Esa noche no pasó nada más, por lo que decidieron regresar al palacio a intentar descansar. Se habían desplazado la mayoría de regimientos a puntos estratégicos, a excepción del de Uranus que seguía a la espera de órdenes. Por cómo iban las cosas, necesitaban que Haruka pueda, por lo menos, intentar liderar al grupo. Según los informes de Takao, uno de los generales del regimiento, los hombres empezaban a preguntarse por qué la comandante no compartía tiempo con ellos como siempre.
Neptune no pudo descansar. El tiempo se agotaba y tendría que empezar pronto con su propio plan. La reunión con los generales se pactó a las 15 horas, por lo que tenía aún un poco de tiempo para pensar.
Haruka despertó pensando en Michiru. Ese día era su cumpleaños y ella no estaría. Según lo que le dijo Pluto, cuando regrese a su época sería como si el tiempo no hubiera pasado. Si era verdad entonces podría estar a su lado como se debía y no recordaría nada. Sin embargo, en ese preciso instante, su Michiru no sabía que pasaba ni donde estaba y eso la hacía sentir culpable por alguna razón que ni ella misma sabía. Salió de la habitación y caminó sin rumbo. No tenía ganas de ver a nadie, sentía que todos escondían algo y no querían decirle. Era una extraña entre gente conocida. Explorando un poco el castillo, entró a una sala inmensa. Al parecer era el lugar donde se llevaba a cabo grandes recepciones. A ambos lados podían verse los enormes jardines que rodeaban el palacio. En una de las esquinas, cerca al trono, había un piano de cola. No pudo resistir la tentación y se acercó. Deslizó los dedos por encima de las teclas. Hacía mucho tiempo que no tocaba nada, ni siquiera con Michiru. Se percató que había perdido tiempo valioso por andar metida en su mundo, dejando de lado las cosas simples que disfrutaba plenamente cuando lo compartía con ella. Se sentó y empezó a tocar Porz Goret, de Yann Tiersen.
La melodía llamó la atención a Neptune, que había despertado muy temprano ese día para evitar encontrarse con las demás, incluida Haruka. Hacía mucho que no escuchaba esa melodía, por lo general el músico de la corte solía tocar muy bien, pero nunca con ese nivel de interpretación, prácticamente podía sentir la angustia en la música. Siguió la melodía hasta llegar a la sala de reuniones. No necesitó ver de quien se trataba para saber que era Haruka. Esa Haruka a la que amaba, la que hubiera hecho lo imposible por estar a su lado, en la vida o la muerte.
Esa Haruka, que no era la suya.
Se asomó con cuidado por la puerta y la vio allí, con los ojos cerrados, moviendo los dedos con maestría sobre el piano, ensimismada en sus pensamientos como solía hacerlo cuando algo la perturbaba. Podía sentir la tristeza en cada nota, pero también la espera, el anhelo, la duda, el miedo, el amor.
Fue su momento de cerrar los ojos y dejarse llevar por esos sentimientos y no pudo evitar que una lágrima callera por su rostro. Cuando las últimas notas sonaban se incorporó, secó sus lágrimas y caminó en dirección opuesta, decidida más que nunca en empezar su plan ese mismo día. Si todo salía bien, esa Haruka regresaría muy pronto al lado de su Michiru, "y yo..." pensó "yo terminaré todo esto al fin".
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Haruka no había visto a Neptune en todo el día, a pesar de haberla buscado. Era su cumpleaños, después de todo. Sin embargo, todo en el palacio parecía un día normal, no había fiestas, ni reuniones, ni nada. Habría jurado que en esa época celebrarían con bailes y demás.
Dio las 15 horas como se había previsto y fue a la sala de reuniones. Allí vio a Neptune por primera vez en el día.
-Haruka, te estábamos esperando –dijo, a la vez que Takao y Takeshi se ponían de pié y saludaban a su comandante –es hora de que tengas tu primera misión con tu equipo.
-¿Qué? ¿en qué momento discutieron esto?
-Nos reunimos un poco antes –Haruka miró a Takao y Takashi a los ojos, como si la hubieran traicionado, estos bajaron los ojos, avergonzados. Luego regresó la mirada a Michiru.
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Reminiscencia
RomanceHaruka, aburrida de la paz después de la guerra, busca nuevas emociones y las encuentra en los piques de autos y en una cautivante mujer. Por otro lado, el futuro Tokio de Cristal está bajo ataque y S.Uranus, comandante del ejército, cae en coma des...