(Intentaré continuar la historia, en nombre de la persona que amo y de lo que significa esta historia para mí en relación a ella...)
Haruka caminó como pudo hasta la antesala del tiempo. Tenía una venda alrededor del torso, estaba cubierta con una bata y varios parches en el rostro ocultaban sus heridas, pero no le importaba. El dolor que sentía era menor a su frustración por no saber qué era lo que pasaba. Al llegar, la puerta de la sala estaba cerrada. Intentó abrirla pero no lo logró.
-¡Pluto! –gritó mientras golpeaba la puerta con el puño –¡Pluto ábreme! –golpeaba cada vez más fuerte, moviendo la manija y empujandola con el hombro intentando forzarla.
-Silencio –se escuchó detrás de ella. –¿dónde crees que estás?
-Michiru... -dijo volteando a verla.
-Neptune –contestó tajante.
-¿Qué? –dijo sin entender.
-Soy Neptune. Tal vez no te has dado cuenta, pero no estás más en el siglo XX. Fue mi error no haberte corregido desde el principio. A partir de este momento me llamarás Neptune. Transformada o no.
-Pero... espera –se puso frente a ella –¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué ese cambio repentino?
-Las cosas van a ser así a partir de ahora –Haruka frunció el ceño por la expresión inmutable de Neptune.
-Bien, pero si Pluto no está para contestar mis preguntas, entonces contéstalas tú, Neptune. –una sonrisa seguida de una risa burlona hizo que Haruka se molestara más y cerrara los puños.
-Haruka... -se acercó y acarició su rostro sin dejar de sonreír con burla –tú estas aquí para cumplir una misión y no para hacer preguntas.
-Pero Michiru –una cachetada en el rostro la detuvo.
-Neptune, dime Neptune, no lo voy a repetir otra vez.... –Haruka se quedó mirando hacia el suelo mientras Neptune se dió la vuelta, dándole la espalda y apretando los ojos fuerte para no llorar, cerrando los puños e intentando controlar el temblor de su cuerpo. Sabía que estaba siendo dura con Haruka, pero no tenía opción –Andando... tenemos que empezar tu entrenamiento.
Neptune salió con paso firme sin mirar atrás. Haruka la siguió segundos después, sin decir una sola palabra.
****
Haruka caminaba detrás de Neptune, preguntándose qué es lo que había pasado para que cambiara de actitud tan radicalmente y reaccionara de esa manera tan violenta. Nunca había ocurrido nada similar en los años que estaban juntas, ni siquiera cuando, en algún momento, tal vez hubiera merecido realmente una cachetada. "Entonces porque..." se preguntó.
En toda su preocupación no se dio cuenta que Neptune la llevaba al otro lado del castillo, donde había una torre de vigilancia. Al llegar, Neptune volteó a verla.
-Sube –le dijo cortante. Haruka hizo caso y subió, siendo seguida detrás por Neptune. Lo que vio al estar arriba la sorprendió. Frente a ella pudo observar un largo bloque de aproximadamente 50 soldados, todos formados perfectamente. En su pecho la insignia de la reina y en el brazo el símbolo de Uranus rodeado de una corona de laurel. –Son tus soldados... en este momento están esperando a que llegues a pasar revista. Es la primera vez en todo este tiempo que no pasarás... -dijo esto último más para sí. Haruka volteó a verla y pudo apreciar su mirada perdida en dirección al horizonte, no parecía estar viendo la formación.
-Entonces iré –dijo firmemente. Neptune volteó a verla.
-No puedes, reconocerán enseguida que no eres tú.
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Reminiscencia
RomanceHaruka, aburrida de la paz después de la guerra, busca nuevas emociones y las encuentra en los piques de autos y en una cautivante mujer. Por otro lado, el futuro Tokio de Cristal está bajo ataque y S.Uranus, comandante del ejército, cae en coma des...