos sobre nuestro destino. ©Todos los derechos reservados