Jugando

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El campo de batalla estaba sembrado de cadáveres por doquier. Los cultivadores luchaban contra las marionetas de Wen RuoHan, algunos estaban muy heridos, otros ya estaban muertos, los menos prodigiosos ayudaban a mantener con vida a los heridos hasta que llegaba la ayuda médica. Y había un selecto número de cultivadores, considerados los más prodigiosos en el mundo de la cultivación. Ellos aún mantenían a las marionetas a raya, peleaban en el frente de las filas de cultivadores, acabando con sus enemigos con implacable tenacidad.

Ellos eran los líderes de las grandes y antiguas sectas en todo el mundo.

Jin Zixuan portaba los colores dorados de la secta más rica, la secta Lanling Jin. Era considerado un serio y presumido joven maestro pero nadie negaba que peleaba bastante bien.

Jiang WanYin de la secta Yunmeng Jiang portaba un arma espiritual bastante peculiar, un anillo que usaba su energía espiritual para manejar un látigo con el que el hombre desbarataba las marionetas.

Nie MinGjue era considerado una enorme desgracia para los Wen, el hombre era increíblemente grande y usaba un sable en batalla con el que partía a la mitad a las marionetas. Su hermano, Nie Huaisang no peleaba activamente en el frente, él era un estratega, una mente brillante que se mantenía cómo el cerebro de muchas operaciones y por el que muchas vidas se habían salvado y todos consideraban que era mejor mantenerlo seguro en la retaguardia.

Lan XiChen era considerado el mejor espadachín, el más apuesto cultivador y un líder de secta talentoso. Él, al igual que Nie MinGjue y Jiang WanYin eran los líderes de su secta pero aún así, entraban en el conflicto armado cómo cualquiera. A diferencia de Jin Guanshan que enviaba a discípulos y a su hijo.

Los líderes jóvenes de Gusu y Yunmeng habían perdido a sus padres, los antiguos líderes, cuando la guerra empezó, y a partir de ahí tuvieron que apañarselas.

Salieron diez escuadrones más de marionetas de entre los árboles en la retaguardia. Listos para buscar muerte con los heridos y de paso llevarse a los médicos a la tumba. De ese modo, los cultivadores no podrían recuperarse, nadie los curaría y todos perecerían.

Lan XiChen vió eso desde el frente del campo, al igual que todos los líderes. Pero estaban muy lejos cómo para llegar a defenderlos antes de que mataran a alguien.

- ¡Wangji!

Gritó el primer jade de Gusu Lan.

Las cuerdas de un GuQin resonaron por todo el valle y los médicos pudieron respirar de nuevo. Habían creído que morirían. Pero eso no sucedería ese día. Ellos lo sabían mejor que nadie pues había una persona detras de ese sonido, había un cultivador serio y callado pero mortal, uno que descendía en ese momento del cielo con los dedos en las cuerdas de su instrumento.

Las marionetas se toparon con una barrera de explosiones que los hacía pedazos, que destruía cada fila alejándolos de los heridos y los sanadores.

Lan Wangji, segundo jade de Gusu Lan bajó hasta que sus pies tocaron tierra.

Firmemente se interpuso en el camino de las marionetas sin dejar de tocar. Otros escuadrones se unieron a los diez primeros, Lan Wangji dejó su instrumento y sacó su espada.

Bichen voló por el aire llena de energía espiritual de su dueño, atravesando cuerpos y cortando cabezas.

Medio Shi fue suficiente y todas las marionetas habían encontrado el descanso eterno a manos del segundo jade.

Él no se quedó a recibir felicitaciones, fué hasta otra parte del campo de batalla dónde estaban teniendo problemas y se unió a la pelea ayudando a los discípulos de las sectas a avanzar y alcanzar a los líderes.

Amor inmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora