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Aún me dolía la cabeza.

Y estaba con los humores en llamas. Me habían raptado los sucios piratas, no podía estar más aquí. Mi vestido estaba totalmente arruinado, con manchas por doquier y rasgado. Al menos esta vez Dinah no se enfadó, pues no había sido por mi culpa.

O bueno, un poco.

Pero es que no podía dejar al niño ahí fuera a su suerte, era el trabajo de una princesa y futura reina el velar por su pueblo. Y gracias a eso terminé en el infierno.

Al menos El Capitán Mike era amable con nosotras, pero nunca debíamos olvidar la regla número 2: no confíes en los piratas o en las brujas. Y lo que era peor, su hija era detestable. Ahora el hecho de casarme no parecía tan mal a comparación de mi situación actual.

-Al menos los camarotes son separados -dijo Dinah despojándose de su uniforme, quedando en pantaletas, menos más que parecían pantalones de hombre.

Y era verdad, este barco era inmenso, tenía bastantes camarotes, con 2 literas en cada uno, y eso que la tripulación era mucha. Era obvio que tenían demasiadas cosas, si no eran más que uno miserables ladrones. Y habían robado de Mi Pueblo.

-Necesito un baño -dije tocando mi enredado cabello.

-Ni me lo digas, apestas a cerdo.

Ambas empezamos a reír, cuando escuchamos unos toques en la puerta. Me enderecé en "mi cama", colocando ambas manos en mi regazo.

-Adelante.

Al instante, la pirata que vestía faldas entró al lugar, dándole una mala mirada a Dinah, pues había insultado su sentido de la moda.

-El capitán Jauregui ha dado por comenzada la cena -avisó.

-Muy bien, esperaremos aquí -dije asintiendo.

Pero por alguna razón, la chica no se movió de su lugar, simplemente nos miraba extrañada. Enredó ambos brazos frente a su pecho, recostándose en una pierna.

-¿Disculpa?

-¿Pasa algo? -pregunté.

Ella soltó un suspiro. -Acabo de decir que la cena ya está lista.

-He escuchando correctamente, y te he dicho que esperaremos aquí nuestra comida. Gracias.

Dinah nos miraba seria. ¿Qué estaba pasando? No entendía nada, ¿por qué la chica de faldas parecía tanto molesta como divertida por la situación? No creía que los piratas eran lo bastante tontos como para no comprender. ¿Cierto?

-Escucha niña -la chica puso las manos en las caderas, inclinándose un poco hacia adelante, provocando que su sombrero cayera un poco. -No soy tu sirvienta, esto no es tu amado castillo, ahora somos nosotros quienes damos las órdenes. Así que si ambas quieren comer van a tener que salir con toda la tripulación, o pueden quedarse aquí y morir de hambre.

Sin siquiera esperar una respuesta, salió del camarote. ¿En serio? ¡Que falta de simpatía y clase! Los piratas deberían estar extintos.

-Es mejor que salgamos -Dinah se levantó de su asiento, caminando hacia la puerta.

-¡No voy a comer con esa bola de rufianes! -exclamé dejando caer las manos en la cama dramáticamente.

El drama era lo mío.

-Solo sígueles la corriente y no hables con ellos, no podemos quedarnos sin comida, _______.

La miré, Dinah podía ser una persona muy convincente pero, para ser sincera, me faltaban las palabras reconfortantes de Ally. Mi amiga puso ambas manos a las caderas, tenía razón. Suspire cerrando los ojos. Ahora debía sentarme con esos asquerosos, aguantar su olor y comer al mismo tiempo. Ahora que lo pensaba, caminar por la plancha no parecía tan mala idea... aunque no supiera nadar.

Pirates (Lauren Jauregui y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora